
Al Capone fue posiblemente el mafioso más conocido de todos los tiempos, estaba en la lista de los más buscados por la policía pero cada vez que le atrapaban quedaba libre por falta de pruebas. Curiosamente solo pudieron condenarle a la cárcel por evasión de impuestos. En los Intocables veremos el trabajo del agente Eliot Ness y sus compañeros para intentar meter entre rejas a este mafioso.
Durante los años treinta, en plena ley seca, tras el asesinato de una niña por culpa de la guerra del alcohol, Eliot Ness (Kevin Costner) —un agente federal— jura encontrar a los culpables y a detener el tráfico ilegal de alcohol. Una noche Ness conoce a Malone (Sean Connery) —un policía de la vieja escuela—, al que reclutara para capturar a Al Capone (Robert De Niro), y poco después se unirán al equipo Oscar Wallace (Charles Martin Smith) —un agente del tesoro— y George Stone (Andy García) —un cadete de policía—, dando lugar a un equipo, llamado “los intocables” por la prensa, cuya principal misión será fastidiar todos los planes de los mafiosos por traer alcohol a Chicago. Al principio no se harán notar demasiado, pero poco a poco llamarán la atención de su principal presa, el propio Capone, decida acabar con ellos para proseguir con sus negocios, para lo que contratará a un asesino a sueldo para eliminarlos uno a uno.
Estamos ante una de esas pelis que si bien no tienen la estela de supuesta perfección de El padrino, sí que ha pasado a la historia como una de las mejores. Y no es ninguna sorpresa, sobre todo cuando Brian De Palma consiguió reunir a un gran elenco de actores para dar vida a los personajes reales de está historia. El primero de ellos y más destacable seria Robert De Niro en el papel de Al Capone —no podía faltar De Niro en una peli mafiosa—, cuyo personaje tiene momentos impactantes, como la del bate de béisbol, pero también su primera aparición mientras lo afeitan y es interrogado por un montón de periodistas. Kevin Costner, el antagonista del anterior, es el auténtico protagonista de la función al dar vida a Eliot Ness, un hombre justo, incorruptible y que siempre hace lo correcto, pero que esta vez necesitará recurrir a la ayuda de un poli veterano, alguien de la “vieja escuela” para atrapar a los gánsters, este será el agente Malone interpretado por Sean Connery —papel que le valió el Oscar al mejor actor secundario—, dando lugar a una pareja ganadora de héroes reales que luchan contra un mal, también, demasiado real. Si a estos, además, sumamos a Andy García o Billy Drago estaremos ante un gran reparto.

Lo cierto es que podríamos pensar que Los intocables de Eliot Ness es una peli lenta y que puede llegar a cansarnos por la temática y un ritmo no demasiado trepidante, sin embargo, la factura con la que el equipo de Brian De Palma lleva a la gran pantalla una de las historias más conocidas sobre el crimen, hacen de ella una de esas pelis en las que, cuando nos queramos dar cuenta, habremos llegado a su final sin haber mirado el reloj. Lo curioso del asunto es que De Palma, cineasta con nombre y apellidos propios, se aleja de su entorno de comodidad más cercana al crimen latino de Florida, como ya había hecho en Scarface o haría en Carlito’s Way junto a Al Pacino, para ir al germen del imaginario del cine de mafioso, en un contexto más cercano a los orígenes de la familia Corleone que a lo de los mencionados títulos; demostrando que es un cineasta con mayor perspectiva de la que parece logrando captar la esencia y caracterizando una época muy particular.

Todo ello hace que esta cinta es un clásico del cine negro, ley seca, contrabando, organizaciones criminales, policías buenos, agentes corruptos, asesinatos, ajuste de cuentas… todo lo relacionado con el mundo de la mafia y el crimen organizado está ahí metido, todo bien rodado y con una bonita escenografía para recordarnos los “felices” años 30. Por todo ello, Los intocables de Eliot Ness, ya desde su estreno, consiguió convertirse en un clásico moderno instantáneo.