
En 1995, Ang Lee, acompañado de la talentosa Emma Thompson como guionista y protagonista, llevó a la gran pantalla la adaptación cinematográfica de la obra Sentido y Sensibilidad de Jane Austen. Esta novela, publicada en 1811, fue la primera de la famosa escritora inglesa y se adentra en las complejidades del amor, el deber y la moralidad en la sociedad británica de principios del siglo XIX.
La trama sigue a las hermanas Dashwood, Elinor y Marianne, quienes, tras la muerte de su padre, se ven despojadas de su herencia, ya que la propiedad y los títulos pasan a su hermanastro, quien al ser varón hereda toda la fortuna. De este modo, Elinor, Marianne, su madre y su hermana menor se ven obligadas a mudarse a una modesta casa en el campo, en un entorno de aparente tranquilidad, pero marcado por las luchas internas y emocionales de cada uno de los personajes. Es en este retiro rural donde se desarrollan las historias de amor y desengaños de las dos hermanas: Marianne se enamora apasionadamente de Willoughby, mientras que Elinor trata de lidiar con sus propios sentimientos hacia Edward Ferrars, un hombre al que ama pero que parece estar fuera de su alcance.
El personaje de Elinor, interpretado por la misma Emma Thompson, es el modelo de «sentido» en la historia. Su racionalidad, autocontrol y tendencia a analizar las situaciones antes de actuar la convierten en un personaje introspectivo, cuya lucha interna es uno de los ejes de la película. Por otro lado, Marianne, interpretada por Kate Winslet, representa la «sensibilidad» en su forma más pura: una joven romántica, apasionada y emocionalmente expuesta, cuya visión del amor es idealista y, a veces, irracional. La interacción entre ambas hermanas, que muestran las distintas perspectivas del amor y las emociones, es el corazón de la obra y lo que le da profundidad a la trama.
La película es, en muchos aspectos, un éxito rotundo, ya que consigue trasladar con fidelidad los sentimientos y las preocupaciones de la familia Dashwood al espectador. Esto se debe en gran parte al trabajo excepcional de su elenco, donde cada actor aporta matices a su personaje y hace que las emociones, tanto de los momentos felices como de los trágicos, sean profundamente convincentes. Emma Thompson y Kate Winslet destacan en sus roles, pero también es necesario mencionar a actores como Alan Rickman, Hugh Grant y la siempre impecable Gemma Jones, quienes enriquecen aún más la experiencia cinematográfica.
La película también se distingue por su capacidad para capturar la atmósfera y el contexto histórico de la época, con una escenografía y vestuario que transportan al espectador directamente al siglo XIX. Los paisajes rurales, las mansiones y los pequeños detalles que dan vida al entorno contribuyen a la sensación de inmersión en una historia de amor y sacrificio propia de la literatura clásica.

Recomiendo encarecidamente este film a todos aquellos que disfrutan de las películas de época, las obras de Jane Austen y, en general, a los amantes de las historias profundamente humanas sobre el amor y las relaciones familiares. Sentido y Sensibilidad es una película que no solo captura la esencia de la novela, sino que también ofrece una narrativa visualmente rica, emocionalmente compleja y perfectamente ejecutada. Puedo afirmar con total seguridad que quienes se adentren en ella no quedarán defraudados.
Cabe destacar que Sentido y Sensibilidad fue un éxito tanto crítico como comercial, logrando 7 nominaciones al Oscar, de las cuales ganó una estatuilla al mejor guion adaptado, además de recibir 2 Globos de Oro, 3 premios BAFTA y numerosos otros premios, lo que subraya su calidad cinematográfica. Sin lugar a dudas, esta adaptación de 1995 se ha consolidado como una de las mejores versiones llevadas al cine de las obras de Austen.
En resumen, Sentido y Sensibilidad es una de las películas más destacadas de las adaptaciones de Jane Austen al cine, y considero que es una de las mejores que he visto sobre esta novela. Es un clásico moderno que sigue cautivando a los espectadores con su elegancia, sensibilidad y, sobre todo, con su eterna reflexión sobre los dilemas del corazón humano.