De la noche a la mañana, un misterioso virus se esparce por la tierra, haciendo que aquellos infectados —o mordidos por infectados— muera y revivan convertidos en zombis caníbales. En esta tesitura, seguiremos lo que le sucede a Ana, una enfermera que deberá huir de su casa cuando su marido la ataque, y a un grupo de personas que irán reuniéndose a su alrededor a medida que busque refugio; algo que hallarán en un centro comercial en cuyo interior encontrarán todo lo necesario para sobrevivir a las hordas de zombis hambrientos que se abalanzan sobre sus puertas.
En su debut como director, Snyder no empezó con algo fácil, sino que se enfrentó al remake de uno de los títulos más clásicos del cine de terror zombi, Dawn of the Dead de George A. Romero. Los responsables hubiesen podido hacer cualquier película de zombis —algo similar a lo que hizo Edgar Wright con Zombies Party, a medio camino entre la adaptación y el homenaje—, sin embargo, la idea fue embarcarse en una nueva versión de un clásico… y lo hicieron con éxito.
A pesar de que el propio Romero afirmó: «Fue mejor de lo que esperaba. Creo que es una buena película de acción. Los primeros quince o veinte minutos fueron increíbles, pero luego perdió su razón de ser. Se asemejaba más a un videojuego. No me aterrorizan las cosas que corren hacia mí; es como Space Invaders. No había un trasfondo», no se puede negar la virtud de esta peli, que no es otra que renovar una cinta que, si bien tiene un bagaje argumental mayor —ya que la versión de 1978 pretender ser más crítica con la sociedad—, no ha envejecido tan bien como se podría esperar de un clásico. Inevitablemente, la actuación es mejor —ya de por sí lo es el reparto encabezado por unos brillantes Ving Rhames, Sarah Polley y Michael Kelly entre otros—, pero también lo son los efectos especiales —visuales y de maquillaje—, y el ritmo, ya que siendo más corta que la versión de Romero —unos cuarenta minutos—, la acción transcurre más rápidamente y todos los personajes, sin excepción, no hacen más que correr, incluso los zombis.
Este último elemento es el otro punto de discusión entre los entendidos en la materia: ¿los zombis corren o no corren? Hay algunos que, basándose en una teoría científica sobre el rigor mortis, afirman que no, que no pueden. Otros, por el contrario, se postulan más por los que corren, como los que también aparecen en 28 días después, más vinculados al virus y no tanto al hecho de que los muertos se levanten de sus tumbas. Personalmente, creo que lo acertado es recordar que estamos ante un elemento de ficción, por lo que pueden ser tratados como nos plazca por el bien de la historia, como el caso de esta peli. Puede que, en los setenta, con unos muertos vivientes ya tenías suficiente para que la gente se asustara, pero hoy en día, en el que parece que estemos acostumbrados a todo y nada nos afecte, los zombis requieren ser algo más amenazador, no algo de lo que puedas huir simplemente corriendo.
Volviendo a la cinta, y dejando de lado su factor rejuvenecedor, tenemos que dejar claro lo que es: un entretenimiento puro y duro, con explosiones, disparos, sangre y vísceras por todas partes. El humor —negro, evidentemente—, surge de las situaciones absurdas y pasadas de vueltas —muy bien llevadas por un James Gunn en su mejor momento como guionista— a las que deben hacer frente los personajes. Pero, por lo demás, esta peli sigue el A-B-C de las pelis de zombis: un resurgir misterioso, ataques sorpresa, carreras a lo loco, avalanchas de muertos vivientes… Pero, oye, si es lo que buscas en esta peli lo encontrarás.
En pocas palabras, Zack Snyder y su equipo logran una buena cinta de terror zombi, muy divertida, espectacular y sin fallas, aunque sin tener la necesidad imperiosa de innovar, es decir, hacen un buen trabajo de artesano para ofrecer al público un buen espectáculo.
Por cierto, como apunte final, si bien en esta peli no hay quien se libre de la muerte más sangrienta imaginable, es muy interesante saber que a Chips —el perro— no le pasa nada. Los amantes de los animales podrán estar tranquilos, ya que lo de convertirse en zombi solo nos afecta a nosotros.