Allá por el 2001, cuando la saga de Harry Potter todavía no había visto su final —Las reliquias de la muerte no aparecería hasta 2007—, y con la mirada puesta en el estreno en el cine de la primera entrega de Harry Potter, J. K. Rowling escribió dos pequeños volúmenes que complementaban a la saga principal de libros Quidditch a través de los tiempos de Kennylworthy Whisp y Animales fantásticos y dónde encontrarlos de Newt Scamander. Ambos libros, que rondaban las sesenta páginas y cuyos beneficios se destinarían a las obras benéficas de la ONG, Comic Relief, fueron presentados como si se tratara de los libros utilizados por los protagonistas de la saga, con notas manuscritas a pie de página de Harry, Ron o Hermione, que servían para sumergirte más en el universo Harry Potter que, en ese momento, estaba creciendo un día tras otro. En resumidas cuentas, no se trataba de otra cosa que los supuestos «libros de texto» que se utilizaban en Hogwarts. Sin embargo, la profundidad de detalles con la que Rowling nutre todas sus páginas, hizo que, poco a poco, los fans se empezaran a interesar por los autores ficticios, sobre todo por Newt Scamander y su tarea como magizoologo. A resultas de ello, y con la saga Harry Potter más que finiquitada, en 2013 se anunció que la autora estaba trabajando en el guión de una nueva película inspirada en este personaje, que sería producida por Warner Bros. y dirigida por David Yates, responsable de las últimas cuatro entregas de Harry Potter. En el mundo que ahora nos encontramos, lleno de reboots, secuelas, precuelas, y ese largo etcétera que ya todos conocemos, ante tal anuncio, si bien todos nos alegramos, muchos fuimos los que nos asustamos, ya que podía ser que el resultado fuera un auténtico desastre, solo justificado por el dinero que se podían embolsar los responsables. Sin embargo, no fue así, al contrario, y aunque pueda ser poco imparcial —ya que entre mis muchos gustos «frikis» se encuentra Harry Potter—, creo poder afirmar sin miedo que esta película es igual o, incluso mejor, que la de Harry Potter y la piedra filosofal.
En 1926, mientras todo el mundo vive aterrorizado por los ataques del mago oscuro Gellert Grindelwald, el joven magizoologo británico, Newt Scamander, llega a la ciudad de Nueva York con un misteriosa maleta. Sus intenciones son desconocidas, pero todo da un vuelco cuando, por error, intercambia su maleta con la de Jacob Kowalski, un muggle… Ui, perdón… Un «no-maj» que quiere abrir una pastelería, sin demasiado éxito. Sin querer, Jacob soltará lo que Newt escondía en el interior de la maleta… Todo tipo de criaturas mágicas desconocidas que harán de las suyas por toda la Gran Manzana. A pesar de que la antigua auror, Tina Goldstein, intentará capturar a Newt por haber violado una del centenar de leyes contra las criaturas mágicas, la presidenta del MACUSA —Magicongreso Único de la Sociedad Americana—, no le prestará atención, ya que la ciudad se está viendo sometida a unos misteriosos ataques de origen desconocido, y que la mayoría sospechan que tras ellos está Grindelwald, mientras que unos pocos, como Percival Graves, creen que se trata de un animal peligroso que anda suelto. Las sospechas de Graves harán que ambas historias se crucen, convirtiendo a Newt en el enemigo uno de Nueva York.
A diferencia de otras franquicias, «Animales fantásticos» ha optado por escoger talento por encima de nombre, así por ejemplo, a excepción de Eddie Redmayne —que borda su papel de Newt— y Colin Farrell —que aunque queda bien en algunos momentos parece sobreactuado—, la mayoría de protagonistas no son los actores que suenan constantemente en los tabloides, como Katherine Waterston (Steve Jobs, Puro Vicio), Samantha Morton (John Carter, Minority Report), Dan Fogler (Los Goldberg, Fanboys), o Carmen Ejogo (Selma, Un lugar donde quedarse), haciendo que nos fijemos más en el personaje de que en cómo lo hacen. Además de ellos, también participan Ezra Miller —futuro Flash del Universo Cinemático de DC—, o los veteranos Ron Perlman y Jon Voight.
Y es que aunque los personajes y sus interpretes son una parte esencial de la historia —una historia que ya veremos como se desarrolla en las próximas cuatro entregas… sí, sí, cuatro pelis más—, lo que realmente le da muchísimo juego a esta película es la magnífica labor tanto en la creación de las criaturas, como el brillante trabajo de ambientación. En todo momento es perfectamente creíble que nos encontramos en el Nueva York de los años veinte, se habla de prohibiciones de todo tipo, existen clubs clandestinos, aparece la prensa por todos lados como en los asesinatos de la mafia, los edificios, el ambiente, la gente, el vestuario y absolutamente todo has ido diseñado y fabricado para que podamos viajar en el tiempo, hacia este pasado tan desconocido para la historia, incluso la manera de tratar tanto los colores como la fotografía. En este sentido, puede que uno de los valores de esta película es el trabajo de ambientación, que permite hacer creíble el resto de elementos no tan «reales» de la historia. Y entre estos elementos tan poco «reales» los que más destacan —además de la maleta de Newt, que tras verla todos vamos a querer tener una— son las criaturas. Creadas digitalmente e incluidas en posproducción, sus comportamientos, sus texturas y su interacción con los actores nos puede hacer creer que se trata de animales auténticos. Entre las muchas que se presentan —no diré ni cómo, ni dónde, para no romper la magia— destacan el bowtruckle —parecido a un insecto palo—, el billywig —algo así como un abejorro azul—, el demiguise —un perezoso que se hace invisible—, y el thunderbird —un primo lejano del fénix—; pero si uno se lleva la palma, ese no es otro que el escarbato —o niffler en inglés—, un animalillo parecido a un ornitorrinco que no puede evitar robar todas las cosas brillantes que estén a su alcance y que, debido a ello, provocará más de un quebradizo de cabeza a Newt y sus amigos, a la vez que hace las delicias del público.
Uno de los puntos fuertes de la película, a diferencia de otras muchas sagas y franquicias, es que tiene un final. Me explico: si ahora, por lo que fuera, no hicieran más, salvo algún que otro fleco, la película se podría ver por si sola, sin necesidad de segundas o terceras partes. Algo parecido a lo que sucedía en las primeras tres entregas de Harry Potter. Con esto quiero decir que, si bien se insinúan ciertos elementos que, con total seguridad, jugaran un papel crucial en las tramas, son solo eso, menciones, ya que existe una trama central que tiene un principio y un final, para todos y cada uno de sus personajes. Y este hecho es algo que se agradece, ya que, sin ir más lejos, para ver el final de Las reliquias de la muerte, tuvimos que esperar casi un año. Además, dichas menciones, muchas relacionadas con el mundo conocido de Harry Potter, no parecen girar en torno al niño-mago, sino que van hacia otros personajes.
Aunque sea una película que puedan ver niños, se nota que J. K. Rowling y el equipo de producción sabía para quién era esta película. Animales fantásticos y dónde encontrarlos es para todos aquellos que crecimos leyendo Harry Potter, que teníamos la misma edad que él cuando vivía sus aventuras, que seguimos esperando la esperada carta que nos lleve a Hogwarts, y que, ahora, hemos crecido y hemos descubierto que en el mundo de Harry Potter, los adultos no son solo profesores de hechizos o pociones, si no que hay todo un mundo por descubrir. Esta película es lo que fue en su momento el libro de Harry Potter y la piedra filosofal un billete hacia un lugar mágico que, todos aquellos que se dejen llevar, disfrutaran de principio a fin… Os lo puedo asegurar.