«La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido». — H. P. Lovecraft.
Uno de los mejores trabajos de Alan Moore y considerada por muchos como la mejor historia del Joker —excepto por Moore mismo que la odia—, La broma asesina es una novela gráfica influencial como pocas, tanto en el medio de los cómics como en Batman en si. Los creadores de The Dark Knight del 2008 así como Tim Burton para su film en 1989 se han influenciado de este, e incluso hay guiños a esta en la serie de videojuegos Arkham Asylum City e Origins por nombrar algunas cosas. Es además mi historia favorita del payaso psicópata, y tal como Watchmen y The Sandman es un cómic que leo y releo cada vez que puedo. Publicada en 1988 nos cuenta el origen del Joker, o al menos una versión de su origen.
Sí, esta es una historia de «origen» del que tal vez sea el villano de ficción más interesante jamás creado, pero yo no me la tomo como tal, no es su génesis definitivo pues el mismo Príncipe Payaso del Crimen admite que ni él está seguro cual versión de su nacimiento es la real. Esta versión es usada a mi gusto más para sustentar el drama psicológico que como un inicio canónico, para mostrarnos que fiel a su psicosis el Joker no quiere aceptar la responsabilidad de sus acciones y necesita probar que cualquier hombre puesto bajo la presión necesaria se volvería loco.
Este «experimento» lleva a uno de los momentos más chocantes de la historia de DC Comics —el cual ha resurgido a la luz de un cariz diferente a raíz de una polémica portada variante—, un evento que afectó la continuidad de Batman por más de quince años y fue hecho de una manera tan casual y sin drama por parte del Joker. Simplemente, la levedad con la que realizó una acción tan importante deja en claro la naturaleza del personaje.
Nuevamente, diré que si abordan The Killing Joke como una historia de sus comienzos a mi gusto lo están viendo mal. Pues si bien exploramos sus motivos, su psique y la dinámica entre él y el Caballero Oscuro; es todo una excusa para explorar la misma naturaleza humana, que todo lo que separa al Joker de cualquier persona es simplemente un muy mal día.
El Joker se medirá en una carrera contra el tiempo con Batman mientras este irá a jugar con dos de los aliados más cercanos del murciélago el comisario James Gordon de la DPGC y su hija Bárbara Gordon. Si el Joker puede hacer que el comisario Gordon se transforme en un loco delirante, entonces Joe Kerr, Jack Nappier, John Doe o como se haga llamar, tendría la razón en el asunto. Una historia tan simple como poderosa, emocionante, atrevida y muy psicótica.
Sin embargo Gordon sobrevive toda la tortura con su sanidad intacta probando que hay algo enterrado profundamente dentro de cada perturbado, una chispa de locura, que simplemente espera para el momento perfecto para encender un incendio. ¿Son los horrores de un acontecimiento particular que hacen un hombre pierda la cordura o su demencia es algo profundamente dentro del hombre mismo?
El contraste entre Jack Napier y el Joker es una genial adición al cómic que nos permite ver la evolución y desarrollo del personaje, y aunque su pasado no fuese real los flashbacks fueron excelentes porque el contraste con las escenas del presente que las preceden nos permiten ver el génesis de los personajes y los elementos que jugarán un rol a futuro para comprender mejor desde donde viene y por qué actúan de esa forma. Moore entiende algo que tantos escritores parecen pasar por alto: los payasos son inevitablemente gente miserable. Detrás de la sonrisa de cada payaso hay una historia triste, y el Joker no es diferente. Aunque es un asesino de masas implacable y brutal, el Joker se muestra como una figura vulnerable y patética, atrapado en un ciclo de violencia al igual que Batman.
Además La broma asesina es una buena exploración de la psique del Caballero Oscuro y su compleja relación con su némesis. A pesar de que el murciélago sale en escasas viñetas —pues este comic es totalmente del Joker—, sus segmentos en el cómic permiten una gran cantidad de progresión en la relación entre el Príncipe Payaso del Crimen y su némesis, y nos los muestran más parecidos de lo que Bruce quiere admitir.
Esta lucha física y mental entre Batman y el Joker fue el punto de inflexión para Bárbara Gordon quien por lo que el Joker tan feliz y ligeramente hizo, cayó directamente en una silla de ruedas. La forma en cómo se trata a Bárbara es el elemento más polémico en toda esta historia, ya que si bien esto catalizó una transformación desde Batgirl a una muchísimo más interesante y capaz Oracle, en esta historia ella continuaba una «moda ochentera» de hacer que las mujeres sufriesen destinos horrendos para que el héroe de turno canalizase su furia hacia el villano con mucha más fuerza, lo vimos con la novia de Kyle Ryner descuartizada en el refrigerador, la paliza y abuso sexual a Canario Negro para que Green Arrow se decidiera a matar, la pequeña niña que se comieron los perros en Watchmen para que Kovack se volviese Rorscharch y en este caso balear a Bárbara y sacarle fotos desnuda —en la versión original y deluxe, en la lanzada en la época la editorial requirió que saliese vestida en las fotografías— para poner a prueba la sanidad de Gordon y hacer que Batman estuviese al límite. Aunque en este caso en particular, y conociendo a Alan Moore el creador de personajes como Halo Jones, Mina Murray, Evey Hammond y varias otras, podríamos justificar que Moore no ve a las mujeres como meros recursos narrativos sino que es capaz de crear personajes femeninos fuertes, y en este caso y solo en este caso para avanzar la historia era necesario que Bárbara sufriese este destino dado que se cruzó con un personaje tan retorcido como es el Joker quien no distingue hombre de mujer, niño o anciano a la hora de apretar el gatillo y usar la navaja. Aunque puedo estar equivocado.
Donde realmente brilla eso sí, es en el arte, simplemente ¡Brian Bolland es un maestro! Tan meticuloso y detallista que se dedico a hacer una y otra vez las composiciones hasta que salieran como él quería, nadie ha dibujado al Joker como él, con esa sonrisa hacia el dueño del Carnaval o cuando apunta con el revólver a Bárbara, saliendo por primera vez transformado en su palidez demencial o la más memorable, cuando se ríe de su propio chiste y ¡Batman se le une! En mi caso eso sí, me quedo con la icónica portada del Joker luciendo perfecto en esa pose de fotógrafo. Tanto me gusta que tengo una versión tamaño poster en mi cuarto.
Su narrativa visual también es fenomenal, con cada página llena de detalle. La edición de este comic que poseo es la Deluxe Edition la versión recoloreada por el mismo Brian Bolland, nada en contra de John Higgins —el colorista original— pero es superado por un amplio margen aquí, la coloración y diseño de todos los personajes y ambientes lucen únicos, frescos y brillantes. Lo que destaca por encima de todo, fácilmente son los flashbacks en esta novela gráfica, el color blanco y negro le da una atmósfera noir elegante separando el pasado y el presente de gran manera y estableciendo notablemente el tono. Además la forma en cómo se usó el texto, condensado perfectamente en paneles con letras de buen tamaño que permite que esta historia se lea y disfrute de manera muy fluida. Simplemente no tengo más que elogios para Bolland pues su arte en esta novela gráfica el cual es perfecto.
Este cómic es un logro maestro y se merece todos los elogios que le llueven, retomándolo hace poco puedo decir que fue una lectura rápida y con mucho contenido en un arco tan simple e inteligente donde todo está perfectamente condensado, tanto la caracterización de personajes como la historia tipo thriller noir. Moore y Bolland crean una historia magníficamente atmosférica y un origen que nos permite entender al Joker —siendo falso o no— como una figura efectivamente trágica, resultando en un clásico que se sostiene perfectamente después de todos estos años. Y es un logro importante si la comparamos con otras historias de murciélago como Returns o Year One que necesitan sobre 100 páginas o Long Halloween cerca de 300 para alcanzar dicho status de «clásico» mientras que La broma asesina lo hace en 46 ¡solo 46! Una obra tan corta y al mismo tiempo tan influencial. Si te gusta Batman, debes leerlo, si te gusta el Joker debes leerlo, incluso si no te gusta DC o los cómic en general creo que igual deberías darle una oportunidad, porque es una obra de altísima calidad, brillantemente narrada, dibujada y una de mis novelas gráficas favoritas.
Además el final ambiguo con la broma alegórica te deja pensando si la conclusión de esta historia es real o imaginaria, digo ¿Batman riéndose junto con el Joker? ¿Al final James Gordon no cayó en la locura pero Batman sí? Simplemente creo que terminar la historia de esa manera con un chiste simplemente fue un golpe de genialidad de parte de Moore. A mi también se me ocurre uno… un murciélago y un payaso entran a una feria y…
Un artículo de Arsenio Lupin