Un sheriff del viejo Oeste, acosado por la culpa, llega a un acantilado en mitad del desierto, y a medida que avanza, a su mente llegan recuerdos de vivencias pasadas: disparos, una persecución en diligencia, un accidente, y una muerte… la de su padre. A lo largo de los años, ese hombre carga con lo que le sucedió cuando era pequeño, cuando, sin querer, al intentar salvar a su padre, apretó el gatillo que no debía apretar, y un disparo acabó con la vida de su padre, también sheriff. Ahora, al borde del mismo acantilado que se llevó a su padre, solo parece hallar un camino que seguir… ¿se arrojará al vacío? ¿volverá atrás en el último instante?
En 2015 se estrenó Borrowed Time —en castellano traducible por Tiempo prestado—, un cortometraje ambientando en el Lejano Oeste que, a pesar de ser animación, su contenido es mucho más adulto, cruel y duro de lo que podría aparentar. De la mano de un grupo de profesionales que han pasado por los estudios de Pixar y Blue Sky, nos llega este magnífico que surgió cuando decidieron aprovechar sus ratos libres para llevar a cabo un proyecto más personal. Aunque la factura y el talento Pixar es palpable, en seguida descubrimos que eso solo es un marco ideal para presentar una historia redonda. En apenas siete minutos, se nos presentan todos los elementos esenciales para configurar un buen western: tiroteos, persecuciones a caballo —en este caso en diligencia—, sangre, venganza, etcétera, etcétera. Todo ello hace que, al segundo de empezar el visionado te olvides por completo que se trata de animación y veas este corto como lo que es: una de las mejores historias del oeste jamás escritas.
A parte de la animación y de estos elementos que configuran un marco perfecto en el que desarrollar un argumento, con lo que realmente nos cautiva Borrowed Time es con sus personajes. Aunque solo son dos —tres si contamos el desdoblamiento que tiene uno de ellos entre su versión joven y su versión adulta—, llenan la pantalla y te olvidas de que en ningún momento vemos a los villanos que los persiguen, y ni tan siquiera se ve un caballo, pero son elementos que se intuyen. Normalmente, los personajes de los cortometrajes —de animación o no— tienden a ser muy planos cuando la historia es profunda, o viceversa, haciendo que siempre le falte algo al espectador. En el caso de Borrowed Time no es así, ambos personajes están perfectamente perfilados, consiguiendo una conexión inmediata con el público, y además la historia en la que se ven envueltos roza la perfección. Lo que demuestra esto es que si unos personajes son buenos, junto con una animación y una ambientación perfecta, una cinta puede prescindir de todos los elementos colaterales y meramente secundarios, para centrarse en lo que realmente importa.
Este tipo de cortometrajes tienen dos ventajas muy importantes. En primer lugar, para los realizadores, al tener que producir solo siete minutos pueden llevar a límite su talento en cada fotograma, aunque forme parte de un trabajo voluntario y llevado a cabo por un pequeño equipo. Y, para los espectadores, esto desemboca en un auténtico placer concentrado; como cuando uno se come una trufa de chocolate negro, el disfrute es más bien breve, pero es tan gratificante, que no importa… además permite repetir tantas veces como se quiera. Por este motivo, podríamos analizar casi fotograma a fotograma, y podríamos descubrir en que un solo paisaje, según la iluminación, se nos presenta como un escenario positivo o negativo —siempre aparece el acantilado, pero en el pasado es a mediodía, y en el presente es al ocaso—; también veríamos que hay cierta conexión entre padre e hijo, no solo porque ambos sean sheriff, sino por detalles como el bigote, el sombre y, evidentemente, el reloj que se convierte en la pieza clave de la historia; pero también hay diferencias, el padre se ve un hombre grande y radiante, mientras que el hijo, seguramente por la culpa de haber matado a su padre, siempre va de negro, de luto… Todos estos detalles, y muchos más que se van descubriendo a cada visionado, nos demuestran que para contar una historia no hacen falta dos horas y miles de millones de dólares, sino solo talento bien utilizado.
Personalmente, Borrowed Time es uno de esos cortometrajes que me tocan la fibra, no solo por la historia cargada de sentimiento, sino también porque no tiene ni un punto negativo al que poder criticar, por lo que, siempre que lo veo, no puedo evitar decirme: «por cosas como esta vale la pena ser aficionado al cine».