
Tres jóvenes amigos de Portland, Andrew (Dane DeHaan), Matt (Alex Russell) y Steve (Michael B. Jordan), descubren una misteriosa sustancia en un bosque y, como consecuencia, empiezan a desarrollar sorprendentes habilidades telequinéticas. Al principio, el hallazgo parece una bendición: pueden mover objetos con la mente, levitar e incluso volar. La emoción de sus nuevos poderes los lleva a experimentar con ellos de manera despreocupada, realizando bromas y pequeños desafíos que ponen a prueba sus límites. Sin embargo, pronto se darán cuenta de que el poder conlleva consecuencias y que, sin control ni madurez suficiente, las cosas pueden salirse de las manos.
Uno de los aspectos más llamativos de Chronicle es su innovadora propuesta visual. La película adopta el formato de found footage, es decir, está filmada desde la perspectiva de diferentes dispositivos de grabación, principalmente la videocámara que usa Andrew para documentar su vida. Este estilo, similar al de El proyecto de la Bruja de Blair o Monstruoso, no solo le da un aire de realismo, sino que también permite una inmersión más profunda en la historia y en la psicología de los personajes. A medida que sus poderes evolucionan, la forma en que se utilizan las cámaras también cambia, reflejando el desarrollo narrativo de una manera original y efectiva.
Aunque el punto de partida de la película sugiere una historia de ciencia ficción convencional, Chronicle se desmarca del género de superhéroes tradicional. Aquí no hay un héroe que deba salvar el mundo ni un villano con un plan maléfico; en su lugar, la película explora de manera más humana y realista cómo el poder puede afectar a una persona dependiendo de sus circunstancias personales. En especial, el personaje de Andrew se convierte en el eje central del relato. Víctima de abuso familiar y con problemas para encajar socialmente, Andrew ve en sus poderes una vía de escape y una oportunidad para empoderarse. No obstante, la falta de control emocional y la acumulación de resentimiento lo llevan por un camino peligroso, lo que convierte la película en una reflexión sobre cómo la frustración y el aislamiento pueden desembocar en consecuencias catastróficas cuando se mezclan con una fuerza sin límites.

A nivel técnico, los efectos especiales sorprenden teniendo en cuenta el presupuesto modesto con el que se realizó la película. Las secuencias en las que los protagonistas ponen a prueba sus habilidades están bien logradas, especialmente aquellas en las que vuelan o manipulan objetos con la mente. Además, la película se las ingenia para mantener el estilo de grabación en primera persona sin que esto se vuelva repetitivo o forzado. Sin embargo, en su acto final, el tono de la historia cambia drásticamente y da la impresión de que la trama se descontrola un poco, perdiendo parte de la naturalidad que había construido hasta ese momento.
A pesar de este pequeño inconveniente, Chronicle sigue siendo una propuesta fresca y distinta dentro del cine de ciencia ficción. No se trata de una historia de superhéroes al uso, sino de una exploración de cómo la adquisición de poder puede cambiar a una persona dependiendo de su entorno y sus traumas. Es una película que nos invita a cuestionarnos qué haríamos si estuviéramos en el lugar de sus protagonistas y, sobre todo, cómo el poder puede sacar lo mejor o lo peor de nosotros.