
Desde los anuncios y trailers, Civil War parecía que iba a ser una película bélica intensa o, al menos, un análisis/crítica sobre el estado actual de Estados Unidos. Y no es que esperáramos otra lección moralista sobre el apocalipsis americano, pero lo que Alex Garland ofrece es un drama lento disfrazado de road movie que pierde el rumbo casi desde el principio dejando una historia poco interesante.
El tema central de la película es el periodismo de guerra, o más bien, la crítica a la forma en que los medios se alimentan del sufrimiento humano. Hasta aquí todo bien, pero el problema es que Garland se queda en la superficie. Los personajes, liderados por una Kristen Dunst que parece aburrida de estar ahí, deambulan por un Estados Unidos destrozado, fotografiando el caos sin que les importe realmente lo que pasa a su alrededor. Esta frialdad, aunque buscada a propósito, acaba por deshumanizar tanto a los personajes que al espectador le cuesta conectar o preocuparse por lo que les ocurre.
La idea de convertir la película en una especie de road movie suena interesante, pero en la práctica, se convierte en un aburrido viaje de carretera con diálogos sosos y situaciones que no llevan a nada. Uno podría esperar que una película que juega con la idea de una guerra civil en Estados Unidos se sienta urgente, tensa, que te mantenga al borde del asiento. Pero aquí, salvo por algunas escenas al final, la mayor parte del tiempo estás luchando por mantener los ojos abiertos.

Garland quiere que sintamos la tensión y la ansiedad de los personajes, pero el ritmo lento y la falta de coherencia en la narrativa hacen que la película se sienta interminable. Es como si estuvieras en un viaje que prometía ser emocionante, pero que se convirtió en una pesadilla de paradas innecesarias y conversaciones triviales.
Uno de los aspectos que más llama la atención es la decisión de Garland de mantenerse apolítico en una película sobre una guerra civil en Estados Unidos. En lugar de meterse en el contexto sociopolítico que pudo haber hecho la historia más rica, Garland deja todo en el aire, confiando en que seamos nosotros quienes completemos las piezas. Pero esta falta de dirección hace que la película se sienta vacía, como si estuviera evitando decir algo realmente relevante o incómodo.

Pero bueno, no todo es malo, si hay algo que se puede rescatar de Civil War, es su apartado técnico, como en prácticamente todas las pelis del director, hay que reconocer que en esto el tío lo clava. La película es visualmente impresionante, cada plano está cuidado al detalle y la dirección artística es impecable. Lo malo es que no tiene nada más. Es como un regalo muy bien envuelto que, al abrirlo, está vacío.
En resumen, Civil War es una película que intenta ser profunda y crítica, pero se pierde en su propia pretensión. Aunque es visualmente impresionante y tiene momentos que podrían haber sido impactantes, la falta de desarrollo en la trama, los personajes desconectados y un ritmo exasperantemente lento hacen que la experiencia sea, en su mayoría, frustrante. Garland ha hecho películas mejores como Ex Machina, quizá la mejor, o incluso Aniquilación está mejor desarrollada, en cambio Civil War es, lamentablemente, un paso en falso en su carrera.