Nos encontramos a finales del siglo XIX, en un lugar indefinido del «Lejano Oeste» de los Estados Unidos. Por aquel entonces, en los estados del Medio Oeste y del Oeste habían cuatro pueblos perdidos de la mano de Dios, la mayoría de ellos dedicados a la minería y al ganado con poco éxito. A las afueras de uno de estos pueblecitos, en mitad del desierto, un hombre despierta magullado, cansado, amnésico y con un extraño brazalete en su muñeca. Poco después de aparecer en el pequeño Absolución es detenido por el sheriff por ser, en realidad, Jake Lonergan, un temido forajido y ladrón de ganado. Sin embargo, en mitad de la noche, cuando espera que los marshals lleguen para llevárselo, una extrañas y enormes máquinas voladoras atacan la pequeña villa, llevándose con ellos algunos prisioneros, como el hijo del cacique local, Woodrow Dolarhyde, un antiguo militar y propietario de ganado. Los supervivientes de este misterioso ataque, muchos de ellos enfrentados por cuestiones nimias comparadas con lo que les acaba de suceder, deciden unir sus fuerzas para enfrentarse a esta amenaza. Incluso quieren contar con la ayuda de Lonergan, ya que, gracias al brazalete que lleva en su brazo, ha conseguido derribar una de las máquinas voladoras. Un variopinto grupo de hombres, que también cuenta con un niño, un perro y una enigmática mujer, encabezados por Dolarhyde y Lonergan, emprenderán una aventura para rescatar a los suyos, a la vez que intenten destruir a los extraños atacantes, aunque no sepan a que se enfrentan.
Jon Favreau, director de las dos primeras y exitosas entregas de Iron Man, se apunta un nuevo tanto como director de cine de acción y ciencia ficción, atreviéndose a llevar a cabo una historia tan compleja como un western, con el añadido del handicap de tener que incorporar aliens a la historia y que no parezca un postizo. En parte, el buen resultado de esta peculiar combinación ha sido gracias al guión escrito por profesionales de la ciencia ficción y del espectáculo como Roberto Orci, Alex Kurtzman, Damon Lindelof, Mark Fergus, Hawk Ostby y Steve Oedekerk.
Los responsables de esta película han conseguido crear un western clásico con todos sus elementos básicos: el pueblo polvoriento, los indios, el cacique malvado, el sheriff, el saloon, los ladrones de ganado, incluso un matasanos y un predicador; que, aun sin los extraterrestres, podrían haber funcionado como un clásico del género, siendo bastante resultón y correcto. Pero es que además se atreven a incorporar un elemento tan contemporáneo como unos extraterrestres. Y es que pocas veces nos lo planteamos, estamos tan acostumbrados a que las invasiones alienígenas sean una cosa del presente, que tengamos que enfrentarnos a ellas con la tecnología actual, que no nos preguntamos que sucedería si invasiones tan impresionantes como las de Independence Day o Pacific Rim, hubieran tenido lugar en la época que transcurre Cowboys & Aliens, o antes.
Lo curioso de todo esto, es que la película empieza como un western normal, en el que cada personaje tiene un rol bien definido —marcado por la tradición del género—, pero la aparición del amnésico con el brazalete y de los extraños invasores —que no son indios, ni otro tipo de enemigo clásico de un western, si que había otro—, hace que todos ellos actúen en consecuencia, considerando que es más peligroso la amenaza externa que un ladrón de ganado. Este cambio en la psicología de los personajes hace más creíble la historia, ya que, de lo contrario, no habría sido más que una película en la que los aliens dominan la pantalla y el ritmo argumental, mientras que un grupo de humanos corretean a su alrededor.
Para mantener la ambientación en el «Far West», tan necesaria en una película con contexto histórico, Favreau y su equipo se apoyó en una cuidada iluminación, en que las noches están llenas de penumbra y oscuridad, acrecentando, de este modo, las escenas de terror en las que los aliens atacan sin cuartel.
Además del elaborado guión y la buena ambientación, una de las principales bazas de Cowboys & Aliens es su cartel. El protagonista es Daniel Craig, que entre película y película de 007, se divirtió haciendo de forajido al lado de actores de la talla de Harrison Ford, que borda su papel de cacique malvado. Olivia Wilde, Clancy Brown, Adam Beach, Sam Rockwell, Ana de la Reguera, Keith Carradine y Walton Goggins completan este reparto lleno de estrellas que, sin duda, era mucho más llamativo para el público.
Puede que el film no sea una de las grandes películas de los últimos años, sin embargo la atrevida combinación de géneros y el magnífico reparto la convierten en uno de los mejores ejemplos del cine-espectáculo, ya que juega con dos de los tipos de películas más populares de la historia del cine, el western y la ciencia ficción. En definitiva, Cowboys & Aliens es una increíble película de género, que si bien no es una obra de arte, no dejará a nadie indiferente ni insatisfecho.