
Las tres últimas pelis de Tony Scott son muy parecidas entre sí, las tres son thrillers de acción, suelen tener una tensión abundante y están protagonizadas por el incombustible Denzel Washington, uno de esos actores que no necesitan mucho para llenar la pantalla, y el director lo sabe y lo ha usado en gran parte de su filmografía. Y es que cuando un actor es bueno hace mejor una peli que de por sí no vale tanto, es el caso de Déjà Vu. Una peli que podía haber dado mucho de sí si la trama no se fuera a donde se van el noventa por ciento de las pelis Hollywoodienses.
Una mañana en Nueva Orleans hace explosión un ferry con más de 500 personas a bordo, el agente Doug Carlin (Denzel Washington) enseguida lo atribuye a un atentado terrorista. Carlin tiene una pericia para analizar y distinguir rápidamente lo relevante y lo secundario en una escena del crimen. Con su habilidad, un agente del FBI (Val Kilmer) al mando de un misterioso equipo de investigación lo recluta para encontrar al sospechoso de dicho atentado, para ello cuentan con una máquina capaz de visualizar lo ocurrido en el pasado con gran precisión, Doug centrará la investigación en una chica, Claire Kuchevan (Paula Patton) muerta aparentemente en el atentado del rio.
Estamos ante una peli con toques de ciencia ficción, en especial de viajes en el tiempo. Para ello cuentan con un equipo de cámaras de vídeo que son capaces de reproducir lo que ha ocurrido cuatro días antes en la ciudad. Al principio lo venden como que simplemente son cámaras de vigilancia con un software de inteligencia artificial que recrea los escenarios y los ángulos de visión, pero tanto Doug como el espectador enseguida se dan cuenta de que tiene que haber algo más, es cuando el agente Pryzwara (Val Kilmer) le indica que pueden ver el pasado y que eso es una máquina del tiempo. Hasta ahí bien, la historia tiene su gracia y el sistema de cámaras promete mucho, el problema está donde siempre. Al tratarse de una peli de viajes en el tiempo volvemos a tener el típico recurso de estas pelis, alguien nos tiene que explicar lo del papelito que se pliega sobre si mismo, si ese que para ir del punto A al punto B en linea recta, lo doblamos y los puntos quedan juntos, a eso lo llamamos agujero de gusano, no hay peli que no te explique dicho suceso, parece que no haya otra manera de explicarlo, pero bueno al fin y al cabo tampoco es tan grave. Pero de nuevo volvemos a tener romances forzados y clichés como el típico que ante la negación de los científicos o expertos en decir que no se puede enviar algo al pasado, o como mucho algo no orgánico, pues en un momento dado nuestro prota se meterá en la máquina para viajar al pasado. Un poco lo de siempre, nuestro todo poderoso prota sabe mejor lo que hay que hacer que los supuestos expertos. Quitando esto, la manera de rodar típica de Scott hace que la peli se mantenga, me gusta como en esta y en los dos últimos films el director mantiene una buena tensión y acción dinámica con poco tiempo para el descanso, ayuda también -y mucho- que el prota sea Denzel Washington, que a poco que haga sobresale por encima del resto, es un actor perfecto para llevar todo el peso de una película. Del resto del reparto, el que quizá más falle sea el malo de turno, Jim Caviezel es quien lo interpreta y el personaje es totalmente superficial, es malo porque sí y punto, no hay trasfondo.

En definitiva la peli es entretenida pero abusa como siempre de los tópicos del género, aporta la gracia de los viajes en el tiempo para resolver un caso policíaco pero sin terminar de gestionar bien esos elementos, podría haber sido más redonda si no tirasen por el camino fácil.