Tras siete años desde que dirigiese su última peli., Señales del futuro (2009), Alex Proyas vuelve a la carga con una película de fantasía y con la mitología egipcia como protagonista. Por desgracia, no vamos a encontrar nada nuevo en esta versión.
La historia la hemos visto mil veces en este tipo de películas, tenemos al malo, en este caso el dios Seth, que usurpa el trono de Egipto y se autoproclama rey matando a todo el que se interpone, excepto al protagonista que solo es desterrado. El dios Horus, el protagonista, inicia su aventura para destronar a Seth, para ello cuenta con la ayuda de Bek, un chaval, mortal, cuyo principal interés es devolverle la vida a su amada fallecida. A pesar de que nos dicen que es un chaval cualquiera, un ladronzuelo sacado de las calles de la ciudad, vemos enseguida que tiene una destreza y agilidad digna de los dioses. Estos dos, junto algunos otros que se les unen, serán los encargados de recuperar el trono de Egipto de las garras del malvado Seth.
Una historia clásica en este tipo de película, no hay nada nuevo que no hayamos visto, todo ello además se ve estirado en un metraje al cual le sobran algunos minutos.
En cuanto al reparto, llama la atención de Gerald Butler haciendo el papel de villano, al espartano normalmente lo vemos siempre como el protagonista que resuelve todos los problemas, en esta ocasión el papel de héroe se lo han dejado para Nikolaj Coster-Waldau, Jaime Lannister para los amigos, el cual cuesta de ver en otro papel que no sea el de Juego de Tronos. No es que estos personajes encajen en lo físico con como se supone que eran los egipcios pero bueno, es Hollywood y para ello el rigor histórico no es lo más importante. Pero al menos no desentonan y lo hacen bien, sobretodo Butler. También tenemos en pantalla a Chadwick Boseman (pantera negra en Civil War) como el dios Thoth, e incluso sale Geoffrey Rush en el papel del dios Ra, lo poco que sale es de lo mejor de la película. El resto del reparto queda mas deslucido.
Quizá la parte donde más peca es en el tema visual. Al principio llama mucho la atención por lo colorido de las imágenes, hasta que te das cuenta que abusan del CGI para todo, los escenarios están muy recargados y el aspecto recuerda más a los videojuegos, lo peor es cuando los dioses se transforman en animales mitológicos, un aspecto que recuerda demasiado a los Power Rangers de antaño, solo les falta que hagan una coreografía al transformarse. Por otra parte, los efectos especiales no ayudan y desentonan, como cuando los personajes pasan de CGI a carne y hueso, o las explosiones que están digitalizadas. Eso unido a algunos fallos visuales hacen que decaiga el interés ya de por sí bajo en la película.
Como siempre otra peli más que no se esfuerza en pasar del entretenimiento más básico, no vas a encontrar nada que no hayas visto en otras pelis como Furia de Titanes, Hércules, Percy Jackson, el Rey Escorpión (las secuelas) y ese tipo de películas de las cuales cualquiera de ellas ya es mínimamente superior a esta. Ni siquiera vale como interés por la mitología egipcia, ya que el rigor histórico está muy cogido por los pelos. Poco recomendable la verdad.