
Christopher Nolan se ha convertido, por nombre propio, en uno de los grandes directores de cine que tenemos actualmente, la cantidad de seguidores y de “haters” que tiene son tantos como los debates que se ocasionan en las redes sociales. Lo ames o lo odies, Nolan no deja indiferente a nadie.
Tras la genial Interstellar (2014), Nolan cambia de aires y opta por un film ambientado en la segunda guerra mundial y basado en un echo real. Es la primera vez que el director británico abandona el tono sci-fi y de misterios para ofrecernos algo más real.
La historia se basa en la Operación Dinamo. En 1940 en plena Segunda Guerra Mundial un grupo de soldados británicos y franceses quedan rodeados por las lineas enemigas en Dunkerque, Francia. Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, las tropas se enfrentaban a una situación angustiosa que empeoraba a medida que el enemigo se acercaba y los pocos recursos que el ejercito británico ofrecía parecían escasos.
Nolan ha vuelto a hacer de la suyas y nos ha ofrecido algo totalmente distinto a lo esperado, Dunkerque no es una película bélica clásica como estamos acostumbrados a ver, con muchas explosiones, muertes, escenas de acción, grandes diálogos, etc. Tampoco se trata de una peli heroica inflada de patriotismo donde los soldados del bando aliado derrotan a las tropas alemanas, nada de eso, simplemente vamos a ver un momento intenso en el que un grupo de soldados intentan salvarse, donde intentan salir de allí, volver a casa. Y es aquí donde nos sorprende con el estilo de la narración.
La historia de Dunkerque se divide en tres partes, tres líneas temporales diferentes que se van intercalando hasta que terminan por encontrarse. Para los soldados embarcados en el conflicto, los eventos tuvieron lugar en diferentes temporalidades. En la tierra, algunos quedaron atrapados una semana en la playa. En el agua, los acontecimientos duraban mas o menos un día. Para los eventos en el aire, los cazas británicos llevaban una hora de combustible.
Esta mezcla de escenas requiere un buen montaje para que todo encaje bien, pero sabemos que Nolan no es la primera vez que nos desmonta las tramas. Memento (2000) es el claro ejemplo de peli desordenada donde lo que vemos no sigue una misma dirección. Este es el principal atractivo de la película.
En el apartado sonoro es donde se encuentra la otra gran clave de la película. El sonido es increíble, tanto el de los efectos especiales, los (pocos) disparos y explosiones que hay, o los sonidos de los cazas, si hasta les tiembla la voz cuando hablan desde la cabina, como la otra vez genial banda sonora de Hans Zimmer. Si en Interstellar la banda sonora cobraba una especial importancia, aquí es prácticamente el cincuenta por ciento de la película. No dejamos de percibir un sonido que no deja de elevarse, basado en la escala de Shepard, el ritmo sube en función de la escena y el tempo tipo tic-tac del reloj hacen que se genere una sensación constante de angustia y tensión.
Sin duda el aspecto audiovisual es la clave de la película, es una película pensada para ver y oír, parece algo absurdo, al fin y al cabo todas las películas son así, pero aquí tienen mucha más importancia porque justamente la otra parte importante de una película, el guión, está reducido a la mínima expresión. Los diálogos son escasos, contando lo básico sin necesidad de informarnos sobre lo que pasa, a fin de cuentas ya lo estamos viendo. De esta manera, la sensación de inmersión y realismo es mayor, como si estuviéramos viéndolo realmente, como si eso fuera justamente lo que pasó, como si viésemos un documental histórico ultrarealista de alto presupuesto. Es por eso que esta parte es la que más le puede chocar a la gente, ya que no estamos acostumbrados a ver una película narrada de esta manera, para algunos les puede parecer confuso.
Al tener un guión muy reducido, se pierde también la profundidad de los personajes, prácticamente podemos destacar a tres: Fionn Whitehead que protagoniza el tramo dedicado a los soldados en la playa, Mark Rylance el de los civiles en el mar y Tom Hardy el del combate aéreo. A pesar de que lo hacen muy bien, su peso argumental es muy pobre, perdiendo interés en la trama llegando al punto en el que te da igual lo que les pase. Ese podría ser el único punto débil de la película, pero al fin y al cabo es el sacrificio necesario para desarrollar una peli así. Lo mismo le pasa a la duración la cual no llega a una hora y cincuenta minutos, siendo una de las más cortas de Nolan. Ya saben el dicho, lo bueno si breve…
En definitiva Nolan vuelve a ofrecernos un peliculón, un drama bélico angustioso y trepidante donde la tensión va in crescendo, lejos de lo que tenemos acostumbrado al genero bélico. Aunque eso sí, desde mi punto de vista no es la mejor película de Nolan pero sí que creo que es la que mejor está rodada, pero es que hay que reconocer que todas las pelis de Nolan son todas de nota alta.