Después de que un accidente militar acabé con la ciudad de Las Vegas cerrada a cal y canto y con millones de zombies corriendo por sus calles, algunos de lo que consiguieron sobrevivir y que formaron parte de los equipos de élite que se dedicaron a rescatar a los rezagados malviven a pesar de haber sido héroes. Será entonces cuando un rico propietario de un casino busque a uno de ellos, Scott Ward, para que reúna un equipo que recupere el dinero que quedó en su caja fuerte justo unas horas antes de que el gobierno lance una bomba nuclear sobre la ciudad para exterminar la amenaza zombie. Después de reunir a un equipo de especialistas que esté tan loco como él para para adentrarse en la ciudad, deberán hacer frente a algo más que a unas hordas de descerebrados muertos vivientes.
Casi en un ejercicio catártico, después de la abrupta salida de DC y Warner, Zack Snyder regresa a sus orígenes para dirigir y escribir una peli de zombies de cosecha propia que, en muchos sentidos, recoge lo mejor de lo que ofreció en Amanecer de los muertos y lo lleva un paso más allá con todo lo que ha ido haciendo desde entonces. Además, por si esto no fuera suficiente, da una vuelta de tuerca más al género para ofrecernos algo más que una mera cinta de supervivencia, ya que profundiza en el comportamiento y tipos de zombies para intentar darles un sentido, casi como si quisiera psicoanalizar a estos monstruos del cine de terror… y ahí comete, desde mi punto de vista, un grave error. Una de las principales virtudes de los zombies es que no tienen cerebro, no siguen una lógica, por lo que uno no se siente culpable al ver como se les aplasta, descuartiza, acribilla y ese largo etcétera. Aquí en cambio hay un tipo de monstruos que tiene incluso una jerarquía interna, y si bien eso aporta un grado mayor de «peligro» o «terror» tanto para los protagonistas como para el público, cuando entre ellos existe amor, fidelidad e, incluso —ojo, destripes— embarazos, la peli pierde uno de los mayores alicientes del género: la violencia gratuita sin remordimientos.
Dejando a un lado este tema, estamos ante un buen espectáculo, ya que Snyder saca a relucir todo su talento para combinar los grandes planos y las cámaras al hombro, la combinación de música y acción, y ese obsesión por la épica para desarrollar una aventura atípica dentro del género. Sin embargo, si bien hay esos toques de humor negro, guiños a un sinfín de pelis —que van desde Apocalypse Now a Ocean’s Eleven— y unas escenas de acción impresionantes —cuyas secuencias y efectos especiales rozan la estética de un cómic en movimiento—, es esa épica en la historia, esa búsqueda de la Gran —con mayúsculas— Historia de trasfondo, la que adolece ante unos personajes que, si por un lado están bien creados y son acordes con la trama, tienen una moral discutible para ser tratados por de héroes. Cuando ves a un grupo de ladrones que quieren sacar provecho de la situación y la mayoría no se cortan en traicionar a los demás, hasta cierto punto no te los crees viéndolos a cámara lenta sacrificándose por los demás. Pero, y aquí viene la genialidad de Snyder y su equipo, es que esa épica está tan bien retratada en pantalla que nos lo creemos, por lo que es un poco de cal y un poco de arena. Precisamente, es el tratamiento de la imagen, los reflejos, los contraluces, esa estética casi de anuncio de perfumes, la que nos cautiva y logra convencernos de que, si bien esta no es una gran película, es un gran espectáculo.
En muchos sentidos, se nota que Netflix ha querido ofrecerle a Zack Snyder todo lo que Warner le negó; no le ha discutido el metraje, ni el tono, ni las escenas, ni la música, ni el reparto —brillantemente liderado por un eficaz y cada vez mejor Dave Bautista—, para que el director se recree y lleve a cabo todo aquello que parecía guardarse durante todo este tiempo en el dique seco. En resumidas cuentas, después de las dos horas y media —de las que recortaría la media hora de subtrama romántica zombie—, tanto los que busquen un buen espectáculo como los habituales del género se sentirán satisfechos con Army of the Dead, ya que a pesar de que haya ciertos elementos discutibles, se ven debidamente compensados con el resto de la producción. Sigue así Netflix… Sigue así Zack.