Ante las preguntas: ¿Se puede hacer historia con el cine de ficción? ¿Podemos ver el pasado a través de las imágenes creadas en la actualidad? La respuesta más acertada sería, como poco, dubitativa, siendo un «sí pero no», o con un «no pero sí».
Al responder con esta doble ambigüedad del «sí pero no» y el «no pero sí», nos referimos a uno de los dos principales obstáculos con los que choca el historiador cuando pretende utilizar el cine como una fuente histórica única y sin apoyo de ninguna otra: la veracidad. Sin duda se podrían utilizar muchas de las películas pertenecientes al género histórico; ahora bien, si creyésemos a pies juntillas lo que en ellas se explica y representa estaríamos cometiendo un error de base, ya que si la película escogida no sigue los hechos históricos correctamente, aquello en lo que basaríamos nuestros estudios resultaría erróneo. Para solventar dicho problema, deberíamos contrastar la película o películas con fuentes «autorizadas» en la materia, por lo que ya no sería un «sí» rotundo, ya que dependería de otras fuentes que le aportaran validez histórica. De la misma manera, que al responder con un «no», también podríamos admitir que el cine de ficción puede ser utilizado como una fuente secundaria para el análisis del pasado.
Respondiendo de esta forma puede parecer que es imposible que la relación entre el cine y las fuentes históricas tradicionales vaya más allá del mero recurso didáctico; sin embargo, no es así. Si alguien quiere utilizar el cine de ficción como fuente histórica, inevitablemente antes deberá contrastar lo que en él se narra con la realidad, para poder distinguir qué puede ser considerado historia y qué ficción. Este hecho, que podría negar la base de Una historia de película, a la vez demuestra que no es así, ya que a partir del momento en que se haga una sola contrastación de aquella película y se demuestre su validez histórica y su utilidad como fuente, ya es posible aceptar que aquella película funciona, por sí misma, como recurso histórico válido. Bien es cierto que a posteriori se pueden hacer otras interpretaciones, validaciones o, incluso, negaciones de la película en cuestión; pero, ¿no sucede lo mismo con las fuentes escritas tradicionales?
El cine […] nos permite volver de alguna manera a empezar desde cero, a tomar conciencia de que jamás podemos conocer realmente el pasado, sino que solo podemos jugar constantemente con los vestigios que ha dejado tras de sí, volver a configurarlos y tratar de darles sentido. Robert A. Rosenstone La Historia en el Cine. El Cine sobre Historia
La Historia, como ciencia basada en la interpretación de unas fuentes, que pocas veces son completamente objetivas, está siempre en constante evolución y reinterpretación, por lo que de facto no hay nada cien por cien establecido. Bien es cierto que, en muchas ocasiones, existen ciertos elementos aceptados por todos que nos permiten estudiar la Historia, pero, al fin y al cabo, estos no son más que derivados del imaginario y del necesario convencionalismo para homogeneizar esta ciencia. Por ello, a pesar de que el medio es completamente diferente a lo que se ha considerado tradicionalmente historia con mayúsculas, el cine se nutre de estos ya que, aún que no esté aceptado de forma mayoritaria, se basa en hechos, momentos y movimientos reales del pasado, al igual que la historia impresa.
Como ya hemos comentado, el principal inconveniente que los historiadores tradicionalistas encuentran en el cine como fuente histórica es la poca veracidad histórica que tiene como tal. Por muchos motivos el cine de género histórico, ambientado en la época que sea, parece carecer de la impronta de realismo histórico que poseen las grandes monografías y ensayos históricos, sobre todo por partir de un medio que, en un origen, no era más que un espectáculo. Al ser así, es inevitable creer que llegados a un punto en el que se tenga que elegir entre la fidelidad histórica y la espectacularidad del film, los realizadores se decantarán por lo segundo, y, probablemente, sea así.
Sin embargo, ¿no se podrían considerar «espectáculo carente de realismo histórico» algunas de las fuentes que se utilizan hoy en día para cimentar los estudios históricos? Gacetas, panfletos, documentos emitidos por unos u otros gobiernos, y un largo etcétera. De acuerdo, el medio utilizado era otro, pero en realidad se quería poner encima de todo una ficción que, en la mayoría de los casos, difería bastante de la realidad acontecida. Eran estas informaciones las que conformaban la imagen que la gente tenía de los grandes acontecimientos históricos que tenían lugar a miles de quilómetros de ellos. Y es por este motivo que el cine debe ser tenido en cuenta como fuente histórica, ya que a diferencia de los grandes estudios de historia, son las películas y las miniseries, estén basados en hechos reales o ficticios, en obras literarias o en cualquier otra fuente, las principales vías a través de las cuales la mayor parte de la gente conoce y entiende los acontecimientos y las personas que conforman la historia.
Para despertar cualquier tipo de interés es necesario que el tema abordado sea, por así decirlo, traducido […] a los modos de lenguaje de la época. Robert A. Rosenstone La Historia en el Cine. El Cine sobre Historia
Este lenguaje ha evolucionado a lo largo de la historia, antes hemos mencionado las gacetas, equivalentes a nuestros periódicos; pero, según la época, la historia se ha pasado de unos a otros de muchas y diversas formas. Además de la historia escrita, que ha creado una versión más lineal y científica de la historia, podríamos hablar de la historia oral que, durante siglos, fue una de las pocas formas de transmisión de conocimientos, no solo históricos, sino de toda índole. Sin embargo, esta situación aparentemente estática de cómo transmitir la historia que ha establecido la historia escrita está cambiando gracias al cine. Este medio cambia las reglas del juego y genera su propio tipo de verdad, para poder abordar el cine desde perspectivas completamente nuevas.
El cine crea un pasado que tiene varios niveles y que tiene tan poco que ver con el lenguaje escrito o hablado que resulta difícil describirlo adecuadamente con palabras. El mundo histórico que crea el cine es potencialmente mucho más complejo que el texto escrito. Robert A. Rosenstone La Historia en el Cine. El Cine sobre Historia
Según estas palabras de Rosenstone, mientras vemos una película no solo estamos viendo imágenes, sino que además vemos el movimiento de estas, escuchamos las voces de los protagonistas o las músicas de la banda sonora, incluso podemos llegar a leer palabras. Todos estos elementos, que descritos de esta forma podrían no encajar, se unen para crear un nuevo significado tan diferente al de la historia escrita, como el que ésta generó frente al de la historia oral.
Tan diferentes que permiten plantear hipótesis de que los medios visuales pueden representar un cambio importante en la conciencia de cómo reflexionamos sobre nuestro pasado. Robert A. Rosenstone La Historia en el Cine. El Cine sobre Historia
Hoy en día, la inspiración de la imagen, del film, reescrito en la gran pantalla y la televisión, toma el relevo a las formas escritas, tiende a sustituirlas, apoyado por el poder de los medios de comunicación. Marc Ferro
Retomando la idea del cine de ficción como fuente histórica, debemos tener en cuenta que si bien, como ya hemos anunciado, es un medio más complejo que otros para llegar al espectador, también lo es por la información que transmite. La historia escrita, debido al soporte, es completamente lineal, la división por capítulos según la temática que se quiera contar implica que si por un lado puede ofrecer mayor detalle en dicha información, por el otro no lo hace como una visión de conjunto, ya que inevitablemente trata la historia como compartimentos estancos. Sin embargo el cine, si bien muchas veces no puede profundizar en ciertos detalles por cuestiones técnicas y de duración de las películas, nos muestra una realidad formada por múltiples facetas que interactúan entre ellas dando lugar a una realidad mucho más completa que la de la historia escrita. En una misma imagen podemos ver como cuestiones políticas, económicas, sociales, bélicas o de cualquier índole van conformando una realidad histórica permitiendo al espectador tener una visión de conjunto mucho más amplia a la vez que más clara.
De la misma manera, en la historia de papel en muchas ocasiones el «punto y a parte» obligado al final de los capítulos implica una división de lo que se está contando; mientras que el cine puede mostrarse como es la historia en realidad, un proceso. Como se repite en las clases de las facultades de historia, no se pasó, por ejemplo, de la edad moderna a la contemporánea de la noche a la mañana, sino que tanto antes como después de la fecha que marca cualquier separador temporal, hubo una serie de cuestiones que llevaron a cambiar la forma de ver y vivir ese presente. En este sentido, a diferencia de la historia escrita que marca mucho más las divisiones con claros fines analíticos, el cine permite ver cómo la historia evoluciona y avanza, y cómo las personas viven y se adaptan a estos cambios.
Además de lo que el público puede ver en pantalla a través de una película de género histórico, en algunas ocasiones el cine ofrece otra forma de conocer el pasado, mediante aquello que no se ve, aquello que se puede ver entre líneas, pero sí qué se interpreta si se tiene en cuenta cuando, cómo y quién hizo una película determinada.
En el cine, la Historia reproduce muy a menudo las corrientes dominantes de pensamiento o, por el contrario, las que lo cuestionan. Marc Ferro
Esto nos permite ver cuál era la realidad histórica, no sólo de lo que se nos describe en el argumento y la ambientación de una película, sino de cuando fue hecha. Qué llevó a realizar esa película, qué impulsó a decantarse por ese argumento y no otro, y cómo presentarlo al público, para que éste recibiera un mensaje u otro dependiendo de la intencionalidad del trasfondo. Esto da la posibilidad al historiador de comprender que, del mismo modo que la literatura, la pintura u otras artes representativas, el cine permite establecer una conexión entre el presente y el pasado, pudiendo estudiarse tanto la época representada como la creativa.
Podemos ver como el cine de género histórico, así como muchas otras fuentes históricas, no es más que una interpretación de lo que nos ha llegado hasta día de hoy; es el trabajo de una o varias personas que han recogido dichas evidencias, sean del carácter que sean, y han intentado dar un sentido lógico a aquello que han descubierto, para poder comprender mejor el pasado del que venimos. En este sentido, el cine no es una excepción, ya que recoge historias y las reinterpreta y representa para que el público de hoy en día las comprenda y se pueda hacer una idea de todo aquello que le precedió. Expresado de una forma mucho más romántica, el cine histórico permite a todo aquel que lo vea realizar un viaje en el tiempo y descubrir cuál era la realidad de una época en concreto siglos atrás.
Todavía hoy, a pesar de lo anteriormente expuesto, el cine sigue siendo considerado por la mayoría como algo complementario a la historia tradicional o escrita; aun así, como vemos en Una historia de película, existen motivos suficientes para creer que las películas de ficción, no tan solo las que quieran mostrarse como testimonios del pasado, sino también aquellas que simplemente estén ambientadas en otras épocas, se convertirán en bases firmes y reconocidas de estudios históricos importantes.