
Se ha hablado mucho sobre que sucedió tras las cámaras durante el alocado rodaje de Star Wars. Episodio IV: Un nueva esperanza —en aquellos entonces conocida como La Guerra de las Galaxias—, pero siempre se ha hecho desde la parte más oficial de los hechos, contados de la misma forma, con las mismas anécdotas y, como no podía ser de otro modo, obviando lo más jugoso. Pues bien, en 2016 Carrie Fisher decidió cambiar las cosas… Bueno, en realidad lo decidió antes, ya que desde hacía tiempo la otrora princesa galáctica ya estaba contando muchas y sorprendentes verdades, pero fue en este libro autobiográfico, El diario de la princesa, en el que lo hizo oficialmente.
En las páginas de este libro, la veterana actriz repasa sus recuerdos y los contrasta con las páginas de los diarios que escribió cuando era joven y creía perdidos, viendo que las cosas que ahora recuerda de una manera, en su momento le parecieron completamente distintos. En este sentido, es interesante ver como Fisher reflexiona sobre muchas cosas, sobre todo relacionadas con el cine, por las que hoy pondríamos el grito en el cielo y que, en aquel entonces, no parecían tener importancia. Sin ir más lejos, el episodio de cómo Warren Beatty opinó sobre sus sostenes, o los cuatro quilos de más que tuvo que perder y no perdió para rodar La Guerra de las Galaxias.
La forma de escribir de Carrie Fisher, gracias a la cual parece que la tengas delante y te cuente su vida como si lo hiciera con un amigo de toda la vida, hace de este un libro accesible a todo tipo de públicos. Sin embargo, a los que más interesará este libro es a los seguidores la saga galáctica, ya que, una vez superada la etapa de Shampoo (Hal Ashby, 1975), se centra casi exclusivamente en lo que sucedió al otro lado de los fotogramas durante la primera película de Star Wars. Pero, a pesar de ello, no esperéis que profundice excesivamente en el «cómo se hizo» de la película, ya que a pesar de que todos queremos leer sus opiniones sobre lo sucedido, se centra —y en parte es normal— en sus sentimientos y cómo se sentía durante toda la producción.
Hasta aquí el libro es casi de diez, se lee solo y a pesar de la falta de detalles, es más que interesante, pero todo cambia cuando llega el capítulo dedicado a «Carrison», o lo que es lo mismo, su relación con Harrison Ford. Al principio resulta curioso ver como Carrie nos explica como se sintió atraída por un hombre catorce años mayor que ella y como era él ante sus ojos. Pero, llega un punto en que este episodio se alarga demasiado e innecesariamente, ya que lo que nos explica se reduce a las pocas semanas de rodaje y no lleva a ningún sitio más allá del morbo de saber que, en la vida real, Leia y Han Solo se amaron de algún modo. En mi opinión esta parte debería haber sido más breve, y haberla cruzado con opiniones y anécdotas más típicas de los making of, ya que se extiende casi durante un tercio del libro.
Además, una vez superado este capítulo el hilo de los hechos no sigue lo esperado y se pierde en todo tipo de reflexiones sobre el amor, el sexo, las relaciones sociales, la fama espontánea y sus consecuencias, etcétera, etcétera. Que aunque resultan interesantes, no parecían ser la columna vertebral de El diario de la princesa. Sin olvidar que, Fisher incluye, además, fragmentos de sus diarios repletos de poemas y extrañas frases típicas y tópicas de las adolescentes que, superadas las diez páginas, se vuelven repetitivos e, incluso, cansinos.
Con todo esto no quiero decir que El diario de la princesa sea un mal libro, al contrario, creo que es muy interesante y, en parte, necesario para comprender no solo la franquicia de Star Wars, sino el trasfondo de Hollywood en general. Pero, ahora bien, una vez lo has acabado de leer te das cuenta de que lo que se vende no es exactamente lo que se compra, ya que los detalles sobre Star Wars son escasos, la visión de Fisher parece tener un solo centro de interés y, por último, carece de una conclusión digna del resto del libro, de su autora y del personaje que la llevó a la fama.