
Cuando El Libro de Boba Fett fue anunciado, la expectativa era altísima. Después de la impresionante reintroducción del legendario cazarrecompensas en The Mandalorian, muchos fans esperaban una serie que explorara la brutalidad, astucia y habilidades estratégicas de uno de los personajes más enigmáticos de Star Wars. Sin embargo, lo que entregó Lucasfilm fue un producto irregular, con una narrativa desordenada, personajes mal aprovechados y decisiones creativas que diluyeron el aura imponente de Boba Fett, convirtiéndolo en un personaje irreconocible dentro de su propia serie.
Desde el inicio, la historia presenta problemas de ritmo y estructura. En lugar de mostrarnos a Boba Fett consolidándose como un señor del crimen en Tatooine, la serie se divide entre flashbacks innecesariamente largos sobre su tiempo con los tusken y una trama presente que avanza con lentitud y sin sentido de urgencia. Si bien la idea de que Boba quiere gobernar con «respeto» en lugar de miedo es interesante en teoría, la ejecución es torpe y poco convincente. En la trilogía original y en el universo expandido, Boba Fett era un personaje frío y calculador, un guerrero temido en toda la galaxia. Aquí, en cambio, se muestra indeciso, ingenuo y hasta torpe en su manejo del poder. En múltiples ocasiones parece que otros personajes lo sobrepasan en astucia, lo cual es una traición al legado del personaje.
Uno de los problemas más evidentes de la serie es su inconsistencia tonal y su falta de dirección clara. La serie no sabe si quiere ser un western, un drama criminal o una historia de redención. En lugar de aprovechar el potencial del submundo criminal de Star Wars, nos entrega conflictos aburridos y villanos insípidos como los Pyke, que nunca se sienten como una verdadera amenaza. La trama nunca establece adecuadamente por qué Boba Fett quiere ser un daimyo o qué lo motiva realmente más allá de un vago deseo de cambiar su destino. La falta de desarrollo de su carácter hace que sus acciones carezcan de peso y que sus decisiones sean difíciles de entender.
El elenco de personajes secundarios tampoco ayuda demasiado. Fennec Shand, interpretada por Ming-Na Wen, tenía el potencial de ser una aliada formidable, pero su personaje rara vez tiene algo interesante que hacer y se limita a ser la voz de la razón para un Boba que constantemente parece desorientado. Por otro lado, la introducción de la pandilla de moteros adolescentes con sus coloridos speeders fue uno de los momentos más criticados de la serie, ya que su estética no encaja con la suciedad y el realismo de Tatooine. En lugar de parecer miembros de una banda callejera peligrosa, parecen salidos de una parodia mal pensada de Star Wars.
Pero quizás el mayor pecado de El Libro de Boba Fett es que, en sus siete episodios, los mejores momentos ni siquiera involucran a Boba Fett. Los episodios cinco y seis, que se centran completamente en Din Djarin, Grogu y Luke Skywalker, eclipsan completamente la historia principal. De hecho, Boba Fett ni siquiera aparece en el episodio cinco y tiene un rol casi irrelevante en el seis. Esto deja claro que incluso los propios creadores de la serie no confiaban en su historia principal y sintieron la necesidad de recurrir a elementos de The Mandalorian para mantener el interés del público. La ironía es que estos episodios, aunque emocionantes para los fans de Star Wars, dejan aún más en evidencia lo mal construida que está la serie de Boba Fett.

Las escenas de acción, aunque en algunos momentos decentes, carecen de la intensidad y la creatividad vistas en The Mandalorian. El clímax de la serie, con Boba y Mando enfrentándose a los Pyke en Mos Espa, se siente como una oportunidad desperdiciada. Incluso la batalla contra los droides gigantes, que debería ser impresionante, se alarga demasiado y carece de tensión real. El tan esperado enfrentamiento entre Boba Fett y Cad Bane, un personaje icónico del universo animado de Star Wars, es resuelto de forma apresurada y anticlimática, eliminando a un villano con potencial en cuestión de segundos.
En términos de producción, El Libro de Boba Fett tiene algunos aspectos positivos. El diseño de Tatooine sigue siendo detallado y realista, y la música de Ludwig Göransson y Joseph Shirley es efectiva, aunque no tan memorable como la de The Mandalorian. Sin embargo, la cinematografía es inconsistente, con escenas que parecen carecer de la energía y el dinamismo esperados en una serie de acción. La dirección de Robert Rodriguez, quien previamente había entregado una excelente acción en The Mandalorian, aquí se siente descuidada y hasta caricaturesca en algunos momentos.
En conclusión, El Libro de Boba Fett es una de las mayores decepciones de Star Wars en la era de Disney. Lo que pudo haber sido una exploración fascinante del submundo criminal de la galaxia y una historia sobre la transformación de un legendario cazarrecompensas, terminó siendo una serie sin identidad, sin propósito claro y que, irónicamente, brilla más cuando su protagonista está ausente. Para los fans de Star Wars, esta serie solo sirvió como un puente hacia la tercera temporada de The Mandalorian, pero como una historia independiente, fracasa en casi todos los niveles.