Durante la Segunda Guerra Mundial, cansado de que los alemanes estén cada vez más cerca y que se dediquen a fastidiar todas sus operaciones, Winston Churchill decidirá tomar las riendas y, con la ayuda de un par de oficiales y completamente fuera de las reglas del ejército, organizar un equipo para que le den un duro golpe a los nazis, allí donde más les pueda doler… su poder sobre el Atlántico gracias a su flota de eficientes submarinos. Para ello reclutará al mayor Gus March-Phillips, un oficial encarcelado por no acatar las órdenes o cumplir aquellas que le interesen hasta el final, vamos, un insubordinado. Con un equipo formado por los mejores en sus campos, pero a la vez los menos deseados por altas esferas del ejército, deberá atacar a un carguero italiano lleno hasta arriba de material esencial para los submarinos y los dos remolcadores que le ayudarán a salir del puerto en el que ha echado el ancla, Fernando Poo, un pequeño archipiélago que pertenece a la España franquista. Sin embargo, todo no es tan fácil como parece, porque deberán lidiar con el sanguinario líder de los nazis en la isla, Heinrich Luhr.
Por fin, después de varios intentos, Guy Ritchie ha conseguido captar mi atención. Lock & Stock, Snatch, RocknRolla, Sherlock Holmes y Operación U.N.C.L.E. fueron títulos que me fascinaron y algunos de ellos lis incluyo entre mis favoritos, sin embargo, después de la cinta de espías protagonizada por Henry Cavill y Armie Hammer, no sé qué pasó, y Ritchie tuvo un par de patinazos, al menos en cuanto estilo como fueron Rey Arturo y Aladdín, del que le ha costado recuperarse. Después han venido The Gentleman, buena pero difícil de seguir, Despierta la furia, con un Jason Statham alejado del que protagonizara sus primeras pelis, Operación Fortune, entretenida pero intrascendente, El pacto, demasiado seria, todas ellas derivando hacia la acción más convencional en lugar del estilo que él mismo instauró y que otros como Matthew Vaughn y Dexter Fletcher han seguido. Pero, por suerte, ha llegado esta, que recupera ese tono más descarado, además de un ritmo trepidante y una historia cautivadora repleta de unos personajes geniales.
Dichos personajes, aunque parezca mentira por lo exagerados que parecen, sobre todo el interpretado por Henry Cavill son reales, fueron militares y agentes secretos reales que participaron en misiones tan peligrosas como la que se nos narra en esta peli, la Operación Postmaster. Sin embargo, a pesar de “basarse en hechos reales”, lo cierto es que Ritchie y su equipo trasladan estos personajes a su propio imaginario, haciéndolos no solo valientes y temerarios, como fueron en realidad, sino también alocados y divertidos, para hacer de una cinta que podría haber sido seria y documentada, un entretenimiento palomitero al alcance de todos. A su manera, el director ha creado una suerte de Malditos Bastardos a su manera peculiar de entender el cine de acción.
Como no podía ser de otro modo, el reparto debe estar a la altura de las circunstancias… y lo está. Además del ya mencionado Henry Cavill que disfruta con el personaje de March, hasta el punto que da la impresión que en más de un momento no está interpretando, encontraremos nombres como Alan Ritchson, que está genial, Eiza González, Alex Pettyfer, Babs Olusanmokum, Cary Elwes, Rory Kinnear o Til Schweiger.
Otro elemento que cabe destacar es la banda sonora que, a pesar de compositores diferentes, sigue la estela de ese toque spaghetti western que tuvo la de Operación U.N.C.L.E., aportándole ese aire de aventura pulp desenfadada que tan bien le sienta a las cintas de acción de la Segunda Guerra Mundial.
Para describirla rápidamente, El ministerio de la Guerra Sucia se podría considerar secuela y precuela al mismo tiempo de Operación U.N.C.L.E., y no por la presencia de Henry Cavill, sino porque en cuanto a estilo se nota que se ha buscado el mismo tono que en la susodicha peli, y porque argumentalmente puede ser un precedente perfecto para la historia de Solo e Illya. El resultado final es una peli de entretenimiento puro y duro que logra, basándose en hechos reales, todo un espectáculo de acción, disparos y explosiones.