Corre el año 1955 y el ilustrador Jean-Jacques Sempé tiene el encargo de crear un personaje nuevo para una publicación, para ello recurrirá a su buen amigo y escritor de cómics, René Goscinny. Al principio, ninguno de los dos tiene muy claro hacia donde tirar, han creado otros personajes, pero este proyecto parece que se les trabe, hasta que ven la luz al comprender que solo tiene que evocar los recuerdos de su infancia para dar a luz a un personaje que se volvería icónico en el imaginario popular francófono.
A pesar del título y de que el trailer da la impresión de que será una adaptación de las historias que vivió el pequeño Nicolás en los libros, lo cierto es que se trata más de una suerte de making of —aunque arreglado para resultar idílico y casual—, sobre el nacimiento del universo de este estudiante de primaria de la Francia de los años cincuenta, ya que vive en un microcosmos en el que parece que no pasa el tiempo, pero no dejan de ser los recuerdos de sus autores. Y es que Nicolás es un reflejo de la identidad infantil de sus creadores, es aquí donde la peli hace mayor incisión, ya que vemos como algunas aventuras de Nicolás son reproducciones de las de Sempé y Goscinny —al fin y al cabo es la hija de este último, Anne, quien coescribe el guion—, o, probablemente, idealizaciones de algo que los marcó en sus vidas.
Así pues, aquellos que vean aquí la oportunidad de revivir las aventuras de Nicolás como debería haberse hecho en 2009 —que no es que sea una mala peli, pero deriva más en una cinta infantil sin demasiada trascendencia para aquellos que hayan leído de pequeños la obra de estos autores—, que sepan que, aquí, aunque sin duda se respira Sempé y Goscinny en cada fotograma, lo cierto es que no es una peli del personaje, sino sobre el personaje. Sin ir más lejos, ya desde el principio, en seguida se nos deja claro como marcó a Sempé la muerte de Goscinny en 1977, en un flashforward bastante agresivo, pero muy efectivo a la hora de dejar claras las intenciones del film.
Dejando a un margen estos aspectos de trasfondo, lo cierto es que estamos ante una historia muy cuidada, aunque su línea argumental sea un tanto caótica al presentar la triple narrativa —Sempé, Goscinny y Nicolás—, pero, cuando uno comprende el juego y la pretensión de la cinta, todo queda encaminado hacia una narración sólida y cautivadora.
Además, por si esto fuera poco, esta peli no se queda simplemente en una buena historia bien contada, sino que se sustenta en un aspecto gráfico más que interesante. A pesar de tratarse de historias o novelas ilustradas —casi como si fueran cuentos— en los que hay pocas ilustraciones, el peso del estilo de Sempé marcó el característico aspecto visual de las aventuras del pequeño Nicolás, por lo que, indudablemente, esta cinta se alimenta de él y lo copia a la perfección —añadiendo algún detalle como el color o la caracterización más concreta de algún personaje— para que todos aquellos que conocemos a Nicolás sea como ver a un viejo amigo —hasta que, incluso, no se nos hace extraño el movimiento de estos dibujos— y para que los demás sientan una atracción inmediata por el trazo y el color de acuarela de Sempé.
En resumidas cuentas, esta nueva peli del pequeño Nicolás es algo más que la adaptación de sus historias, sino que va un paso más allá y trata de contarnos qué hay detrás de este entrañable personaje, para descubrirnos dos figuras del cómic francobelga como Sempé y Goscinny que pueden resultar extrañas a la mayoría —sobre todo más el primero que el segundo, cuyo nombre siempre será asociado a Astérix—, a la vez que nos sumerge en el universo del personaje haciendo que tengamos de leer —o releer— las páginas de sus historias. A pesar de ser la adaptación de algo ya existente —y del que ya se han hecho adaptaciones anteriores en cine y televisión—, El pequeño Nicolás de Amandine Fredon y Benjamin Massoubre es una pieza muy interesante dentro del actual panorama cinematográfico. Imprescindible para aquellos que quieren y buscan algo diferente.