Sentados frente a frente se miraban fijamente sin pestañear, sin mover ni un músculo de sus rostros. Era un pulso entre sus miradas y ninguno de los dos parecía tener intención de rendirse. Sus pupilas bailoteaban de una esquina a otra de los ojos del que tenían enfrente, como si buscaran algo difícil de encontrar. Inmóviles, tensos, sin moverse, sin articular palabra alguna. Querían descubrir si el otro tenía alma sin tener que hacer nada más que mirarse. Se estaban escaneando mutuamente.
A cada segundo que pasaba, la incomodidad anidaba un poco más en sus corazones. No sentían rechazo por el otro, pero tampoco lo aceptaban. Puede ser que se vieran, pero no que se comprendieran. ¿Habían perdido la capacidad de sentir empatía? ¿O es que nunca la habían tenido? Estaban a menos de un metro de distancia, pero parecía que estuvieran a quilómetros el uno del otro.
Ambos intentaban discernir quién de ellos era real y quién artificial, si es que existía una distinción posible. En los tiempos que corrían, los androides eran cada vez más humanos, y los humanos cada vez más androides. Además, no había nadie que les dijera quien era de verdad y quién no.
Ambos se creían humanos, o eso al menos era lo que sus mentes les decían. Sin embargo, ninguno de los dos sabía si sus recuerdos, aquello que les decía que eran humanos, eran auténticos, recopilados a lo largo de sus vidas; o si, por el contrario, sus mentes habían sido rellenadas artificialmente hacía apenas unos instantes.
Antes de entrar en aquella habitación, una mujer con bata blanca les había dicho lo mismo a ambos: «Cuando entren se sentarán uno frente al otro y tendrán una única y sencilla tarea. Uno de ustedes es humano y el otro es un androide. Deben averiguar cuál de las dos cosas es cada uno».
Pero ahora, mientras se observaban el uno al otro, todo era completamente distinto, mucho más difícil. Estaban solos en aquella habitación, ajenos al mundo exterior, recorriendo la angosta senda que transcurre entre las cimas de lo natural y lo artificial. Estaban explorando el valle inquietante.