¿Qué pasaría si las paredes del edificio de animación de Walt Disney Studios pudiesen hablar? Esta la sencilla premisa de la que parte este cortometraje, siendo además lo que una de las últimas leyendas de Disney, Burny Mattinson, se pregunta mientras sale del edificio; y, como no podía ser de otro modo en el mágico y maravilloso mundo de Disney, lo hacen. Cuando el edificio queda vacío Mickey y Minnie salen de los retratos de las paredes y empiezan a llamar a todos los demás personajes que han visto la luz a lo largo de los 100 años de historia desde que se fundara en 1923, que van desde los eternos amigos de Mickey, Goofy y Donald, a algunos de los más recientes como Flash, el perezoso de Zootrópolis, o, incluso, la protagonista de Wish. Todo ellos se reúnen de forma ordenada frente al edificio para una foto familiar que, sin duda alguna, puede ser histórica… y hasta aquí.
No voy a romper la magia contando el giro de guion que hace que aquellos que realmente hemos crecido y vivido de la mano de las pelis de este estudio se nos erice la piel en un momento tan perfecto que los que somos de lágrima fácil conectemos, pero si lo que quieres es algo que, en la práctica, apenas tiene argumento ―o que el que tiene es muy simple―, y juega con nuestros sentimientos, Érase una vez un estudio es precisamente eso, ya que va más allá de la historia, de los personajes o de los cientos de tributos que se esconden en sus escasos diez minutos; como sus propios creadores han dicho se trata de una carta de amor a estudio a Walt Disney Animation Studio.
Y es que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, ya que se ha recuperado grabaciones de la época de actores que ya no están con nosotros, para que Peter Pan o el Genio también pudieran participar de este gran momento… ¡y qué momento! Porque cuando… Ay, he dicho que no lo contaría, pero es que es imposible contenerse… cuando el Gallo de Robin Hood entona los primeros acordes de When You Wish Upon a Star sientes como la piel se te eriza en ese momento que si bien parece grandioso, también es muy sutil, ya que unas pocas voces cantando una canción en apariencia sencilla, a la vez que todo se resuelve de forma maravillosa para que, como sucede en los mejores cuentos, no haya un final mejor.
La lista de personajes que aparecen es interminable, hasta el punto que en momento de la foto final, si paramos el reproductor de Disney+ ―ya que la forma más normal de ver este corto es en la plataforma del estudio―, veremos que no solo se reduce a los de los largometrajes, sino que también aparecen los de los cortos o, incluso, Oswald, el conejo con lo que realmente empezó todo y sin la ausencia del cual no habría nacido Mickey Mouse, algo que marcaría un antes y un después en Disney y en la historia del cine.
Lo cierto es que no hay nada más que decir, ya que después de su estreno el pasado verano en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, el corto no ha hecho más que recolectar elogios, no solo por el mensaje que envía, sino por la genialidad en cuanto a sencillez, hasta el punto de postularse para las nominaciones a los Oscar; y, si lo ganara, sería más un premio a la larga vida del estudio que no al corto en sí, casi como un Oscar honorífico a una larga trayectoria y, lo más sorprendente de todo, la supervivencia en un medio tan voraz como el cine.
Aunque en los largometrajes están recibiendo más varapalos que en otras épocas, lo cierto es que Disney sigue teniendo estos momentos de lucidez al producir pequeñas maravillas como esta, que harán las delicias de los aficionados de todas las edades, a la vez que nos hará sentir lo mismo que sentimos la primera vez que vimos algunas de nuestras pelis favoritas y que marcaron nuestra infancia. En muchos aspectos, aunque el corto se dedica póstumamente a Burny Mattinson y hay una clara referencia a Walt Disney, también se nota que se ha hecho para es público que no ha fallado nunca y que transmite el amor por las pelis de Disney a sus hijos. Esperemos que esto solo sea un punto y seguido y las nuevas generaciones puedan celebrar otro centenario tan especial como este.