Como siempre, DC parece llegar tarde y mal a la fiesta. Una vez más, intenta seguir el camino que Marvel ha marcado, pero sin permitir que las tramas y los personajes se desarrollen adecuadamente. Es cierto que Marvel también ha tenido sus altibajos en su última fase, pero la impresión que da es que DC, en lugar de innovar, simplemente va un paso por detrás.
The Flash podría resumirse básicamente como la Spider-Man: No Way Home de DC, ya que se adentra en el terreno de los multiversos. Aunque parece que DC tiene la intención de reiniciar la saga, esta película se puede considerar más como un homenaje a las sagas de Batman y Superman.
Dentro de lo que cabe, Flash no es una mala película. Cumple con lo que se propone, ofreciendo una trama que sirve principalmente como excusa para regalarnos una gran cantidad de fanservice. De manera similar a lo que vimos en Spider-Man: No Way Home, aquí volvemos a ver al icónico Bruce Wayne de Michael Keaton, quien logra hacer un trabajo bastante sólido.
En cuanto a la trama, nos presenta a Flash viajando al pasado para evitar la muerte de su madre. Sin embargo, como suele suceder en las películas de viajes en el tiempo, este acto tiene consecuencias inesperadas y Flash se encuentra en una realidad alterna en la que el general Zod amenaza a la humanidad. En este contexto, Flash busca a Batman para reunir a la Liga de la Justicia, pero se da cuenta de que los superhéroes que conoce no existen en esta realidad.
Uno de los principales problemas de la película es su inconsistencia en cuanto al tono. La película cambia de comedia a drama de forma abrupta, lo que dificulta la inmersión del espectador en la trama. Esta montaña rusa emocional puede desconectar al público de la historia y reducir su implicación en los conflictos que enfrenta Flash.
En cuanto a los efectos visuales, la película tiene sus altibajos. Las escenas de acción y las secuencias a cámara lenta de Flash son visualmente impresionantes, con un CGI de alta calidad que da vida a las peleas. Sin embargo, en algunos momentos, la película recurre a los DeepFake, lo que resulta en cambios faciales que parecen haber sido realizados por una inteligencia artificial. Estos momentos contrastan con las secuencias bien logradas y pueden distraer al espectador de la trama.
En cuanto al reparto, básicamente hay tres personajes principales. Michael Keaton brilla como Batman, aportando carisma y una actuación destacada. Sus escenas de acción son algunas de las más destacadas de la película y dejan al público deseando ver más de él que del propio Flash. En el caso de Ezra Miller, aunque no lo hace mal, su personaje resulta un tanto cargante. Esto es especialmente notable dado el tono oscuro de la película y los desafíos que enfrenta Flash. La comedia y la ligereza que aporta el personaje de Barry Allen pueden parecer desubicadas en momentos clave. El tercer personaje destacado es Sasha Calle como Supergirl, quien a pesar de todo ofrece una interpretación fresca y llena de actitud. Sin embargo, los verdaderos puntos altos de la película son los cameos que aparecen, algunos de los cuales hacen que valga la pena ver la película solo por su aparición.
En resumen, Flash es una película que oscila entre momentos de grandeza y decepción. A pesar de sus problemas de tono, efectos visuales y desarrollo de personajes, tiene destellos de brillantez gracias a Michael Keaton como Batman y a algunas escenas de acción impresionantes. Sin embargo, no alcanza el estatus de maravilla cinematográfica y deja a los fanáticos de DC con la esperanza de que futuras entregas puedan corregir los errores cometidos en esta ocasión.