
Clint Eastwood vuelve a ponerse detrás y delante de las cámaras para mostrarnos una de esas pelis que tanto le gusta hacer. Pelis icónicas, cultas, duras y siempre con mucho mensaje en ellas.
Walt Kowalski (Clint Eastwood), un veterano de la guerra de Corea (1950-1953), es un obrero jubilado del sector del automóvil que ha enviudado recientemente. Su máxima pasión, y tal vez única a parte de beber cerveza, es cuidar de su más preciado tesoro: un Ford Gran Torino del 72. Es un hombre chapado a la antigua, inflexible y cascarrabias, al que le cuesta trabajo asimilar los cambios que se producen a su alrededor, especialmente por la llegada de multitud de inmigrantes asiáticos a su barrio. Sin embargo, las circunstancias harán que se vea obligado a replantearse sus ideas.
Tras haberse puesto a los mandos de las ya clásicas Cartas desde Iwo Jima (2006) y Banderas de nuestros padres (2006), Clint vuelve con lo que mas le gusta hacer, poner como centro de atención a un carismático personaje. Walt podría ser tranquilamente un viejo Calaham (Harry el sucio) o un pasado de moda Highway (El sargento de hierro). Tras la muerte de su esposa y la poca atención que le presta su hijo, se niega a aceptar que necesite ayuda. Su única afición, aparte de cuidar su flamante coche, es la de sentarse en el porche de la casa, beber cerveza y poner cara de amargado al encontrarse con que casi todos los vecinos de su barrio son ahora asiáticos. Los mismos contra los que luchó en la guerra de Corea. Sus prejuicios con esta gente a la que evidentemente no trata con mucho respeto se verá poco a poco disminuyendo cuando conoce al chaval que apunto está de robarle su mas preciado tesoro. Thao o “atontao” como lo llama Walt es un pobre adolescente perdido el cual su primo intenta meterlo en su banda de pandilleros. Walt poco a poco va encariñándose con el chico así como con la familia de este hasta el punto de darse cuenta de que va a tener que solucionar todos los problemas del barrio el solito. Como ya he dicho antes, toda la trama recae sobre el protagonista el cual lleva el peso del guión, para eso se necesita alguien que sepa bien interpretarlo. No será el mejor papel de Clint Eastwood pero es el único que puede hacer este personaje. Lo mejor es que sabe como mezclar las situaciones y darnos esos puntitos cómicos entremezclados con el drama social que forma la base de la película. Y es que sus chascarrillos y su peculiar humor negro le dan el punto que solo Eastwood puede hacer, muy al estilo el sargento de hierro. Lógicamente la película esta llena de tópicos pero es curioso como esos tópicos si se hacen bien mejoran la calidad de la película, es la genialidad de este hombre, coger algo que parece simple y convertirlo en algo fabuloso. Sin duda Clint Eastwood es uno de los mejores directores y de los mejores actores que ha dado el cine.