Cuando se anunció que se iba a hacer una película sobre el videojuego Gran Turismo, me pareció algo raro. Después de todo, el juego en sí mismo no posee una trama definida. Sin embargo, es verdad que se podría construir una narrativa similar a la del juego. En Gran Turismo, comienzas con poco dinero, apenas lo suficiente para comprar un coche de segunda mano. A medida que participas en campeonatos de bajo nivel, ganas dinero, avanzas de categoría y puedes comprar y mejorar autos, hasta convertirte en el campeón de Gran Turismo. Una historia así podría ser interesante, pero quizá no tenga el suficiente atractivo.
En cambio, la película se basa en un hecho real: la historia de un joven que, jugando al videojuego en su habitación, termina compitiendo en las 24 Horas de LeMans con un coche real, todo gracias a la GT Academy.
GT Academy es un evento creado por Polyphony (los creadores de Gran Turismo), con el patrocinio de Nissan. Su objetivo es impulsar la competitividad del videojuego, convirtiéndolo en un e-Sport, donde uno de los premios es la oportunidad de participar en competiciones reales de automovilismo. Se estableció en 2008, y el primer ganador fue el español Lucas Ordoñez. Sin embargo, la película se centra en la historia de Jann Mardenborough, quien ganó la competición en 2011 y logró subir al podio en las 24 Horas de LeMans. Por cierto, es británico.
Aunque la trama no es particularmente original, el foco recae en un chico amante de los coches y, por ende, los videojuegos de carreras. Su padre desaprueba que pase todo el día jugando a la consola en lugar de practicar un deporte de verdad, como lo hace su hermano. Este conflicto no deja de ser un cliché, pero está basado en hechos reales. El joven gana el acceso a GT Academy y, junto a otros participantes, tiene que demostrar que es el mejor piloto, incluso compitiendo contra pilotos de verdad.
En general, la película me pareció un poco descafeinada. Gran Turismo debería ser un homenaje al mundo del automovilismo y a la competición pura, pero esta adaptación cinematográfica se queda corta. Las escenas de carrera, aunque rodadas en real, son breves y confusas. Personalmente, esperaba más acción y menos drama. Comparándola con películas como Rush o Le Mans ’66, queda bastante por debajo. Incluso Need For Speed me pareció más espectacular.
En el reparto, destacan actores como David Harbour, quien interpreta al entrenador de los jóvenes, y Orlando Bloom, cuya actuación me pareció sobreactuada. También están Djimon Hounsou, en el papel del padre del protagonista, y Geri Horner, interpretando a la madre. Es curioso mencionar que la ex Spice Girl en la vida real, es esposa de Christian Horner, actual jefe de la escudería Red Bull de F1, dato curioso. En cuanto al protagonista y el resto del elenco de chavales, sus actuaciones no son especialmente destacadas y sus relaciones no se desarrollan a fondo.
En definitiva, Gran Turismo pudo haber ofrecido mucho más, con más acción y emoción. En ocasiones, parece un anuncio de Sony, PlayStation y Gran Turismo disfrazado de pseudo-documental. Aunque hay ciertos guiños al videojuego, como en la banda sonora, la película en sí deja mucho que desear.