
Aunque parece imposible que Disney siga estirando del hilo de las principales franquicias del cine —sean Marvel, los Clásicos Disney o el propio Star Wars—, parece que todavía no se le han terminado los cartuchos en esa escopeta que tiene para hacer dinero. Por ese simple motivo nos trae Han Solo —del original Solo, que si no aquí somos tontos y no entendemos que se trata del apellido del personaje y de un pronombre—, cuyo objetivo es explorar la vida del famoso contrabandista antes de que se tope con Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi en Tatooine.
En esta película descubriremos su origen, Corellia, su primer amor, Qi’ra y, lo más importante, como conoce a Chewie y se hace con el mando del Halcón Milenario… Además de conocer a Lando Calrissian, a su maestro en esto de ser un caradura y todas aquellas cosas que un auténtico fan quiera saber y que hará que un neófito de la franquicia se extrañe al oír las exclamaciones en la sala a cada escena. Tampoco quiero entrar en detalles del argumento, ya que se trata de una space-opera de las de antes, con ese halo nostálgico —y no el ochentero que tanto está de moda—, sino más bien un recuerdo a las pelis de ciencia ficción de los sesenta y los setenta, de las que bebió George Lucas para crear el universo de Star Wars. En pocas palabras, una peli de aventuras espaciales pura y dura, con todos elementos típicos: una historia de amor, duelos al amanecer de dos soles, escenas bélicas —muy del Battlefront—, tiroteos, chascarrillos en la justa medida y unos personajes carismáticos.
En este sentido y como no podía ser de otro modo, todos los ojos se ponen sobre Alden Ehrenreich, el encargado de la más dura de las tareas de toda la peli: ponerse en la piel de Han Solo e intentar llegar al nivel de Harrison Ford y… Cumple, no diremos que borda el personaje y supera al actor original, porque no sería cierto, pero llegas a creerte que sea Han solo, aunque la sonrisa de pillo es irrepetible. A su lado encontramos a un grupo de actores efectivos que aunque no sorprende, cumple con la misión de dar vida a los personajes nuevos. Woody Harrelson, Emilia Clarke, Donald Glover, Thandie Newton y las voces de Phoebe Waller-Bridge y John Favreau, sin olvidarnos del nuevo Chewbacca, Joonas Suotamo. Además de estos, el villano principal lo interpreta Paul Bettany —que debía estar aburrido de ser Visión en Marvel— que subió al carro justo cuando Ron Howard sustituyó a Phil Lord y Chris Miller en el rol de director, cuando estos tuvieron «diferencias creativas». Con escenas pendientes y la necesidad de algunos reshoots, Bettany llegó para un nuevo personaje que, en parte, reemplazaría al de Michael K. Williams, villano inicial y cuyo metraje se descartó por completo… Una pena, pero debemos admitir que Paul Bettany no es uno del montón y se pone a la altura de lo que pide su personaje.

Como siempre, una de las principales bazas con la que cuenta una peli de Star Wars, sobre todo una ambientada después de la caída de los Jedi, es esa ambientación tan atrayente en la que todo parece usado, viejo y raído, no hay nada nuevo y parece que esté a punto de caerse a piezas, que le da a ese toque especial a estas pelis. Esto junto a los elementos completamente fan service —véase comentarios, guiños y elementos esenciales como los androides—, aseguran que esta tendrá el éxito que todo el mundo espera.
Apenas se ha estrenado que ya se está hablando de una trilogía completa sobre Han Solo, ya que el final es suficientemente abierto como para que haya espacio para ellas —no sucede con Rogue One que encajaba a la perfección con el Episodio IV—; sin embargo, por lo que esta concierne, estamos ante una peli más que aceptable y digna para el personaje; aunque, seguramente, si bien sin Disney no existiría, si hubiera visto la luz sin el gran estudio detrás, tendría ese toque menos comercial que está perdiendo la franquicia en general. Aun así, no os preocupéis, merece la pena ir al cine ya que estamos frente un espectáculo de manual.