“No fui un héroe, pero serví en una compañía de héroes” — Mayor Richard Winters.
Con esta sencilla pero evocadora frase termina Hermanos de sangre, tal vez una de las mejores series bélicas de carácter histórico que jamás se han realizado, y seguramente, también una de las mejores series de la historia de la televisión. Este es uno de esos casos en que una serie tiene tal producción detrás que si los realizadores hubiesen querido se hubiera convertido en una saga de películas, pero por una vez se buscó complacer al público contando una historia, y no el máximo beneficio.
Justo después de la exitosa Salvar al soldado Ryan, la pareja formada por Steven Spielberg y Tom Hanks, quedaron tan cautivados por los relatos de los veteranos y de las crónicas de los soldados, que sabían que tras esa ficción que contaron había millares de historias que darían para una película. Decidieron centrarse en una, la relatada por el historiador Stephen E. Ambrose en su libro, Hermanos de sangre. Este historiador —asesor de Salvar al soldado Ryan, entre otras muchas películas y documentales— narra en su libro, las vivencias de un grupo de hombres que estuvieron juntos desde que se alistaron en la infantería aerotransportada y se entrenaron en el Campo Toccoa, hasta que vieron como terminaba la guerra desde el Nido del Águila, propiedad de Adolf Hitler. Este grupo de hombres se convirtió en la Compañía E, del 2º Batallón, del 506º Regimiento de Infantería Paracaidista de la 101ª División Aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos de América, más conocida como la Compañía Easy, liderados durante casi toda la guerra por Richard Winters, este grupo de hombres se vio en las situaciones más complicadas, como un salto casi imposible sobre Normandía, o el sitio en el Bois Jacques.
Antes de empezar alabar esta serie —porque no se puede hacer otra cosa—, debemos fijarnos en su faceta histórica. La infantería aerotransportada, es decir, las tropas paracaidistas del ejército, no eran soldados de infantería normales, eran hombres extremadamente preparados, un cuerpo de élite, ya que sus misiones acostumbraban a ser de las más difíciles. Durante la Segunda Guerra Mundial, no entraron en combate hasta el Día D, pero no porque tardaran a alistarse, sino porque mientras otros cuerpos, como los Marines, enseguida, y sin apenas instrucción, ya eran enviados al frente, a los paracaidistas se les preparó durante años antes de lanzarlos sobre Normandía. En su primera misión, fueron lanzados tras las líneas enemigas situadas en las costas de Francia, para atacar a los alemanes por la espalda y conseguir establecer una cabeza de puente. Por decirlo de forma simple, eran la avanzadilla, y por lo tanto no eran carne de cañón, sino soldados profundamente experimentados.
Una cosa tenemos que tener clara, esta serie no tiene defectos, ni errores, ni siquiera en el contexto histórico, es una de las series mejor hechas de la historia. Puede que a gente le guste más o menos, o que simplemente no le guste el género bélico, pero la serie, por si sola, no tiene ningún fallo. Al contrario, solo tiene puntos positivos. En este caso como nos enseñan toda la evolución de los personajes, que viven, quienes mueren, por donde pasan, en seguida conectas con ellos, te sientes identificado con unos u otros, pero vives mucho más, compartes con ellos la dureza de la guerra, y sufres por ellos, y tampoco es de extrañar que la primera vez que se vea la serie cuando algún personaje es herido o muere, sufras igual que sus compañeros. A pesar de ello, es decir, a pesar de contarnos todos los detalles de la vida militar de estos hombres, el ritmo no desciende en ningún capítulo, todos son trepidantes, y aunque algunos sean más sentimentales y otros tengan más acción, siempre hay la dosis exacta de cada elemento para que al final de un capítulo no puedas evitar ver el siguiente.
Otro de los motivos por el cual te siente identificado con los personajes mientras vez la serie, es que antes y después de cada capítulo, algunos de los supervivientes de la odisea de Compañía Easy nos cuentan, de primera mano, que sintieron cuando estaban allí, como vivieron los buenos y los malos momentos.
El éxito cosechado por la serie, así como los magníficos resultados de crítica, son gracias a una excelente producción. Tras la serie hay un profundo trabajo de documentación, guion y dirección, así como de rodaje, ya que el rodaje empezó poco después del estreno de Salvar al soldado Ryan. Y sin duda alguna también se debe a un magnífico trabajo interpretativo, cuyo mayor peso recae sobre las espaldas de Damian Lewis, que encarna al Mayor Winters, siendo uno de los protagonistas de la serie, junto a él una mezcla de actores británicos y americanos, como Ron Livingston, Donnie Wahlberg (hermano mayor de Mark Wahlberg), Scott Grimes, Rick Gomez, James Madio, Michael Cudlitz, Dexter Fletcher, Ross McCall, Neal McDonough, Frank John Hughes, Matthew Settle y el asesor militar y especialista Dale Dye, encarnan a los miembros de la Compañía Easy. En la cinta también participan actores, en aquellos momentos casi desconocidos, como las grandes estrellas Michael Fassbender y Tom Hardy, en pequeños papeles muy secundarios. Y es que los actores no solo estudiaron su papel, sino que antes de empezar a rodar, el reparto principal pasó por un campo de entrenamiento, dirigido por Dale Dye —por donde también pasaron los actores de Salvar al soldado Ryan, y por donde pasarían los de The Pacific—, donde durante un par de semanas estuvieron siguiendo una instrucción enfocada a conocer los detalles de como se comportaban los soldados de la Airborne, así como a interiorizar sus papeles en sus diversos roles.
Es normal que, después de todo el esfuerzo, tanto físico como mental, que hubo durante la realización de esta serie —aunque a veces creas que se trate de una superpelícula de más de diez horas—, el resultado fuera tan bueno. En pocas palabras, es simplemente brillante y perfecta.