Como viene siendo habitual en anteriores cortos de «How to…», el narrador nos explica lo esencial de un deporte como es el golf, mientras que Goofy no hace más que complicarse la vida para seguir las instrucciones del narrador. Desde un principio se nos presenta el golf como un deporte pausado y tranquilo, ideal para que sus jugadores se relajen mientras van de un hoyo a otro. Sin embargo, cuando Goofy empieza a jugar —y como nos ha demostrado en otros cortometrajes— la cosa se enreda, por un lado porque parece ser que las actividades físicas se le resisten, aunque no cesa en el intento; mientras que, por el otro, toda la acción desemboca en una situación en el que el golf deja de ser un deporte relajado y pasar a ser un deporte de contacto y muy, pero que muy activo… Sobretodo cuando te persigue un toro enfurecido.
En How to Play Golf se recurre de nuevo a un elemento que podrías llamar habitual en los «How to…» de Goofy, la silueta como personaje activo del corto. Si primero fue la sombra y después el perfil humanizado, aquí se simplifica la imagen de este personaje a un simple monigote de líneas que, sin embargo, es un genio del golf, que no hace más que intentar enseñar a Goofy a jugar. Lo divertido de la combinación entre este personaje y Goofy es que este, una vez más, es capaz de otorgarle una humanidad de la que carece; a la vez que cruzan la cuarta pared interactuando con el público.
En este cortometraje, Goofy añade a su variedad emocional la irascibilidad de Donald, perdiendo el control cuando no consigue hacer un buen swing.
How to Play Golf nos ha dejado gags para los anales de la animación, como la alocada persecución final entre Goofy, la silueta y un toro al son de la banda sonora de The Lone Ranger.