
Los superhéroes tienen en el mundo del cómic la plataforma perfecta para desarrollarse, desde Marvel a DC, pasando por todos aquellos de las editoriales independientes, han tenido su origen en las páginas repletas de viñetas. Sin embargo, es cierto que estos superhéroes acostumbran a proceder del otro lado del charco y hay muy pocos de europeos —puede que Superlópez sea uno de los pocos si no el único de nuestro país—… pero en 2013 eso cambio. La factoría Dupuis —uno de los mejores hervidores de personajes míticos de la historieta europea y, por descontado, franco-belga— presentó a un nuevo personaje creado por Pascal Jousselin, un superhéroe francés de provincias llamado Imbattable. A priori muchos podríamos pensar que este no sería más que otro personaje —más o menos cómico— que serviría para parodiar a los grandes del cómic americano, pero no fue así. La gran virtud de Imbattable es que es el único héroe del cómic, es decir, el que realmente saca provecho de sus poderes al controlar el medio en el que vive.
Los superhéroes americanos, aún con todos sus poderes, tienen una limitación, la viñeta o la página —del mismo modo que les sucede a sus versiones de cine la encuentran en la pantalla—, pues Imbattable no. Este personaje lleva al extremo lo de romper la cuarta pared y literalmente es capaz de ver el límite de las viñetas, cruzarlas, saltar de una línea a otra o enfrentarse a la Gran Nada —es decir, el borde de la página—. En un ejercicio de genialidad, el autor, Pascal Jousselin consigue crear auténticas obras de arte del cómic; a la vez que le da ese toque tan europeo como es el costumbrismo en sus obras, ya que, aunque no ajeno a los grandes problemas del mundo, Imbattable es un hombre común, va a la compra, visita a su madre o juega a la petanca. En este sentido, Jousselin mezcla con maestría dos tipos de estilos para crear un cómic único en su especie, y es que es imposible igualar el ingenio de Imbattable para superar todos los problemas.
Pero no creáis que Imbattable está solo, sino que, en su universo, además de personas normales que no dejan de alucinar frente a sus poderes, hay otros dotados para controlar el cómic, desde un joven superhéroe en prácticas que supera la profundidad, un anciano cuyas palabras son invencibles —aunque solo cuando se enfada—, una chica que es capaz de controlar los colores de cuanto le rodean, o un villano que puede cruzar la página de una cara a la otra… eso sin olvidarnos de un sabio loco que ocupa el lugar de villano y archienemigo de la serie, aunque con consecuencias solo al nivel de Pierre Nodoyuna.

Sin lugar a duda, el punto fuerte de esta serie es el concepto, como los personajes pueden vencer los límites de su medio —llenando márgenes o saltando de una página a otra— para ir un paso más allá de lo que se podría esperar, sin embargo, también tiene a su favor un dibujo clásico, sin apenas sombras, muy cercano a Aquiles Talón o, incluso, a los Peanuts de Charles Schulz, pero cuya simpleza logra captar todos los movimientos y expresiones necesarias para la trama. Jousselin crea un mundo perfecto, reducido al máximo pero que, a la vez, es universal y que fácilmente llega a cualquier espectador —grande o pequeño— para hacer sus delicias.
Sin embargo, no todo se basa en un continúo de «más difícil todavía», sino que hay historietas para todos los gustos. Podríamos hablar de todos tipos, las de una página y las que se desarrollan con una trama más elaborada. Estas últimas son las que tejen el universo de Imabattable y le dan la consistencia para que el conjunto sea brillante, además de narrarnos historias complejas en las que los poderes de los personajes se apoderan de todas y cada una de las páginas, desdoblando tramas, recortando bordes… Pero donde realmente Jousselin logra la excelencia es en los gags de una página. Como lo hiciera Franquin con Gastón en su época, el autor logra concentrar todo el poder del personaje en apenas cuatro líneas de viñetas para demostrar el ingenio que tiene para demostrar al público que Imbattable es único. Es por ello que tras solo ocho años y tres álbumes publicados, se le augura una larga vida.
Esta genialidad, esta inventiva, este dominio de la viñeta han hecho que el Imbattable de Jousselin, en muy poco tiempo, se haya convertido en uno de los referentes de Dupuis, poniéndolo a la altura de clásicos como el ya mencionado Gastón, el Agente 212 o el mismísimo Spirou. Si crees que lo has leído todo y que nada puede sorprenderte… si te gusta el humor gráfico y rápido del cómic franco-belga más clásico… o si simplemente te quieres dejar llevar por la genialidad de un personaje sin parangón, debes leer Imbattable.