
Después del buen sabor de boca que dejó Juego de ladrones en 2018, tenía curiosidad por ver qué nos ofrecía su secuela. La primera entrega me sorprendió: era un thriller de atracos bien rodado, con personajes sucios, carismáticos y una historia con cierto aire a la clásica Heat. Pues bien, Pantera decide llevarse la acción a Europa y subir la apuesta… aunque no acierta del todo.
La historia arranca tiempo después del final de la primera. Donnie (O’Shea Jackson Jr.) se ha reinventado en Europa, y el bueno —o mejor dicho, el impresentable— de Nick (Gerard Butler) no tarda en aparecer con su barba desaliñada, sus malas formas y ese olfato para el crimen que no ha perdido ni un poco. Ahora el objetivo no es la Reserva Federal de Los Ángeles, sino un banco europeo de máxima seguridad. ¿Suena más grande? Sí. ¿Es mejor? Por desgracia no.
Lo primero que salta a la vista es que Pantera tiene un enfoque más internacional, más estilizado. La acción está muy bien rodada, como en la primera, pero aquí da la sensación de que todo es más artificial, menos cuidado. En la anterior, cada disparo pesaba. Aquí hay más espectáculo, pero menos tensión.
Gerard Butler vuelve a estar genial como Nick. Sigue siendo un policía al que le importa poco la ley si eso significa atrapar a los malos. Está más desatado, más pasado de rosca, casi como una caricatura de lo que vimos en la primera, pero aún así funciona. El tipo tiene carisma. Y O’Shea Jackson Jr., que ya en la primera se marcó un papel muy digno, aquí demuestra que puede sostener buena parte de la película él solo. Ya no es el novato. Ahora es el cerebro, y se le nota.
Eso sí, echo de menos algo que sí tenía la primera: el desarrollo de personajes. En Juego de ladrones: El atraco perfecto nos dejaban ver a los dos bandos como humanos, con sus luces y sombras. Aquí todo va más rápido, más directo al grano, y perdemos ese matiz. Se echa en falta esa pausa, ese aire más sucio y realista que tenía la anterior. Aquí todo es más pulido, más «cool», pero menos auténtico.

El golpe final vuelve a ser interesante, con sus giros y sus dobles juegos, aunque ya no sorprende tanto. Se nota que la fórmula intenta repetirse, pero no tiene el mismo impacto. Además de que te hueles ese giro de guion desde el inicio, y hay ciertas casualidades demasiado forzadas en la parte final, si la comparas con la primera entrega pierde en casi todo.
En resumen, Juego de ladrones: Pantera es una secuela que busca ser más ambiciosa, más internacional y con más acción. Y no termina de conseguirlo. Por el camino deja atrás parte del alma que tenía la primera. No es una mala película, ni mucho menos. Es entretenida, tiene ritmo y sigue siendo un buen plan para los que disfrutamos del género de atracos. Pero si hay que elegir, me quedo con la original.