
Hoy se vuelve a estrenar en los cines la primera película de Jurassic Park, con la tan bochornosa remasterización en 3D, si eso a quien nadie hoy en día le interesa pero que viene de perlas para sacar cash sin invertir mucho. Como ya se ha hecho en otras pelis, véase Titanic, El rey león, Star Wars, etc. Ahora le toca el turno a esta, como escusa pondrán que es para celebrar el décimo aniversario del film o cualquier otra tontería, pero bueno el caso es que es un buen momento para recordar una de las primeras pelis en optar por efectos CGI y que supuso un gran avance en cuanto a efectos especiales.
La película como ya sabéis está basada en la novela homónima escrita por Michael Crichton y publicada en 1990, en ella se narra la historia de un magnate multimillonario, John Hammond (Richard Attenborough) el cual tiene una isla cerca de Costa Rica donde pretende crear un parque de atracciones cuya principal atracción será la de poder ver dinosaurios reales pululando por la isla. Gracias a la ingeniería genética y al ADN de dinosaurio obtenido en mosquitos fosilizados hace millones de años, se podrán clonar a estos bichos extintos. Para poder avalar el parque, John Hammond necesita la aprobación de sus inversores además de algún paleontólogo que de veracidad al proyecto, es por ello que invitan a los paleontólogos Alan Grant (Sam Neill) y Ellie Sattler (Laura Dern) para visitar la isla. Durante un recorrido de prueba, el sistema informático de la isla se desconecta y los dinosaurios escapan de sus jaulas, la única opción es escapar de la isla antes de que se los coman los dinosaurios.
Que decir de Jurassic Park, una película mítica de nuestro cine, una de las pelis más recordadas de Steven Spielberg, y es que a quien no le gusta ver a un T. Rex rugiendo con la mandíbula abierta, o la tensión constante en los momentos que aparece un velociraptor. La película cuenta con escenas míticas recordadas y parodiadas en el mundo del cine, como las ondas que se propagan en el vaso de agua, coincidiendo con el momento de máxima tensión, la carrera por la pradera con los Gallimimus, o la excusa de que la visión del Tyrannosaurus Rex se basa en el movimiento -algo totalmente falso-. Además de lo imposible que sería hoy en día clonar a dinosaurios, y menos con ese método. Gracias a eso, la peli se ha ganado un buen puñado de gazapos que no hace sino que entretenernos para averiguar los fallos que hay durante el film. De todas formas eso no quita que sea una peli entretenida, Steven Spielberg ha sabido dosificar los momentos de terror y/o tensión con otros más cómicos y escenas de transición más vivas evitando que se hagan pesadas. Ayuda además la escenografía y el reparto de actores, sobre todo el del protagonista Sam Neill y el de Jeff Goldblum, un doctor matemático experto en la teoría del caos, este se ha ganado el cariño de los seguidores por ser más gracioso y estar en contra de todo el proyecto, De echo pasó a ser el protagonista en la segunda parte del Jurassic Park: El mundo perdido (1997). Si a esto añadimos una banda sonora dirigida por John Williams no hace sino recordar que Jurassic Park es una de las películas más míticas y más recordadas de la historia del cine, si la viste de pequeño seguro que te obsesionaste con los dinosaurios. Quien no recuerda la mítica frase de Goldblum: «La vida se abre camino»