
Mientras se van oyendo voces de que la división de animación propia de Netflix se está desmantelando poco a poco —y cuando el río suena, agua lleva—, la plataforma de streaming de la gran N todavía nos ha podido regalar alguna que otra perla, como la que ahora tenemos entre manos.
Kid es un muchacho que vive con su abuelo en mitad un desierto en el suroeste de los Estados Unidos, y sueña constantemente con las historias que lee en los cómics o ve en las películas, imaginándose a sí mismo como un superhéroe… hasta que todo da un giro y eso se hace realidad. A causa de un accidente de una nave estelar no muy lejos de su casa, Kid descubrirá cinco piedras que dotan a sus poseedores de diferentes poderes como volar, teletransportarse, hacerse gigante o ver el futuro, lo que de inmediato le meterá en la cabeza la necesidad de reunir un equipo y luchar contra el mal. El equipo que reunirá estará formado por su abuelo, Rosa, una niña de cuatro años, Bocadillo de Atún, un gato, y Jo, la camarera adolescente de una cafetería de carretera regentada por su madre. Convertidas en anillos al pegarlas en sendas tuercas, estos superhéroes de pacotilla descubrirán que no todo es tan fácil como Kid imagina. Por si esto fuera poco, a medida que pasa el tiempo, descubrirán que no solo deberán enfrentarse a las amenazas que vienen de otros planetas, sino también a las que acechan en la propia tierra, ya que serán vigilados de cerca por agencias secretas, a las que deberán enfrentarse, mientras que un planeta destructor mundos se cierne sobre la Tierra.
En un momento en el que género de superhéroes está, como poco, saturado, es sorprendente que una propuesta como esta logre salir adelante y llamar nuestra atención, pero si lo hace no es por contar, de nuevo, la misma historia de siempre, sino por ir un paso más allá y normalizar dichos poderes llevarlos al común de los mortales, ya que el variopinto grupo de superhéroes podría estar formado por cualquier de nosotros y nuestros amigos y familia. Además, si bien otras producciones —más serias, sin duda— pretenden todo el rato marcar la diferencia, Kid Cosmic no esconde sus influencias y las convierte en claros referentes para la serie y el público. Dejando a un lado los poderes de los personajes —que siempre tendrán uno semejante en los universos de Marvel y DC—, encontramos los anillos de poder extraterrestre como en Linterna Verde, los villanos destructores de mundo como Galactus, así como los grandes villanos como Thanos o Darkseid personificados aquí en la figura de Fantos —que también recuerda a Ronan el Acusador—, o agencias secretas parecidas a SHIELD, al igual que un sinfín de referencias al mundo de los cómics y las películas de superhéroes.

Con todos estos elementos y solo veinticuatro capítulos repartidos en tres temporadas, Craig McCracken —alguien vinculado a la nueva ola de animación norteamericana enfocada al público joven pero que también piensa en el adulto, como El laboratorio de Dexter o Las supernenas—, se une a otros creadores como Alex Hirsch —creador de Gravity Falls y que también participa en esta— o Patrick McHale —responsable de Más allá del jardín— para demostrar que para dar vida a una serie de animación de éxito no hace falta alargarse demasiado, sino centrarse en lo que se quiere contar, hacerlo y dejar a todo el mundo boquiabierto. Es cierto que, en esencia, Kid Cosmic adolece un poco de falta de originalidad, es decir, mientras otros títulos mencionados como Over the Garden Wall o Gravity Falls creaban un universo y un concepto nuevo, en el que el público descubría las cosas a medida que también lo hacían los personajes, ya que todo era nuevo y sorprendente, en este caso estamos frente a un género que actualmente está muy manido y no nos ofrece sorpresas, ni tan solo en el caso de Kid Cosmic; pero, a la vez, el enfoque es lo suficientemente diferente como para que si bien podamos prever que el bien vencerá sobre él mal, no sabremos como esto ocurrirá, ya que los recursos de los que hacen uso los personajes y los conflictos a los que se enfrentan no son comparables a los grandes eventos trascendentales de los universos de Marvel y DC, por mencionar los ejemplos que todos conocemos.
A pesar de todo y de las posibles pegas al ver que la trama recurre a los mismas evoluciones que cualquier otra trama de superhéroes, la verdad es que Kid Cosmic es un producto de entretenimiento puro y duro cargado de cultura pop, pero que por ello no deja de lado las reflexiones sobre la humanidad, la insondable extensión del espacio y, lo más importante, el conflicto de las personas al hacerse mayores, cuyos retos, muchas veces, son más complicados que tener salvar el universo de un devorador de planetas. Mucho más que recomendable y muy fácil de ver por su corta extensión.