
Unos misteriosos ataques están acechando toda Europa, los ingleses dicen que han sido los alemanes y viceversa, por lo que las tensiones van in crescendo en un continente en el que la guerra acecha en cada esquina. Por este motivo, la Reina Victoria encarga a sus servicios de seguridad que recluten a un equipo de élite para que descubran el origen real de la amenaza y la neutralicen. Para ello, después de años inactiva, se recuperará la Liga de los Hombres Extraordinarios, un grupo de seres excelsos que han protegido al reino y al imperio a lo largo de los años, M reunirá a un nuevo equipo liderado por el veterano cazador y aventurero Allan Quatermain, junto al que habrá Rodney Skinner, un ladrón invisible, la Dra. Mina Harker, una mujer vampiro, Dorian Gray, un hombre… complicado, como él mismo afirma, el Dr. Jekyll y Hyde, su alter ego, y el legendario Capitán Nemo, además del añadido de última hora de un agente especial estadounidense Tom Sawyer. Todos ellos unirán fuerzas para enfrentarse al villano de la función, un hombre enmascarado llamado el Fantasma, pero primero tendrán que limar diferencias entre ellos y dejar de desconfiar los unos de los otros.
Estamos ante una de esas pelis que fue duramente vilipendiada tanto por público como por la crítica. Primero se le achacó la lejanía respecto a la obra original de Alan Moore, además de ser machacada por el propio autor que, como suele hacer, echó pestes de la producción, algo que no ayudó a fomentar una buena campaña; y aunque es cierto que no se parece demasiado al cómic original, también lo es que normalmente el salto de un medio a otro viene acompañado de modificaciones sustanciales pero necesarias.
Después está la cuestión de los efectos digitales que, en la mayoría de casos, dejan un poco que desear, y más teniendo en cuenta que por aquel entonces ya había una industria importante al respecto, haciendo que se parezca más a una cinta de los noventa que de primeros de los 2000.
En relación a esto, el tipo de acción también está un poco desfasado, el modo en que las escenas físicas se llevan a la gran pantalla recuerda más a una peli de cualquier tipo duro que no a una cinta de ciencia ficción del 2003… aunque esto no es necesariamente malo, pero sí que desubica un poco, ya que por un lado está una vampiro atacando cual villano de Underworld, y por el otro Sean Connery atizando al estilo de la vieja escuela.

Y, paralelamente a todo esto, hay un sinfín de atrocidades anacrónicas y de contexto que nos harán sangrar los ojos y los oídos; porque podemos perdonar un elemento fantasioso por la trama, pero no que el carnaval veneciano tenga lugar en verano.
En pocas palabras, la peli de Norrington estaba destinada al fracaso casi desde su concepción y ni tan solo un reparto encabezado por nombres del momento como Tony Curran, Stuart Townsend, Shane West, Jason Flemyng, Richard Roxburgh o el gran Sean Connery, cuya participación como Allan Quatermain sería su última interpretación en la gran pantalla, logró salvar los platos.
Sin embargo, si uno llega virgen a la peli, es decir, con poco bagaje cinematográfico y sin haber leído el cómic original, es decir, si se es un adolescente, lo más probable es que se pueda disfrutar en todas sus vertientes… vamos, como le sucedió a un servidor cuando tenía quince años y la disfrutó como el que más. Por lo que ahora, a pesar de que veo sus muchísimos fallos, la sigo disfrutando como el primer día, y aunque no sea una de mis favoritas, sí que está muy cerca de ellas… y estoy seguro que no soy el único.
Así pues, esta es una de esas pelis de gran presupuesto pero cuya factura de serie B la convierten en una rara avis, una que en su momento sufrió un sonoro batacazo. Sin embargo, ahora, veinte años después, si uno lo desea y la ve con buenos ojos, está en camino de convertirse en una cinta de culto, a la vez que se puede disfrutar como un entretenimiento ligero, pero trepidante.