El Zorro es uno de esos personajes de ficción con un recorrido mucho más largo de lo que uno piensa. Fue un personaje creado en 1919 por Johnston McCulley y desde entonces ha aparecido en numerosos libros, teleseries, otros medios de comunicación y por supuesto en películas.
Si bien las películas en general no eran nada del otro mundo, tuvo su momento de gloria efímera en la filmografía de serie B europea a mediados de la década de los 60, no fue hasta 1998 donde se produjo una película con el suficiente presupuesto para considerarla como una producción de peso, contando además con un reparto de actores conocido.
De hecho, es el actor Anthony Hopkins quien hace de El Zorro, cuya identidad secreta es Don Diego de la Vega, un aristócrata californiano que vivió durante la época de la independencia de México y bajo un antifaz y sombrero luchaba contra el Imperio Español. En esta ocasión, la trama se desarrolla 20 años después de que el gobernador español Don Rafael Montero (Stuart Wilson) mate a la esposa de Diego, adopte a su hija Elena (Catherine Zeta-Jones) y de por muerto al propio Diego que estaba encarcelado durante todo este tiempo, por lo que el único propósito de este, una vez escapa de prisión, va a ser el de la venganza. Pero han pasado veinte años y Diego ya está mayor, pero por suerte, encuentra a un joven cuya venganza por la muerte de su hermano también le ciega el corazón, su nombre Alejandro Murrieta, el futuro Zorro.
Antonio Banderas es quien hace de Alejandro y del nuevo Zorro y hay que reconocer que es uno de los mejores papales que ha hecho en su carrera en Hollywood. De hecho, este es su primer papel importante y de relativo éxito en la gran pantalla, anteriormente lo habíamos visto en Desperado, de Robert Rodriguez, o en Asesinos, con Stallone. Su trasfondo y evolución en la trama están muy bien elaboradas y demuestra que el tío llegó para quedarse.
La película suma acción, aventuras, algo comedia, romance y western. Es una obra entretenida y amena, narrada con sentido de la acción y la aventura, se nota que Spielberg ha metido el hocico en la producción. La trama es lo bastante interesante como para captar la atención del público en general y visualmente está al nivel de lo que esperas en una película del estilo. No deja de ser un producto palomitero de entretenimiento puro y, dentro de lo que cabe, con un estilo bastante adulto. Como tuvo suficiente éxito se hizo una segunda parte en 2005 (La leyenda del Zorro) pero tuvieron que cargarla haciendo un producto infantil y con una trama muy por debajo de la primera.
En Definitiva, La máscara del Zorro es una película de aventuras bastante entretenida y con muy buenos personajes, posiblemente la mejor adaptación que se ha hecho de este personaje en el medio audiovisual.