Cuando una oleada de profanaciones de tumbas azota en el estado de Texas, Sally y Franklin realizarán un viaje por carretera para visitar la tumba de su abuela y saber si es una de las afectadas. Tras asegurarse de que la tumba está intacta deberán detenerse en una gasolinera, pero está no tendrá combustible, por lo que decidirán detenerse en la antigua propiedad de la familia para pasar la noche. Lo que no esperan es que cuando vayan a una casa vecina en busca de gasolina se topen con una familia que antiguamente trabajaba matando reses, pero que ahora consigue la carne de los que llaman a su puerta.
SIn lugar a dudas, solo por la cronología, La matanza de Texas de Tobe Hooper se puede considerar la primera —una de las primeras— películas de terror que estableció los parámetros del género slasher: desde el grupo de jóvenes que se meten allí donde no deberían meterse, al villano grande y de pocas palabras que los mata uno a uno utilizando todo tipo de herramientas y recursos a cada cual más sangriento. Además, también demostró que con un presupuesto muy ajustado se podían conseguir unos resultados, como poco, llamativo. Si uno se fija en la cinta verá que no hay demasiada sangre, la mayoría de actores eran novatos o aficionados, los efectos visuales se han reducido al mínimo e, incluso, muchos de los momentos más violentos suceden fuera de cámara, dejando que sea nuestra mente la que elabore la violencia y la crueldad de la historia.
Es por este motivo que, hoy en día, nos podríamos preguntar por qué es una peli con tanta “mala fama” en cuanto al ser una de las cintas más fuertes de la historia, y no es por otro motivo que por haber roto los esquemas del público de mediados de los setenta. En este aspecto, rompió los moldes al igual que lo hizo Star Wars pero de manera diferentes, ya que aquí nada ha pasado por ningún filtro, sino que las escenas grotescas están ahí, la violencia, aunque no se muestre porque no había pasta, se percibe en las expresiones de los actores, del mismo modo que el antagonista principal, Leatherface, supone un mazazo a nuestras mentes al imaginar quién se esconde detrás de esa máscara tan poco discreta.
A grandes rasgos, Tobe Hooper, en la que se podría considerar su primera película —al menos en cuanto a importancia—, consigue hacer una amalgama perfecta de muchos elementos, no solo por aquellos que más adelantes definirían un género, sino también plasmar el Texas caluroso al mostrarnos que el terror no solo tiene que ocurrir por la noche, sino también a plena luz del día. Y es que la secuencia final en la que Leatherface se pasea por la carretera con la motosierra acojonando no solo a la final girl de turno, sino también a varios conductores, mientras la luz del sol lo alumbra todo sigue siendo una de las más terroríficas del cine.
Lo cierto es que estamos ante una peli que debe ser vista para poder hablar de ella, ya que si bien podría alargarme hablando de los primerísimos primero planos de los ojos de la final girl, o del tratamiento de la luz como ya hemos apuntado, la verdad es que el punto fuerte de La matanza de Texas son las emociones que nos provoca, aunque ninguna de ellas sea buena. Por un lado tenemos un rechazo absoluto al comportamiento de la familia, no solo por el tema del canibalismo, sino por la suciedad y todo lo que los rodea, así como por las imágenes de cuerpos en descomposición; por el otro, el auténtico pavor que compartiremos con la final girl que logra escapar por los pelos después de la peor noche de su vida; pero también una constante sensación de agobio que nos pondrá en tensión como si fuéramos uno más del grupo de jóvenes que van cayendo como moscas. En este sentido, a diferencia de otras cintas como Viernes 13 o Pesadilla en Elm Street que nos darán miedo pero emocionalmente no nos pondrán contra las cuerdas del mismo modo que lo hará La matanza de Texas.
Así pues, por muchos motivos, desde la mala fama que cosechó en sus inicios llegando a ser prohibida en muchos países hasta la definición primigenia de un género tan importante como el slasher, debemos ver La matanza de Texas como una obra importante de la historia del cine, aunque sea difícil de digerir y no apta para todos lo públicos.