Para que comprendáis esta reseña tengo que confesaros que soy un lector empedernido. Si por un lado veo más cine del que realmente tengo tiempo para ver, aún leo más. No os puedo decir cifras concretas —ya que, con total seguridad, pecaría por pasarme o por quedarme corto—, pero creo que un poco más de cincuenta libros al año sería mi media. Eso significa que no solo leo todo tipo de libros sino que llega a un punto que lees cosas tan raras que no puedes comentarlas con nadie. Aunque este libro en concreto no es un caso tan extremo como otros de los que no he encontrado ni una reseña, sinceramente es un libro particular… Por no decir raro… Por no decir, que es lo que todos estáis pensando, friki.
Sí, lo es, es una de las cimas del frikismo, tanto para los que lo escribieron como para los que lo leen. ¿Una mezcla de Star Trek y zombies? No es precisamente la novela en la que todos pensamos como «la más vendida» o «el próximo Premio Planeta». Sin embargo y para mi sorpresa, seguramente es uno de los mejores libros que he leído últimamente.
No tiene un vocabulario exquisito, ni maestría en su prosa, ni tampoco unos personajes cuya profundidad los convierta en reales. No, no tiene nada de todo eso. Lo que sí que tiene son muchos guiños y referencias al Universo Star Trek, tanto de su interior como de todo lo que lo rodea —convenciones, fans, etcétera, etcétera—; una historia tramada de la misma forma que los mejores capítulos de la serie —incluso algunos saltos de capítulo parecen hechos adrede para ver los anuncios—; y un divertido tono de humor negro propio tanto de algunas historias de ciencia ficción como de zombies. Para decirlo de un modo más comprensible, La noche de los trekkies vivientes recuerda mucho a Zombies Party (Edgar Wright, 2004), pero con brochazos trekkies encima y en formato de libro.
Publicado originalmente en inglés en 2010 y unos años más tarde en castellano, La noche de los trekkies vivientes para mí se ha convertido en un libro de lectura obligatoria, tanto para los aficionados a Star Trek como para los fans de George A. Romero, ya que es el cóctel perfecto entre dos géneros tan emblemáticos. En este sentido, se podría comparar con Orgullo y prejuicio y zombies (Seth Grahame-Smith, 2009) o con La isla del tesoro Z (Alejandro De Bernardi, 2012), pero la genialidad de Kevin David Anderson y Sam Stall no está en solo coger una historia conocida por todos y añadirle los muertos vivientes, sino en crear un ambiente que, aún siendo identificable para cualquier fan, es completamente nuevo y original. Es decir, este libro no es un refrito con zombies, sino que es un aventura de terror completamente nueva llena de guiños e interesantes giros argumentales, también elementos muy propios de Star Trek.
A estas alturas os habréis fijado que todavía no he hablado del argumento, sin embargo, lo mejor que podéis hacer es leer el libro ya que, de base, sigue el mismo patrón de las historias de «invasiones zombies»: una situación completamente normal en la que nada parece ir mal, que se tuerce por completo cuando irrumpen en escena los hambrientos personajes sin cerebro —o con, ya lo descubriréis—, y un variopinto grupo de supervivientes que hará lo imposible par mantenerse con vida a la vez que intenta descubrir que ha sucedido.
La noche de los trekkies vivientes no será una obra maestra, no será un best seller, y dudo que haya ganado algún premio —a no ser que se trate de un específico del género—, pero lo que sí que será es un entretenimiento lector al que no nos arrepentiremos de dedicarle unas cuantas horas.