Hubo una época en la que Ferrari y Ford tuvieron un pique competitivo en el mundo de las carreras, Ferrari era el flamante campeón de la que por aquel entonces se consideraba la carrera más importante del año a nivel automovilístico, las conocidas 24 horas de Le Mans, una dura carrera de resistencia que ponía a prueba la fiabilidad de los coches. Ford por aquel entonces era un gigante en la venta de automóviles pero con nula experiencia en competición. Tras un encontronazo entre los dirigentes de Ford y el capo de Ferrari (Enzo Ferrari), Henry Ford II, el dueño de Ford, se propuso crear un coche que pudiera competir contra los de Ferrari, una hazaña en la que el dinero no es suficiente.
Estamos ante una película basada en un hecho real que ocurrió en los sesenta, pero como toda película biográfica que se aprecie, algunos de esos eventos están ligeramente retocados para darle un toque más cinéfilo, al fin y al cabo esto es una película y hay que entretener. Y eso lo hace bien, a pesar de que pueda echar atrás a más de uno tras enterarse que la peli dura dos horas y media, algo poco habitual para este tipo de cintas, lo cierto es que el montaje se mantiene de manera que en ningún momento se hace pesada o larga. La peli tiene dos partes diferenciadas, los momentos de carreras y los momentos de hablar. El segundo es donde el ritmo puede decaer un poco ya que hay mucha palabrería y alguna que otra escena que podrían ahorrarse, pero es la que nos sirve para entender ese mundo y sobretodo para poder ver esa relación entre los protagonistas Carroll Shelby (Matt Damon) y Ken Miles (Christian Bale), estos dos son los que modificaron y pusieron a punto el famoso Ford GT40 para adaptarlo a Le Mans, a pesar de sus personalidades diferentes -no pueden ser mas distintos- hay una cosa que los une: la pasión por los coches y la competición. Y los actores sin duda dan el pego, cierto que Christan Bale se le ve algo pasado de vueltas, quizá algo sobreinterpretado, pero esa personalidad es la que marca el estilo de la película.
Por supuesto el otro gran apartado es cuando Miles se sube al coche y tenemos los momentos de competición, la mejor parte sin duda,, todo está muy bien rodado, las carreras, la ambientación, el rugido de los motores, todo lo que rodea al mundo de la competición está muy cuidado, en cierto modo me recordaba a la peli Rush solo que esta ocasión las escenas parecen más realistas.
Viniendo de una historia en la que los estadounidenses ganan a los italianos podría esperarse cierto patriotismo por parte de los yanquis, y aunque es cierto que tiene sus momentos, como el de poner a los pilotos italianos con cara de malo en todo momento, o al jefe de Ferrari Enzo como si fuera el propio Padrino, lo cierto es que también critica esa actitud americana de ejecutivos bien trajeados que intentan llevarse los méritos para hacerle la pelota al jefe aunque eso signifique torpedear su propio trabajo. Carroll y Miles no solo luchan contra los pilotos de Ferrari, también tienen que lidiar con una panda de ejecutivos lameculos de Ford que solo ven el negocio donde los otros dos ven la pasión.
En definitiva, Le Mans ’66 es sin duda una de las mejores películas del año y posiblemente una de las mejores películas que retratan el mundo de la competición. Se disfruta tanto si eres fan del género como si los coches no son lo tuyo, es una película que te hace formar parte de ella.