Mickey y Donald son dos compañeros de casa que, tras seis meses de deudas, no puedes pagarlas, y el sheriff —interpretado por Pete— les prepara el desahucio y la confiscación de todos sus bienes. Apurados empiezan a recoger las cosas, ayudados por el repartidor de hielo, Goofy, con la intención de meter en su camioneta todo lo posible antes de que el sheriff lo venda. Cada miembro del divertido trío se hará cargo de una cosa diferente, mientras Mickey carga el baúl, Donald se peleará primero con un desatascador, después con una pecera y, finalmente, con un escape de gas; todo ello, a la vez que Goofy hace lo imposible para cargar un piano en la camioneta.
Es curioso como, a pesar de tratarse de un corto de la serie de Mickey, los auténticos protagonistas son Donald y Goofy. Sus carácteres —ya bien definidos y con muchos detalles— a la vez tan opuestos como simpáticos, los convierten en los personajes perfectos para introducirlos en las tramas tan surrealistas como la que tiene que hacer frente Goofy, cuando el piano cobra vida y se niega a abandonar la casa, o la hilarante escena de Donald y el desatascador.
A pesar de que ya había trabajado en anterioridad con Goofy, esta será la primera ocasión en la que Art Babbitt pondrá todo la carne en el asador, haciendo de Moving Day el ejemplo perfecto de lo que había teorizado un par de años antes al hablar de Goofy y de su forma de ser. Es en este corto donde vemos que el carácter del personaje se mezcla con la forma de moverse y de reaccionar de las cosas. Por ejemplo, aunque hay momentos en los que parece enfadarse con el piano que no cesa de resistirse, en seguida pierde el hilo del enfado y acaba, por ejemplo, disfrutando de un corte de sandía tras reventar la puerta del frigorífico.