
La segunda temporada de Narcos, creada por Chris Brancato, Carlo Bernard y Doug Miro, sigue la historia del infame narcotraficante colombiano Pablo Escobar y su imperio de cocaína. Esta temporada, que se estrenó en 2016 en Netflix, se centra en la caída de Escobar y la incansable persecución de la policía y las fuerzas del orden colombianas, lideradas por el brillante y tenaz agente de la DEA, Steve Murphy (interpretado por Boyd Holbrook) y su compañero Javier Peña (Pedro Pascal).
La primera temporada de Narcos había establecido el ascenso de Escobar (interpretado magistralmente por Wagner Moura) y su dominio sobre el narcotráfico en Colombia y el mundo. La segunda temporada amplía esa narrativa, enfocándose en la transformación de Escobar de un poderoso líder empresarial a un hombre acorralado y desesperado por escapar de la persecución. El personaje de Escobar se muestra en toda su complejidad, desde su carisma y su capacidad para ganarse a las masas, hasta su brutalidad y falta de remordimiento. Moura ofrece una interpretación que mezcla la vulnerabilidad y la ambición desenfrenada, lo que hace que Escobar sea a la vez fascinante y repulsivo.
La temporada comienza con Escobar huyendo de su lujosa cárcel, La Catedral, tras un conflicto con el gobierno y el deseo de escapar de la vigilancia. A partir de ahí, se inicia una cacería humana, donde la presión de las autoridades, el ejército y la DEA se incrementa mientras Escobar intenta mantenerse un paso adelante. La historia se vuelve más intensa y peligrosa, explorando la traición, el miedo y las alianzas temporales, mientras Escobar busca salvaguardar su vida y su legado.
Uno de los aspectos más destacados de esta temporada es la construcción de tensión. Los guionistas saben cómo mantener a los espectadores al borde de sus asientos, alternando entre las maniobras de Escobar, las operaciones encubiertas de la DEA, y las estrategias del gobierno colombiano y de los carteles rivales. Esta dinámica se amplifica con la entrada de nuevos personajes, como el policía colombiano Horacio Carrillo (Mauricio Mejía), quien se convierte en una pieza clave en la persecución del narcotraficante, y la participación de los aliados y enemigos de Escobar, que muestran lo volátil y traicionero que es el mundo del narcotráfico.

La segunda temporada no solo aborda la figura de Escobar, sino también la realidad de un país sumido en la violencia y la corrupción, donde las instituciones de gobierno luchan por mantener un orden mientras el dinero y el poder de los carteles de drogas corrompen a todos a su paso. Este retrato de la Colombia de los años 80 y 90 es uno de los aspectos más impactantes de la serie, mostrando un panorama más amplio y complejo que va más allá de la figura de Escobar.
Los elementos visuales y la dirección de la serie siguen siendo de alta calidad. Las escenas de acción están bien ejecutadas y las secuencias de persecución transmiten un sentimiento de urgencia y peligro. Además, la banda sonora, que mezcla temas de música latina con clásicos de la época, crea una atmósfera auténtica y envolvente que complementa perfectamente la narrativa.
En cuanto a las actuaciones, además de la destacada interpretación de Wagner Moura como Escobar, Pedro Pascal se destaca como Javier Peña, un agente que muestra la ambigüedad moral y la complejidad de su trabajo. A medida que la temporada avanza, la relación entre Peña y Murphy se ve puesta a prueba, reflejando el costo emocional y moral de la persecución del cartel de Medellín.
Así pues, a segunda temporada de Narcos es una obra más madura y poderosa que su predecesora. Con un guion sólido, una dirección efectiva y actuaciones memorables, la serie lleva al espectador a través de la caída de uno de los criminales más notorios de la historia. La historia no solo muestra la brutalidad del narcotráfico, sino que también ofrece una visión más profunda de la corrupción y la desesperación que afligen a todos los involucrados. Es una temporada que eleva a Narcos de una simple historia de crimen a un drama épico que examina la complejidad de la ambición y el poder.