La saga de videojuegos Need for Speed es una de las más populares del género de conducción. En su época, era prácticamente un referente. Su principal características era la de poder conducir coches de lujo en carreras callejeras. En entregas posteriores, se añadieron las persecuciones policiales y podríamos decir que fue en Need for Speed: Hot Pursuit (1998) donde el juego se popularizó de manera general. Durante los siguientes años, la saga se estancó ofreciendo básicamente más de lo mismo en las siguientes entregas. Pero la cosa cambió cuando se estrenó la película The Fast and the Furious (A todo gas en España), donde la cultura del tuning callejero se puso de tan moda. Esto lo aprovechó EA (la desarrolladora) para hacer una de las entregas más recordadas por los seguidores de la saga: Need for Speed: Underground (2003) y su continuación Need for Speed: Underground 2 (2004). Estas dos entregas (sobretodo la segunda) fueron de lo mejor de la saga llegando a mucha más gente. Todo el mundo conocía o había jugado alguno de estos juegos. Parece que EA estaba en racha, incluso cambiando el estilo en su siguiente entrega Need for Speed: Most Wanted (2005) donde la policía volvía a tener más presencia. A partir de aquí, la saga empezó a perder fuelle. EA saturaba el mercado con una entrega cada año y evidentemente, los desarrolladores no tenían margen para crear productos de calidad. Al final, la saga Need for Speed iría perdiendo toda la popularidad que años atrás tuvo.
El caso es que, en un enésimo intento de hacer una película basada en un videojuego, no era de extrañar que tarde o temprano a esta saga le tocase participar en su versión cinematográfica. Por lo que en 2014 tuvimos su primera, y única, entrega Need for Speed.
La peli se centra en Tobey Marshall (Aaron Paul), un expiloto que trabaja con sus amigos en un taller y se gana la vida en carreras clandestinas. Como no tiene mucho dinero, intenta labrarse una oportunidad intentado impresionar a Monarch (Michael Keaton), un entusiasta de carreras anónimo que creó la carrera denominada “De Leon”, donde los mejores corredores participan y el ganador se lo lleva todo. Pero Tobey no lo tendrá fácil, y es que entremedias está Dino Brewster (Dominic Cooper), otro piloto millonario con el que nuestro protagonista tiene alguna que otra rencilla.
Cuando la vi por primera vez, no me gustó nada. Ahora, viéndola de nuevo, sigue sin ser buena, pero al menos no me parece tan mala. El caso es que, no es una película que refleje lo que pasa en los videojuegos, el ritmo que tiene es muy lento para ser una película de carreras callejeras. No es tan espectacular como la saga Fast & Furious, pero parece más un drama que una película de acción. En general, es sosa, ya que la trama en sí y los personajes no tienen suficiente fuerza como para mantener la película, en especial el protagonista, demasiado plano y poco carismático.
Eso sí, hay que reconocer que las escenas de coches están muy bien realizadas. Por lo general, todo lo que se muestra es real, las carreras, las persecuciones, no es CGI barato como pasa en otras del estilo, por lo que el realismo es una de las cosas que han hecho muy bien en esta película. Además se nota el buen gusto a la hora de elegir supercochazos. Hasta sale un GTA Spano, algo muy difícil de ver.
En definitiva, Need for Speed no es la película de coches que uno esperaría ver, podrían haberle puesto otro nombre y tendría más sentido. De todas formas, no esta tan mala como parecía en un principio, por lo que si te gusta el género, y sobretodo los coches, merece la pena darle un visionado.