Tras la gira posterior al lanzamiento del álbum Hot Space (1982), los miembros de Queen decidieron concederse un descanso puesto que habían enlazado grabaciones y actuaciones en vivo, de forma continuada, desde 1974.
Algunos se pusieron a trabajar en proyectos en solitario mientras refrescaban ideas para relanzar a la banda después de una apuesta por el funk y el dance que no fue demasiado bien recibida por los fans. No obstante, el manager del grupo, Jim Beach, interrumpió el periodo de reposo al proponerles un cambio de registro. Se trataba de componer la BSO de un film que se encontraba en fase de rodaje.
La película era The Hotel New Hampshire (1984). Suponía la adaptación de una aclamada novela de John Irving, que había visto la luz en 1981. El laureado director británico Tony Richardson era el gran impulsor de la película y se había encargado también del guion. Su argumento giraba entorno a las vicisitudes que atravesaba, a lo largo del tiempo, una aposentada familia norteamericana. Alrededor de este núcleo de personajes, se tejía una trama tragicómica que entroncaba con la inseguridad creciente del ser humano ante un mundo cambiante y exigente que arrastra a todo aquel que, desde el impulso creativo y la inspiración, pretende dotar a su vida de otros alicientes que no son los puramente materiales.
La historia, además, incluía ciertos elementos surrealistas, paroxísticos, y ciertamente atrevidos. El desgaste que los rigores de la vida causan a los personajes principales deriva hacia la expansión del pesimismo recalcitrante en muchos de ellos. Y de ese nihilismo en ciernes surge la depresión y sus consecuencias. En varias ocasiones, el padre de familia, interpretado por Beau Bridges, hace uso de una frase motivadora para encauzar el rumbo de vida de sus hijos. Este leitmotiv, sacado directamente de las páginas escritas por John Irving, reza así: «Keep Passing the Open Windows». Con estas palabras, lo que Win Berry trata de transmitir es un espíritu de perseverancia en todo aquello que se emprende en la vida. Es una receta para superar el fracaso y los malos pensamientos que afloran a partir de nuestras propias inseguridades. Un reparto formado por intérpretes jóvenes en ascenso se encargó de trasladar el fuerte contenido a la pantalla. Entre ellos encontramos a Jodie Foster, Rob Lowe, Nastassja Kinski, Matthew Modine, Amanda Plummer y Jennifer Dundas.
Desgraciadamente, no todos los personajes que vemos en el film podrán esquivar las ventanas abiertas y la tragedia formará parte ineludible del proceso de evolución familiar. Esta temática tan moderna, que alertaba contundentemente contra los peligros de la codicia y el materialismo del reaganismo, podía ser un buen vehículo para Queen en su regreso a la actividad. Así lo creía Jim Beach, guiado también por el hecho de que era co-productor del film y pensaba aprovechar el talento de la banda en beneficio de una película mucho más potente, a todos los niveles, que Flash Gordon.
La idea no convenció del todo al grupo pero aceptaron darle una oportunidad. Algunos de ellos incluso empezaron a preparar algunas composiciones. Sin embargo, pronto vieron que dedicarse en exclusiva a un encargo tan grande les iba a impedir trabajar en nuevos temas para el próximo álbum de estudio que ya tenían en mente poner en marcha. Esa sensación se combinó con la decisión final de los responsables de la película en el sentido de que preferían una banda sonora musical más convencional y puramente instrumental, dejando espacio para algunos canciones clásicas que ya tenían arraigo entre el público.
Queen pasó a volcarse completamente en la composición de temas para el que sería su onceavo álbum de estudio, cuyo título sería The Works. Se trata de un disco emblemático y trascendente para la banda. Por un lado, recuperaba el impulso del rock y permitía el regreso del sonido triunfador. El experimento de Hot Space quedó definitivamente atrás, configurando un disco que apelaba a los seguidores del grupo para que recuperasen sensaciones y volvieran a reunirse con el alma de Queen. Gracias a temas inmortales como «Radio Ga Ga», «Hammer to Fall», «I Want to Break Free», o «It’s a Hard Life», Queen volvió a la primera esfera mediática. El subsiguiente The Works Tour afianzó de nuevo su enorme seguimiento alrededor del mundo y amplió la base de fans. La banda recuperó estímulos y todo ello se vio finalmente confirmado con su actuación estelar en el Live Aid (1985) de Wembley.
Pero no todo lo que empezó a realizarse para la película quedó abandonado en la papelera de la historia. Freddie Mercury había compuesto la letra y la música de una pieza que llevaba por título precisamente «Keep Passing the Open Windows». La canción era un fuerte alegato contra el suicidio y albergaba un enérgico sentimiento optimista que se materializaba en percibir cuáles son los anclajes positivos que la vida ofrece ante las dificultades. La canción tenía ya un formato muy definido cuando se decidió no participar en el film y eso permitió que se pudiera incorporar rápidamente a la lista de tracks para el álbum The Works. Es, por tanto, una canción inicialmente compuesta para una película que, finalmente, adquirió vida propia al margen de ella. En The Works abundan los grandes temas puesto que, además de los anteriormente citados, también tenemos una fantástica canción rockabilly, compuesta por Mercury, que lleva el título «Man on the Prowl». Y qué decir de la tremendamente emocional e intimista «Is This the World we Created…?» o la directamente conectada con el sonido rock primigenio del grupo: «Tear It Up», compuesta por Brian May. Pero en lo personal, «Keep Passing the Open Windows» me sigue maravillando por su capacidad evocadora y por las fantásticas harmonías que el grupo fue capaz de crear en los Record Plant Studios de Los Angeles (California).
Al no ser un single, no existe videoclip de la canción pero el canal oficial de Queen en Youtube nos ayuda al hacer accesible la mayor parte del legado musical en la plataforma. Os dejo, pues, con «Keep Passing the Open Windows» y también con su letra.