En 1955 Marty McFly halla una carta de su amigo Emmett «Doc» Brown, fechada en 1885, en la que le explica que su coche/máquina del tiempo está estropeado; le ruega que lo arregle, pero que no vaya a buscarlo pues se halla muy a gusto en el Lejano Oeste de la fiebre del oro. Sin embargo, Marty descubre que Doc fue asesinado sies días después de remitir la carta, y se ve obligado a viajar al pasado para salvar la vida de su amigo. Con esta premisa empieza la trepidante conclusión de la trilogía iniciada por Robert Zemeckis en Regreso al futuro y Regreso al futuro II.
Cuando Robert Zemeckis, director y coguionista de la trilogía y su compañero Bob Gale, tras el enorme éxito de Regreso al futuro empezaron a preparar una secuela, comprobaron que tenían material suficiente como para rodar dos películas y que, además, las vicisitudes y aventuras que deseaban plasmar en imágenes no podían ser condensadas en un solo film, so pena de hacer su lectura visual excesivamente farragosa. Fue entonces cuando decidieron rodas dos películas, una tras otra, y afrontar el peligro de que la segunda parte finalizase de forma un tanto abrupta y dejando en el aire algunos cabos sueltos.
En palabras del propio Zemeckis: «Saber que podía completar la saga de Marty y Doc en dos películas fue una de las razones por las que me atrajo rodar las secuelas. Cuando engarzas las tres películas juntas, funcionan como una trilogía completa. Éramos conscientes de que afrontábamos un riesgo dejando algunas preguntas sin respuesta al final de la segunda parte, pero todo quedaba aclarado en la tercera parte. Por ello planeábamos estrenar la Tercera y última parte sólo seis meses después de la distribución de la Segunda. Nos pareció poco honesto hacer esperar al público durante un año».
Tras los cinco durísimos meses de rodaje de la segunda parte de las aventuras de Marty y de Doc, que tienen lugar en el futuro, todo el equipo empalmó su trabajo en la producción. Durante cinco meses más, aún más agotadores si cabe, el último capítulo de la trilogía, en el que el joven aventurero y su amigo, el inventor chiflado, se ven inmersos en un mundo, el del Lejano Oeste, del que sólo conocen a través de las películas.
Pese a que ese sea el marco en que se desarrolla la historia, Robert Zemeckis insiste en que «la película no es un western». Y ello es claro, lo vemos. El espectador menos avezado puede ver, gracias a la gran ambientación —guiños al sr. Ford en Monument Valley— y la magnifica fotografía, que no estamos ante un western sino una película de aventuras, una película sobre un viaje en el tiempo. Esto es claro, y las referencias respecto a ello son claras, un chico de los años ochenta cuyas ideas sobre el Lejano Oeste se basan exclusivamente en las películas de Clint Eastwood, que ha visto en televisión, y se ve transportado a 1885, lo que aporta toda una nueva dimensión al género.
Es curioso el hecho que lo que ve el chico, cuando se traslada al Lejano Oeste, y las «influencias» que recibe de su pasado, no es lo mismo que él percibe en 1885. Huelga decir que las comparaciones son odiosas pero el traje que lleva y los ropajes que visten en la época distan mucho entre sí.
Es en este momento en que nos damos cuenta de un hecho que sería consustancial a films que en un futuro veríamos. La representación que vemos del género western en las películas se asemeja más a la visión que de ello tiene Sergio Leone más que de la limpia y nítida que tenía John Ford. Eso sí, sin desmerecer de ésta puesto que los paisajes son propiamente fordianos.
Es precisamente lo que cuenta Regreso al futuro III que subyace en la producción original del film. Los orígenes del western. Los personajes en lugar de ir al «Futuro»/«Presente», viajan al remoto pasado, es decir, al pasado, a sus orígenes al de sus antepasados, al de los colonizadores. Durante la filmación del original, el Zemeckis le pidió a Michael J. Fox que período le gustaría ver a él. Fox le contestó que él quería «visitar» el Viejo Oeste y conocer a los «cowboys». Zemeckis y Bob Gale estaban intrigados con la idea, por lo que consideraron la idea para la tercera parte.
A diferencia de usar sets de rodaje ya existentes, los productores construyeron un Hill Valley construido en 1885 a partir de cero. Las escenas de western se rodaron en Monument Valley, al más puro estilo de John Ford; mientras que algunas escenas de la filmación del actual Hill Valley se rodaron en Jamestown, California y en un set creado exprofesso en Sonora, California. Las escenas del «tren» se filmaron en el Parque Estatal Historico de Railtown 1897, una línea histórica de tren de Jamestown.
Mientras que la idea original de la película toma forma de un tono más material, Zemeckis considera la tercera parte de la trilogía más como un «viaje humano» con tonos espirituales que como una película de viajes en el tiempo. En cierto modo, lo podemos advertir a medida que lo vamos viendo en el carácter de Marty y Doc. Más en Doc que en Marty, puesto que el segundo va en busca de su amigo, aún teniendo el propósito y la seguridad de un futuro/presente acomodado mientras que el primero, Doc, tiene un pasado/presente, plácido —recordemos la carta que le envía a Marty en la que le insiste en que no vaya a buscarle—, pero que no tiene nada en su actual presente que es por lo que quiere pertenecer en el pasado. Puede que todo lo explicado no tenga sentido, pero, una vez visto el film esto último, ciertamente cobra sentido.
La filmación de las secuelas de Regreso al futuro a través de 1989 reunió a gran parte del elenco original. Las películas se rodaron a durante once meses a excepción de un hiato de tres semanas entre las ambas partes.
Lo más complicada fue editar la segunda parte con la tercera, por lo que a Zemeckis le llevó un período de proceso de tres semanas. Mientras éste rodaba las escenas del «tren» en Sonora, Gale se encargaba del sonido de las escenas de la segunda parte en Los Ángeles.
Esta vez había un especial interés en rodar sobre la vida de Doc Brown, más que sobre el otro protagonista de la saga, Marty McFly. Eso si, sin desmerecer de este. Doc, supone en esta última un punto de origen y desarrollo a diferencia del primero que tiene dos películas en que mantiene protagonismo. En esta tercera parte, la figura del amigo/mentor cobra un protagonismo especial puesto que su origen —un ejercicio de retrocontinuidad— es aclarado y expandido. Su figura de «científico loco» y excéntrico se encuentra reconciliada con la realidad que le rodea, a la vez que encuentra un alma gemela en la persona de Clara Clayton (Mary Steenburgen), con la que se reconcilia con la realidad.
Es precisamente que el papel de Clara fue escrito con la actriz en mente. Cuando Steenburgen recibió el guión, era reticente a participar en ello hasta que sus hijos la persuadieron para que aceptara el papel. Por su parte, Lloyd realizó su primer beso en pantalla con ella, mientras que, la escena del baile en el Festival de Baile de Hill Valley, supuso una parte muy «peligrosa» de la filmación, ya que Steenburgen se rompió un ligamento mientras se realizaba el rodaje.
La película también contó con veteranos del westen como Pat Buttram, Harry Carey Jr. y Dub Taylor como los «tres viejos del Saloon». La inclusión de actores de western clásico fue motivo de promoción en la audiencia, así como parte del obituario de los actores. La música del Lejano Oeste fue interpretada para el film por la no menos legendaria banda de rock ZZ Top.
Por su parte, Alan Silvestri, encargado de la banda sonora y colaborador habitual de Zemeckis volvió a colaborar con éste para la música. A diferencia de dictar como debía componer el «score» Silvestri, Zemeckis dirigió a Silverstri como si éste se tratara de de un actor, buscando evocar la emoción y tratando cada pieza musical como a un actor en sí misma. Para la fotografía, como ya se ha citado anteriormente, se contó con Dean Cundey, quien coincidió en asegurar que al igual que con el resto del equipo que rodar el film fue un sueño. Los productores querían crear una película colorida, un espectáculo vibrante en cada escena por lo que se insinúa un tono sepia en cada una de las tomas. El mismo Zemeckis quería crear un clímax espectacular para el film que es por lo que coordinó a los actores, la filmación en vivo del tren y los efectos especiales del film y técnicos todos a la vez.
Regreso al futuro III es algo más que una película de aventuras al uso. Es un homenaje al cine y al western. A los pioneros que llegaron a América —la referencia al Brown/Von Brown—, a las diferencias entre lo que se imaginaba en el 55 con los trajes de lentejuelas y lo que era el Salvaje Oeste de 1885. A lo que era el western de Ford y lo que era el Western de Leone. Regreso al futuro III es deudora de los grandes clásicos. En definitiva, es aventura en estado puro.
Un artículo de Xavi López