Mucho antes de que The Witcher triunfara en Netflix y mucho antes de que CD Projekt revolucionara el mundo del videojuego con la serie The Witcher, existió lo que en polaco —su lengua original— se conoce como Saga o wiedźminie, lo que viene siendo la Saga del brujo, los relatos protagonizados por un brujo de largo cabello blanco, con la espada colgada a la espalda y cuyo cometido es matar a los monstruos que acechan en un mundo de fantasía creado por Andrzej Sapkowski y cuyo nombre no es otro que Geralt de Rivia.
Todo empezó con el relato de «El brujo» en 1986 en la revista Fantastyka, a lo que seguirían nuevos relatos, que después darían paso a las novelas. Sin embargo, esta serie no es una que pudiésemos llamar regular, con varios libros similares —como podría suceder con Harry Potter, Juego de Tronos o El Señor de los Anillos—, sino que sus ocho tomos se podrían dividir en tres partes muy distintas, no solo por su estructura, sino también por la historia que cuentan y como la cuentan.
La primera de estas partes serían los dos primeros, El último deseo y La espada del destino, ambos compendios de relatos que recogen diversas aventuras de Geralt y sientan las bases del universo del brujo, por decirlo de algún modo, las normas por la que se rige. Sinceramente y desde un punto de vista muy personal, sino uno quiere descubrir lo que es el mundo del brujo, estos dos tomos son imprescindibles y, a la vez, perfectos como recopilación de relatos de fantasía. La acción es muy directa, no se anda con rodeos y nos mete de lleno casi como si fuésemos los compañeros de Geralt en sus aventuras, a la vez que se conocen algunos de los personajes más carismáticos de la serie, como el bardo Jaskier o la hechicera Yennefer.
Después de todos estos relatos, Sapkowski quiso dar un paso más allá en su universo, y dejando atrás el formato de una aventura por relato, desarrollo una gran trama protagonizada por el brujo, pero en la que también jugarían un papel importante personajes como los ya mencionados, así como Cirilla de Cintra, la joven heredera de un reino que, tras la invasión de un enemigo, correrá todo tipo de aventuras para salvar el pellejo con la ayuda de Geralt. Con esta premisa y con sinfín de situaciones que se encadenan una tras otra, en los siguientes cinco libros —titulados La sangre de los elfos, Tiempo de odio, Bautismo de fuego, La torre de la golondrina y La dama del lago—, veremos como Cirilla lucha para reunirse con sus preceptores, Geralt y Yennefer, mientras que «los malos» solo pretenden capturarla por su sangre y los intereses políticos y mágicos que en ella residen. Si en los relatos Sapkowski supo mantener el ritmo a pesar de su forma de escribir muy florida y un tanto barroca, en este caso cometió un error: se enrolló más de la cuenta. Es decir, lo mismo contado con la mitad de texto y con el mismo estilo de los relatos —aquí los capítulos se alargan demasiado—, hubiese sido más trepidante, ya que hay momentos en los que divaga demasiado para contentar al lector de corte político más interesado en los más y los menos de las relaciones diplomáticas entre los diferentes reinos, que no al que quiere saber que les ocurre a los carismáticos personajes. Aunque dijera en la nota de autor que precede el relato de «Algo termina, algo comienza» que «la Saga de Geralt de Rivia fue escrita siguiendo un plan preciso y que, pese a las habladurías, no fue escrita caóticamente como si se tratara del desarrollo de un juego de rol que se termina cuando el autor empieza a aburrirse», da la impresión de que se fue por los cerros de Úbeda y luego no supo como volver a Polonia. Si uno intenta esquematizar las diversas tramas veremos que en los cinco libros que forman la trama de Ciri, llega un punto en que da la impresión que los personajes se pasean de aquí para allá sin un motivo, e, incluso, en ocasiones ellos mismos se preguntan que hacen paseándose de ese modo mientras los malos siguen haciendo de las suyas. Además, por si esto fuese poco, después de centenares de páginas mareando la perdiz, el final llega abruptamente y todo termina en unas escasas diez páginas… aunque luego queden otras cien en las que todo parece que acabe sin acabar. Y, para rematarlo todo, el final podríamos decir que es cuestionable y bastante confuso, haciendo que se nos quede una cara de jaque de campeonato mientras intentamos comprenderlo y atar el mar de cabos sueltos que deja.
Finalmente, como tercera parte existe una novela que se podría considerar independiente titulada Estación de tormentas, que, aunque fue publicada catorce años después de La dama del lago, se sitúa entre las aventuras de los dos primeros, pero en lugar de ser diversos relatos, estos se conectan entre ellos para dar lugar a una trama mayor. Aquí parece que el autor recuperase el estilo de sus inicios y lo combinase con alargar una trama mayor, con capítulos más breves y mejor ubicados para el lector que permite no perderse y disfrutar más. En muchos sentidos, la historia de Ciri de los otros cinco libros, hecho en tres con el formato de Estación de tormentas hubiese sido redondo… pero así son las cosas.
En último lugar existen dos relatos no canónicos —o no canónicos del todo—, el primero, «Camino sin retorno», se puede considerar una precuela al estar protagonizado por los padres de Geralt, y «Algo termina, algo comienza», en el que Geralt se casa con Yennefer. Ambos muy acertados pero rechazados por el autor en cuanto a la historia «oficial» de Geralt de Rivia.
A grandes rasgos podríamos decir que Sapkowski estructura un mundo muy complejo y muy bien elaborado que, aunque también hay enanos, magos y elfos, saca mucho material del folklore europeo, tanto occidental como oriental, con criaturas más originales e interesantes que los típicos trols o los dragones de toda la vida… que los también hay. A pesar de ello, todo lo que consigue con los relatos, lo estropea él mismo en las novelas al querer expandir la historia, hasta el punto de que Geralt deja de ser el personaje principal siendo sustituido por Cirilla; a la vez que rápidamente traiciona el mundo fantástico para centrarlo en el politiqueo de un mundo medieval con muchos referentes a nuestra historia.
En resumidas cuentas, después de leer todo lo que conforma la Saga del brujo, si ahora tuviese que darle un consejo a mi yo del pasado que quiso leer las novelas escritas por Andrzej Sapkowski sería el siguiente: léete los dos primeros y Estación de tormentas, el resto es demasiado denso, barroco e innecesariamente largo para el final abrupto y de calidad cuestionable que te ofrece. Así que, Andrzej, te diré que el universo es brillante, el personaje principal es perfecto, pero la «gran» historia de Geralt te ha salido rana. Una pena.