
Hasta hacía muy poco que saliera una nueva película de Spider-Man solo tenía que ver con dos principales motivos: el dinero y el afán de Sony por mantener los derechos sobre el personaje. Sin embargo, el hecho que cedieran frente a Marvel para que se uniera al UCM y formara parte de grandes eventos como Infinity War, nos hizo pensar que Sony había comprendido como funcionaban las cosas y que la realidad era que, si se quiere que un producto funcione de verdad, tiene que merecer, no solo verlo, sino también hacerlo… y ese es el caso de Spider-Man: Into the Spider-Verse, amén de otros lanzamientos recientes como el exitoso Spider-Man para PS4.
Uno de los factores que indica que estamos ante una película que se sabe es que, una vez más, se trata de una cinta sobre los orígenes del personaje… pero no es el de siempre. En este caso, conoceremos a Miles Morales, uno de las versiones de Spider-Man más recientes, que tendrá que convertirse en héroe en apenas un par de días, pero no estará solo para ello. Debido a unos peligrosos experimentos pagados por Wilson Fisk, varias dimensiones de la realidad se cruzan con la de Miles, haciendo que los Spider-Men de todas ellas vayan a parar a un mismo lugar en un mismo momento: en el que el Spider-Man de la realidad de Miles muere a manos de Kingpin. A pesar de lo espectacular que suene eso, Miles tendrá que colaborar con un Spider-Man fracasado y con sobrepeso, uno que es un cerdo, otro que es chica otaku con un robo amante de los emojis, otro que vive en los años treinta, y Spider-Woman, más conocida como Spider-Gwen.

Seguro que con tantos «spider» arriba y tantos «spider» abajo os he liado, pero os tenéis que quedar con la premisa que diversas de las versiones más aclamadas del cómic, por fin, han visto la luz en la gran pantalla en una sola historia. Vale, de acuerdo, muchos me diréis que el argumento no es nada nuevo —incluso muchos recordarán algo muy parecido del tramo final de la serie de animación de los noventa—, pero bueno, al fin y al cabo, no deja de ser una peli de superhéroes, por lo que tampoco nos vamos a poner quisquillosos por eso. Pero, incluso así, en favor de esta cinta diremos que sabe como jugar con las diferentes dimensiones y como vendernos un posible medio reboot de una forma más elegante que los chicos de X-Men. Id tomando nota hermanos Russo con Vengadores: Endgame, que nos conocemos.
A parte de la historia, no estamos ante una cinta de animación cualquiera, los realizadores sabían lo que tenían entre manos, y junto a Sony, supieron poner toda la carne en el asador para convertir esta peli en toda una experiencia. No solo hubo un dispendio en el proceso creativo, contando con personas como Phil Lord o Bob Persichetti, sino en el concepto de esta creación. Hoy en día ya estamos de vuelta de todo en cuanto animación —los señores de Pixar se han encargado de ello—, pero aquí se ha querido dar una vuelta más de tuerca y se le ha dotado de un toque característico, mezclando la animación digital, con toques de cel shading, con animación más tradicional, un poquito de anime y, lo más importante, se ha buscado que parezca que, además de ver una película, estés leyendo un cómic. Para ello se ha recurrido a las onomatopeyas, las líneas de movimiento, incluso al texto en cuadros narrativos, igualito que en un cómic. Y, para rizar más el rizo, los personajes no permanecen ajenos a estos elementos, sino que interactúan con ellos e, incluso, llegan a cruzar la cuarta pared.

Además, se hubiera podido recurrir a actores de voz de calibre, que también se ha hecho, pero también han tenido cabida nombres propios como Jake Johnson, Mahershala Ali, Lily Tomlin, Zoë Kravitz, Liev Schreiber, Chris Pine, Oscar Isaac y, como plato fuerte… Nicolas Cage. Sin olvidarnos de un divertidísimo cameo de Stan Lee, muy parecido al que ya hizo una vez en Los Simpson.
Llegados a este punto, es más que evidente que estamos ante uno de los mejores estrenos del año, no solo en cuanto animación, sino también en el género de los superhéroes o el cine en general, ya que todas partes emanan un aire fresco y necesario para una industria que se está acomodando en las grandes franquicias.