A raíz del estreno de Star Trek: Lower Decks me picó la curiosidad por descubrir la única serie de Star Trek que decidí dejar a un lado cuando me sumergí en el universo creado por Gene Roddenberry. A priori, una serie de animación creada a principios de los setenta, se quiera o no, no llama mucho la atención y más cuando se sabe abiertamente que la producción no destacó por la calidad de su animación. Sin embargo, me equivocaba.
Siguiendo con la misma lógica que la serie original, Star Trek: The Animated Series sigue las aventuras de la tripulación de la Enterprise en su viaje por el espacio mientras descubre nuevos mundos y nuevas civilizaciones.
En este sentido, esta serie no ofrece nada nuevo, es decir, es más de lo mismo, en muchos aspectos da la impresión que muchas de las historias son las que no se pudieron llevar a cabo en la serie original o que se quedaron en el tintero después de su cancelación en 1969. Sin embargo, esto no es algo negativo, todo lo contrario, ya que es una continuación del estilo que marcó Roddenberry a mediados de los sesenta, apostando por historias de ciencia ficción bien elaborada y con ese trasfondo sociológico que la serie original ya tenía y que tanto la caracterizó, marcando un antes y un después en la televisión. Incluso se podría hablar de una versión mejorada de la serie original, ya que la duración de los capítulos se ve reducida a la mitad, por lo que el ritmo —algo pausado y propio de la televisión de los sesenta— se ve acelerada para generar la tensión suficiente, corrigiendo uno de los pocos defectos de la serie en acción real.
Pero como el mundo no es perfecto, todo lo bueno de ST: TAS se ve contrarrestado por una animación bastante pobre. Filmation, uno de los referentes de la animación televisiva entre los sesenta y los ochenta —Los cazafantasmas, He-Man o Tom y Jerry son cosas suyas— se hizo cargo de la producción —algo que ya perseguían cuando la serie original estaba en antena—, pero tuvieron que luchar con un presupuesto en contra. En un principio la idea era realizar una serie enfocada al público infantil, pero Gene Roddenberry se negó, ya que no quería banalizar su creación, por lo que después del tira y afloja inicial, se consiguió tener claro el concepto, pero este tenía un defecto: el caché de las estrellas que, en este caso, le daban voz a los personajes.
Como no podía ser de otro modo, William Shatner, Leonard Nimoy, DeForest Kelley, Majel Barrett y James Doohan fueron contratados para dar vida a Kirk, Spock, al Dr. McCoy, a la enfermera Chapel y a Scotty, pero la cosa no daba para más y se decidió que Doohan y Barrett también pondrían voz a Sulu y Uhura, pero los actores se plantaron y se negaron a trabajar si George Takei y Nichelle Nichols no retomaban sus papeles. Así pues, el único que quedó fuera fue Walter Koenig, a cambio fue el primer actor en ser guionista de la serie, y su personaje Chekov fue sustituido por M’Ress y Arex, con las voces de Barrett y Doohan. Pero, habiendo solucionado el tema de las voces, a Filmation le quedó más bien poco para trabajar en la animación, por lo que se recurrieron a muchos trucos para abaratarla: reciclando secuencias, convirtiendo a los personajes en siluetas cuando estuvieran muy lejos, tapando la boca para evitar animarla, etcétera, etcétera, etcétera. Dejando solo algunas secuencias —como el desplazamiento de la Enterprise— con una animación más elaborada.
Llegados a este punto podríamos creer que el resultado final podría ser un desastre, pero no es así. Es cierto que la animación es arcaica y no está a la altura de la que había en la época, pero la combinación de unas buenas historias y el hecho de que la producción no estaba atada por la tecnología, permitiendo que Kirk y compañía pudieran enfrentarse a todo tipo de razas y situaciones imposibles para la acción real, convierten a ST: TAS en un más que correcto producto de Star Trek.
A pesar de todo, estamos ante una buena serie de animación, cuyos elementos se compensan para no envejecer mal, y cuya única pega es que solo consta de 22 episodios y que, además, en cuanto La nueva generación llegó a nosotros fue eliminada del canon oficial de Star Trek, pero ello no la hace menos disfrutable.