
Sin querer entrar en detalles, estamos en un momento culminante en la Galaxia. Por un lado la Primera Orden se ha cargado la República y poco a poco se está convirtiendo en el máximo poder. Solo los últimos resquicios de libertad y democracia, la Resistencia —que ahora si que tiene sentido el nombre— luchan para defender lo poco que queda de la República, y la única esperanza parece recaer en encontrar a Luke Skywalker, para traer equilibrio a la Fuerza y la Galaxia. Para conseguirlo, Rey irá en busca del maestro jedi, mientras que Poe y Finn harán lo imposible para que los miembros de la Resistencia sigan con vida para poder enfrentarse a la Primera Orden, ahora y siempre.
Al ver esta peli tuve todo tipo de sentimientos encontrados. Por un lado no tenía muy claro la historia que esta viendo, aunque por el otro sabía perfectamente que estaba viendo Star Wars. Había cosas que encontré muy acertadas, pero había muchas otras desubicadas o fuera de lugar. Había secuencias extremadamente reveladoras, y otras completamente innecesarias. Personajes que jugaban un papel importante en la trama, y otros con tan poco fondo que eran absolutamente descartables. En el Episodio VII hubo muchos personajes nuevo que parecían tener una historia oculta y que todo el mundo deseaba descubrir, sin embargo, aquí, muchos de esos personajes pierden todo su trasfondo, haciendo que pasarán de interesantes a meros segundones, no diré cuáles pero si se ha visto la peli son fáciles de identificar.
Con todo esto solo quiero decir que al salir de la sala, aunque admita que hubo grandes momentos, a la altura del resto de la saga —como las escenas de las batallas espaciales, cuya espectacularidad no se puede poner en duda—; hubo muchos otros que, por diversos motivos, chirriaban. Para empezar, a pesar de la supuesta solemnidad de la peli y de la trama, en diversos momentos el humor era excesivo, llegando al estilo de Marvel, que rompían el clímax y el tono de la historia. Después parecía haber una necesidad de añadir personajes con fines únicamente comerciales, para vender más muñequitos, peluches y demás, como los porg, unos pingüinos chillones que no tienen ninguna función o relevancia, solamente intentar arrancar un «¡ooohhh!» en el público, mientras que las monadas de BB-8 se reducían. Además, y sin intentar spoilear, habían unos giros de guión extraños e injustificados, tal vez enfocados a que ciertos actores compartieran escena. Por otro lado, y a mi parecer uno de los elementos más graves, Los últimos Jedi tiene un montaje incomprensivo y confuso, ya que mientras la Resistencia se juega la piel en una contrarreloj de seis horas —tiempo que se menciona en la peli—, hay algunos personajes que parece que vivan dos o tres días, llegando a tener tiempo de viajar a un planeta casino al otro lado de la galaxia y liarla. En este sentido hay películas que juegan con timings diferentes, Dunkerque es un claro ejemplo de ello, pero mientras que en la peli de Nolan funciona perfectamente, aquí solo se consigo dar la impresión que la Galaxia no es tan grande, reduciendo un universo que, hasta ahora, solo había hecho que crecer.

Todos estos elementos, y otros más ligados a la trama en los que no quiero profundizar por riesgo de spoiler —solo diré, como ejemplo, que al final villano solo hay uno, porque el otro no vale la pena, y que la Fuerza pierde ese halo místico para ser algo más parecido a los poderes de un superhéroe—, me hicieron sentir incómodo. No porque fueran malos, pero tal vez no eran tan buenos como se podría esperar de una saga como Star Wars. En palabras más sencillas, Los últimos Jedi me dejaron un extraño sabor de boca. Ni bueno, ni malo. Sin embargo, a mí parecer, a menos que les salga muy baratito, no entiendo que esta película justifique ofrecer una trilogía entera a su director, Rian Johnson.
Sin embargo, creo que el principal defecto de The Last Jedi es que peca de pretenciosa. ¿Qué quiero decir con esto? Mientras que las originales nos gustaron por la historia y los personajes, y las precuelas por lo que nos contaban, en este caso parece que la película esté hecha adrede para que nos tenga que gustar. Las otras no buscaban gustar, buscaban dar espectáculo y contar una buena historia, aquí solo se busca la aprobación del público, como si nos dijera: «Los últimos Jedi es una peli de Star Wars (y Disney) y solo por ello os tiene que gustar, aunque sabemos que no es para tanto y hemos rellenado los huecos con paja estilo: humor, personajes divertidos y guiños para los fans». Algo que, si se piensa, es lo peor que podría hacer una película, ya que como tal debería gustar por lo que es, y no por lo que debería ser.
Creo que no estamos ante una peli tan mala como muchos han querido justificar, pero tampoco es tan buena como las originales, algo muy difícil de conseguir y ponerse al mismo nivel de calidad. Ya sucedió en la anterior, ha sucedido en esta, y seguramente sucederá en la siguiente. Además, algo que sigo sin comprender, es el motivo por el que se ha tomado la decisión de descartar todo lo que se conocía como el Universo Expandido, como lo contado en las novelas y cómics sobre lo que sucedía después del Episodio VI: la mujer de Luke, sus hijos y los de Han y Leia, la muerte heroica de Chewbacca, las reencarnaciones de Palpatine, etcétera, etcétera. Para, en su lugar, hacer una revisión un poco floja de lo que se contó en la trilogía original. Aún siendo muy criticadas, las precuelas tenían un sentido, nos contaron la historia que queríamos conocer, una realidad diferente antes del Imperio, como se vivía entonces, y que sucedió para llegar al Episodio IV. En este caso, de momento, todo parece un refrito hasta cierto punto innecesario, solo enfocado a seguir haciendo caja y darle un final a los personajes que tanto queremos.

Cuando terminé de ver Los últimos Jedi varias preguntar abordaron mi mente: ¿Volveré a ver la película? Seguro que sí. ¿Perdonaré sus errores? Probablemente. ¿La aceptaré como el nuevo canon? Está por ver. ¿Acabará por gustarme? Todavía no lo sé.