“Podría haber sido un buen chico, si no fuera porque ví como un Jedi decapitó a mi padre ante mis ojos.”
Así se expresaba un joven Boba Fett en un orfanato de Bespin al que llegó poco después de la batalla de Geonosis. El mejor cazarrecompensas de la galaxia tiene una historia salpicada por las turbulencias intrínsecas de un origen problemático.
Todo empieza con su padre, Jango Fett, un hombre adoptado por los mandalorianos tras el asesinato de sus progenitores y entrenado en el arte del combate extremo, según la tradición de esta comunidad ancestral. Tras participar en la Guerra Civil de Mandalore, Jango empezó a ir por libre no sin antes ocuparse de la defenestración del grupo Death Watch. Este escuadrón mandaloriano había sido el responsable del asesinato de su mentor, Jaster Mereel.
Sus hazañas como cazarrecompensas pronto llegaron al oído del Conde Dooku que decidió contactar con él, bajo su identidad Sith, en Bogden. La propuesta para Jango era muy significativa. Su destreza en el combate y capacidad estratégica le convertían en el mejor modelo posible para generar un ejército de clones. La oferta económica rebasaba los mejores sueños de Jango y éste aceptó trasladarse al remoto planeta de Kamino donde sus evolucionados nativos darían inicio al proceso.
Jango sólo puso una condición. Pidió que se le concediera un clon a su medida. Demandó una creación inalterada. Pidió un niño sin el inhibidor de comportamiento que se incorporaba genéticamente a todos los soldados para facilitar su docilidad y obediencia. Y también sin la hormona del crecimiento acelerado. A todas luces, sería un niño normal al que consideraría su hijo. Su deseo le fue concedido por Dooku y, diez años después, el gigantesco ejército estaba listo para entrar en acción y Boba Fett se había convertido en un jovencito listo y audaz que apoyaba a su padre ante todas las situaciones que se presentaban.
Pero tras la debacle en Geonosis, Boba tuvo que seguir viviendo sin la presencia referencial de su progenitor. Sin embargo, su carácter intrépido y rebelde no pudo ser controlado y aun siendo un niño, en una galaxia repleta de peligros, se las apañó para sobrevivir. Tras escapar del orfanato, se alió con varios cazarrecompensas y aprendió lo que pudo. Pronto pasó de ser una mascota para algunos de ellos a un compañero de aventuras. Resulta curioso como su evolución le empareja con otro personaje de la gran pantalla. Se trata de Peter Quill, un chaval terráqueo, raptado por alienígenas, que acaba convirtiéndose en un bounty hunter mucho más burlón y sinvergüenza pero con talento suficiente para localizar una Gema del Infinito.
Con el tiempo, Boba Fett se independiza y empieza a trabajar a las órdenes de poderosos jefes de clan de varios sistemas. Sus éxitos llaman la atención del mismísimo Darth Vader quien le recluta, de vez en cuando, aunque manifiesten importantes disensiones en cuanto a la perspectiva de acción. También trabaja asiduamente con Jabba the Hutt y ya le vemos en el muelle 94 del puerto espacial de Mos Eisley cuando Jabba reclama a Han Solo la devolución de la deuda pendiente.
Tres años después, Darth Vader convoca a los mejores cazarrecompensas para que localizen el paradero del Halcón Milenario, donde viaja Luke Skywalker. De todos ellos, solo Boba consigue descubrir que Han Solo se ha dirigido a Bespin. En la colonia de gas tibanna, dirigida por Lando Calrissian, Boba completa una misión doble. Encuentra a Skywalker para Vader y éste le premia con la congelación del Capitán Solo para que sea conducido al palacio de Jabba como nuevo trofeo. El líder Hutt había puesto un alto precio por la captura del contrabandista después de hartarse por no recibir el pago de la deuda que Solo había prometido abonar.
Y será precisamente en los dominios de Jabba, en Tatooine, donde asistimos al presunto último acto de las andanzas de Boba Fett. Durante la fuga que Luke, Leia, Lando y Han Solo protagonizan en la barcaza flotante de Jabba, Boba Fett acaba siendo arrastrado al fondo del hoyo en el que se oculta el Sarlacc. Pero será mejor que no demos por sentadas las consecuencias porque algunas crónicas cuentan que el cazarrecompensas consiguió escapar de las garras del depredador y amenaza con volver a dejar su huella en la galaxia.
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