Cuando los directivos se empeñan en destrozar una saga, no hay quien los pare. Terminator sigue siendo una saga atractiva para el público a pesar de que hace mucho que no vemos buenas entregas, pero siempre creemos que la nueva secuela, reboot o lo que sea puede por fin estar a la altura de lo que se le espera. Con Terminator Destino oscuro a priori parecía que por fin las cosas iban a ir por el buen camino, James Cameron volvía a tener los derechos y estaba involucrado en la película, aunque no como director que quedaba en manos de Tim Miller, conocido por Deadpool. Además la historia era una secuela directa de Terminator 2: El juicio final, por lo que olvidamos a la bochornosa Terminator Génesis y contamos de nuevo con Linda Hamilton. Parece que esta vez hay algo bueno entre manos ¿no?. Pues no os hagáis ilusiones porque parece ser que lo único importante es jugar con los sentimientos de los fans.
La peli no tarda en destrozarnos la ilusión, Cameron nos prometió que volvía Edward Furlong y lo único que tenemos es a un John Connor jovencito digitalizado, no dura mucho porque aparece un T-800 y se lo carga, así sin más, sin dramatismo, sin emotividad, sin nada. Todo lo que hemos visto en la anterior no ha servido de nada. El caso es que aunque Skynet supuestamente había sido destruida, aparece un nuevo Terminator del futuro llamado REV-9 (Gabriel Luna), enviado de un supuesto Skynet del futuro que ahora se llama Legión. Así como aparece un malo también tenemos a un salvador, en este caso una salvadora, Grace (Mackenzie Davis) que es una soldado mejorada con implantes, la misión ahora es proteger a Dani Ramos (Natalia Reyes) una chica que se convertirá en la líder de la resistencia en la guerra contra las maquinas.
La historia como veis sigue lo de siempre, el malo es una especie de T-1000 pero con cero de personalidad, John Connor ahora es una chica, y la trama sigue la misma premisa de malo persiguiendo a los buenos y buenos escapando del malo hasta la batalla final, lo único que cambia es la estética. La gracia de ver a Linda Hamilton queda muy en segundo plano ya que a pesar de que el personaje sigue estando a la altura de lo que se espera de Sarah Connor, realmente su motivación no tiene sentido, ya no existe John Connor por lo que no tiene que protegerlo ni tiene que seguir luchando por nada, pero parece ser que han seguido apareciendo Terminators después del que mató a John Connor sin que la historia en ningún momento nos explique por qué. Pero lo peor de todo es que ella sabe donde van a aparecer porque recibe unas coordenadas de una persona misteriosa, que mas tarde nos enteramos que es ni más ni menos que el propio T-800 que mató a John ¿?. Por supuesto interpretado por Arnold Schwarzenegger en posiblemente el peor destrozo que se le podía hacer al personaje del mítico Terminator. Resulta que el chuache tras no tener órdenes de Skynet se convierte en un robot libre que por estupideces del guion acaba formando una familia y aprendiendo el valor de la vida humana, si hasta trabaja en una tienda de persianas ¡¡¡WTF!!!. En este momento la trama pierde el poco sentido que le queda a la película y lo único que quieres es que termine pronto.
En fin, Terminator Dark Fate es el enésimo destrozo de la saga, no aporta nada nuevo y lo que hace lo hace mal, posiblemente sea la peor de la saga por debajo de Génesis o Terminator 3: La rebelión de las máquinas. Por decir algo a su favor, las escenas de acción están bastante bien y la peli no es tan infantil como la anterior y creo que es lo único que puedo decir bueno.