Un asesino misterioso está acabando con las vidas de viejos amigos jedi del maestro Sol, y para evitar que prosiga y que él sea el siguiente, deberá pasar por encima de las directrices del consejo jedi y emprender una investigación para saber quién o qué hay detrás de todo el asunto. Pero no estará solo, a su lado tendrá a su antigua padawan, que dejó a los jedi, Osha, cuya implicación en el caso es algo personal, ya que parece que todo esté relacionado con el día en el que se unió a la orden y en el que perdió a su familia y a su hermana gemela Mae. Por si todo esto no fuese suficiente, Sol y los jedi deberán hacer frente a una amenaza mucho peor, una que reside en el lado oscuro de la fuerza y que parece dispuesta a arremeter contra la orden, con la clara intención de destruirla.
Desde que Star Wars pasará a ser propiedad de Disney, estaba claro que esta última se dedicaría a sacar el mayor provecho de la inversión… pero lo ha hecho con más pena que gloria. Salvo pelotazo inicial de las nuevas pelis estrenadas en la gran pantalla, el tema televisivo y la necesidad de empuje de la plataforma de streaming, salvo el hito que fue El mandaloriano, lo cierto es que no ha conseguido despegar en ningún momento, y, desafortunadamente, The Acolyte no será la destinada a ser el buque insignia del nuevo Star Wars ajeno a los Skywalker.
Sin embargo, algo que se tiene que tener en consideración desde un punto de vista positivo, es que salvo un par de guiños al público más warie, lo cierto es que toda la historia gira alrededor de unos personajes que nada tienen que ver con los últimos días de la República y el Imperio, siendo los jedis el único elemento de conexión con lo que ya conocíamos. Es decir, esto nos permite sentir que estamos en el mismo universo pero en el mismo momento de siempre.
A la vez que descubrimos este nuevo horizonte, situado, al menos, cien años antes de los sucesos de la saga Skywalker, se nos entrega una gran dosis de acción con un protagonismo de los sables y de la lucha cuerpo a cuerpo. Para sorpresa de nadie, resulta que los jedis también son buenos en las artes marciales y no les hace falta el sable de luz para defenderse… pero qué maravillas nos regalan cuando lo hacen. Sin llegar al extremo acrobático de las precuelas, aquí se recupera la lucha ágil y no tan pesada de las secuelas, en unos combates bien coreografiados que harán las delicias del público.
En la frontera entre lo bueno y lo malo se encuentra el leitmotiv de toda la trama, la eterna lucha entre el bien y el mal, o lo que es lo mismo, los jedis y los sith. Lo bueno pasa porque parece que detrás de todo no está Palpatine y que los sith tienen una forma más primaria, más enfocada al presente y no a grandes planes de futuro, dando lugar a un villano interesante y enigmático. Pero lo malo pasa porque parece que en esta galaxia muy, muy lejana todas la tramas relacionadas con los jedis tiene que girar alrededor de su enfrentamiento con los sith; en este caso en particular, recuerda mucho a la incógnita de Darth Maul en La amenaza fantasma, que los jedis no tienen muy claro de dónde viene. Como si no pudiera haber más enemigos a los que hacer frente en el imaginario de Star Wars para siempre redundar en lo mismo. ¿Dónde están los yuuzhan vong y las otras especias no sensibles a la fuerza que podrían poner en jaque a la orden jedi? Mira que hay recursos en historias ya existentes, a parte de los de nueva creación, de los que se puede sacar provecho para el futuro de la franquicia… pues no, jedis y sith, siempre.
A pesar de todo esto, que, en su mayoría, puede ser considerado como elementos positivos para la serie, lo cierto es que, a la hora de la verdad, la serie es sosa, cuesta conectar con ella y con sus personajes. Vamos que se deja ver y se disfruta, pero siempre de manera intrascendente, ya que una vez ha terminado, apenas nos acordamos, por ejemplo, del nombre de los protagonistas. Sucede de igual modo que ocurría con las series anteriores con un Andor desubicado, un Boba Fett descafeinado o un Obi Wan absolutamente desaprovechado, un quiero y no puedo que, como viene siendo costumbre, nos deja con la miel en los labios.
Y hablando de dejarnos a medias, después de un final bastante rompedor y adulto, lo cierto es que, a pesar de todo, se nos deja con ganas de más, para descubrir qué sucede con estos nuevos sith, quién es el ser que se esconde en las sombras, al que muchos ya han puesto nombre, y qué papel jugará el único cameo de “pequeña” envergadura que hay en la serie. Todo está por ver, pero tendrá que mejorar mucho para conseguir, al menos, acercarse el nivel del mandaloriano.