The Captains es el título del excelente documental dirigido y conducido por William Shatner. El legendario capitán James T. Kirk viaja por dos continentes tras las huellas de todos los actores que han dado vida a los capitanes en las diversas sagas de Star Trek.
De este modo, el documental nos muestra las entrevistas que Shatner mantiene con Sir Patrick Stewart (Jean-Luc Picard en Star Trek The Next Generation), Avery Brooks (Benjamin Sisko en Deep Space Nine), Kate Mulgrew (Kathryn Janeway en Voyager), Scott Bakula (Jonathan Archer en Enterprise), y Chris Pine (quien da vida a un joven Jim Kirk en la última entrega fílmica dirigida por J. J. Abrams).
Pero la propuesta no se reduce a una sucesión de entrevistas. El viaje de Shatner supone también una inmersión en la saga desde varios puntos de vista e incluye la visita a una de las grandes convenciones que anualmente se celebran en Las Vegas. El carisma arrollador que sigue manteniendo el actor canadiense es el hilo conductor de empatía que permite al espectador sumergirse de lleno en un profundo análisis sobre lo que representa la profesión de actor, con todas sus luces y sombras. De ahí la enorme trascendencia que cobra el documental a lo largo de su metraje.
Es digna de destacar la extraordinaria habilidad que demuestra Shatner para obtener grandes confesiones en cada uno de los entrevistados. Y eso lo consigue por el enorme clima de confianza que es capaz de crear. Se trata de intérpretes muy distintos, con trayectorias diferenciadas y muy contrastadas pero todos coinciden en un principio fundamental: hay algo en su talento interpretativo, en su presencia, e incluso en su mirada que les predispone a asumir un liderazgo carismático ante la cámara. Dos de ellos, Shatner y Stewart, fueron elegidos directamente por Gene Roddenberry atendiendo a lo que él creía que debía ser un líder. Los demás entraron en la saga tras su muerte pero los criterios del fundador sobre la filosofía de Star Trek estaban muy presentes en el heredero de la franquicia, Rick Berman, y éste se aseguró de incorporar la idea de que un hombre de color estuviera al frente de la estación espacial más avanzada de la Federación y de que una mujer pudiera dirigir la nave más moderna de la flota. Criterios de apertura que siempre habían estado muy presentes en la configuración de las tripulaciones y que ahora también se manifestaban en el liderazgo de los proyectos televisivos.
William Shatner visita a los intérpretes en su entorno y analiza, junto a ellos, la trayectoria artística antes, durante, y después de su paso por Star Trek. Con Patrick Stewart, su más directo sucesor, le une una relación de amistad personal y eso se nota en la confianza que existe entre ambos a lo largo de su charla. En su residencia de la región de Oxfordshire (Inglaterra), el gran intérprete británico recuerda sus inicios en el mundo de la interpretación y la auténtica pasión que siente por su profesión. De la confianza y la calidez en la conversación brota también la más absoluta sinceridad en momentos como el que sigue: «El fracaso de mis dos matrimonios se debe a mi entrega absoluta a la profesión. Lo lamento pero no me lo reprocho porque mi trabajo ha sido siempre la gran pasión de mi vida».
Y hay otro momento que a mi, particularmente, me resultó tremendamente emotivo: «Estoy seguro que cuando la gente lea mi nombre en el futuro, no les vendrá a la mente mi trabajo en la Royal Shakespeare Company interpretando a Macbeth, Hamlet, Shylock… sino que pensarán en Jean-Luc Picard. Y a mi me parece extraordinario que así sea porque me siento orgulloso de ese papel».
La profundidad de los guiones de Star Trek y, en especial, de Next Generation convierten en memorables las palabras de Stewart porque en ellas se reconoce el brillante trabajo de los guionistas a la hora de construir personajes complejos y profundos en el marco de una proyecto de ciencia ficción para el gran público. Y es por eso que los capítulos de TNG mantienen su condición de visionado obligatorio para todos aquellos que sean amantes del género. Porque en ellos encontramos grandes reflexiones sobre la condición humana y eso convierte a los personajes en objeto de deseo para cualquier intérprete.
Avery Brooks es un personaje peculiar. Graduado con honores en la Universidad Rutgers, ha vuelto recientemente a su alma mater para impartir clases de interpretación mientras prosigue con su prestigiosa carrera en los escenarios. El componente bohemio y anárquico que le distinguió en sus inicios se ha exacerbado en su madurez y ahora se nos presenta como una especie de maestro zen de la trascendencia artística. Suyos son algunos de los momentos más divertidos del documental, mientras toca el piano y canturrea ante la complicidad de William Shatner.
El sacrificio que deben afrontar unos intérpretes que, en cada una de sus series, han tenido que afrontar maratonianas sesiones de rodaje, se traduce en el sufrimiento de sus familias. Todos tienen su experiencia personal acerca de eso manifestándose en separaciones y divorcios. Pero el sufrimiento familiar quizá se hace más patente en la vida de una mujer. Y es por ello que quiero destacar especialmente ese aspecto de la entrevista a Kate Mulgrew. Dedicada plenamente a su tarea de actriz sobre los escenarios de Broadway, admite que sus años como Capitana Janeway pusieron a prueba su condición de madre. Ante un plan de rodaje extenuante, Mulgrew tuvo que sacrificar mucho a nivel familiar, perdiéndose los años de infancia de sus hijos en una encrucijada constante entre lo que representan los límites del trabajo y la vida personal. Quizá lo más importante de ello es haberlo superado, con lógicas secuelas, y pensar que el tiempo siempre te permitirá reconducir situaciones, aunque exigirá un mayor esfuerzo.
Scott Bakula también se hace eco del agotamiento que supone ser intérprete de series de televisión. Y afirma que cuando rodaba Quantum Leap (1989-1993), llegó a tener sólo cinco días libres en dos años. Por todo ello, rechazó la primera oferta que le llegó para encabezar el reparto de Star Trek Enterprise en 2001. Le parecía, además, que no era demasiado interesante interpretar a un nuevo capitán cuando habían habido otros cuatro previamente. Sin embargo, consiguieron convencerle cuando le dijeron: «no vas a ser un capitán más, vas a ser el primer capitán». El concepto precuela de la serie acabó conquistando a Bakula puesto que le interesó dar vida al capitán de una nave que viaja por el espacio previamente a la fundación de la Federación y muchas décadas antes de los primeros viajes de James T. Kirk y su tripulación. La cancelación de Enterprise, en 2005, puso fin a la trayectoria televisiva de la saga y ni una masiva campaña de protesta, por parte de los fans, impidió que Paramount cambiara sus planes, atendiendo a las bajas cifras de audiencia.
Pero, tal como el mismo Bakula reconocía en el documental Trek Nation, la saga regresaría de nuevo y así fue cuando, en 2009, J. J. Abrams y los guionistas Alex Kurtzman y Roberto Orci reinventaron la franquicia con grandes resultados de aceptación en una arriesgada vuelta a la gran pantalla. Y en un proyecto que significaba el regreso de la tripulación original del Enterprise, hacía falta un nuevo Kirk en el puente de mando. El joven Chris Pine, hijo de una familia de artistas, fue el elegido para convertirse en el heredero de William Shatner.
Siendo, obviamente, el más joven e inexperto de todos, William Shatner sabe orientar la entrevista partiendo de la ironía inicial (expresada en un pulso entre los dos Kirk) para acabar trazando un puente que une a dos actores que debieron asumir un gran reto en un lapso de 45 años. En los estudios de la Paramount, escenario de los rodajes de toda la saga, Pine representa la llegada del nuevo Hollywood a la franquicia y confiesa que Abrams nunca le pidió una imitación sino unos rasgos distintivos del personaje que hicieran recordar al espectador las principales características del Capitán Kirk en sus inicios al frente de la Enterprise.
Combinando constantemente la narración con breves entrevistas paralelas a otros actores importantes de las diferentes tripulaciones, The Captains incluye también un viaje personal a la propia trayectoria de William Shatner como actor. Un viaje interior que va fluyendo, de forma intercalada, nutrido por numerosas anécdotas que cobran relevancia en la entrevista con el mítico Christopher Plummer. Ambos fueron compañeros en varias compañías de teatro canadienses al inicio de sus carreras. Por consiguiente, no fue casualidad que Plummer interpretara al General Chang en Star Trek VI: Aquel País Desconocido (1991).
En definitiva, este brillante documental triunfa gracias al enorme carisma del viejo Kirk como conductor y a su habilidad para introducir múltiples elementos en el proyecto, ofreciéndonos una visión muy completa y entretenida sobre lo que supone el fenómeno Star Trek para aquellos que han sido sus abanderados.
Quiero introducir una última reflexión. Me parece que alguien como William Shatner consigue algo en sus entrevistas que no solemos ver por parte de los profesionales del sector. Deberíamos pensar sobre el hecho de que el carisma, el saber hacer, y la calidez consiguen bastante más que el puro seguimiento de un guión periodístico, perfecto en la forma, pero que, en ocasiones, no consigue transmitirnos cual es la verdadera personalidad e intenciones del entrevistado.