Nos situamos en el Londres victoriano de finales del siglo XIX, pero no es el que todos conocemos de las clases de historia o los relatos de Sherlock Holmes. En este Londres victoriano la electricidad es algo habitual, grandes dirigibles surcan los aires, y la tecnología está mucho más avanzada y aplicada a muchos ámbitos de la vida, como las comunicaciones o las armas. Pero, lo más importante, es que no solo lo habitan los humanos, sino también los licanos o híbridos, unos hombres lobo que aterrorizan la ciudad. Además de esta amenaza, la ciudad va llena de sentimientos de rebelión contra el sistema impuesto.
En este contexto, descubrimos que los hombres que luchan contra estas criaturas son la Orden de los Caballeros de su Majestad —para más señas, los Caballeros de la Mesa Redonda— que, desde tiempos del Rey Arturo, luchan contra esta amenaza valiéndose, entre otras cosas, del «agua negra», un líquido que extiende sus vidas y tiene cualidades curativas. De entre todos sus miembros, la historia girará en torno a Sir Galahad, uno de los caballeros más preparados, que, sin embargo, duda de la posición de la Orden en una lucha en la que los bandos se confunden unos con otros, sin saber exactamente quién es amigo o quién enemigo, de entre caballeros, licanos y rebeldes. Pero Sir Galahad no está solo en esta lucha, otro de los que pondrán en duda el papel de la Orden será su mentor, Sir Perceval, uno de los caballeros más veteranos, que incluso llegará a enfrentarse con el líder de los caballeros, el Lord Canciller.
Ayudados por Lady Igraine, hija adoptiva del Lord Canciller, y el Marqués de Lafayette, que es un aprendiz de la Orden, Galahad y Perceval iniciarán una investigación en los bajos fondos de este enigmático Londres victoriano, a la vez que hacen frente a la amenaza de los híbridos contra la que su Orden lleva siglos luchando.
The Order: 1886 parte de una premisa derivada del estilo steampunk, en el que la historia de finales del siglo XIX se entremezcla con ciertos elementos de tecnología retro-futurista y de partes fantásticas, como son los hombres lobos o los vampiros; todo ello dedicado, por completo, a sumergir al jugador en un ambiente excelentemente perfilado, en el que, si no lo supiéramos, dudaríamos de que es real y que no lo es. Además de los elementos propios del género, en la trama se suman otros conceptos más originales como la inclusión de los Caballeros de la Mesa Redonda —en una versión revisada del mito, en la que sus hombres pueden servir a la Orden durante siglos, como los casos de Perceval y Galahad—, dándole ese signo de distinción por encima de otras historias de este estilo.
Como os podéis suponer, el punto fuerte de este videojuego, teniendo en cuenta la historia que quiere narrar, es la ambientación. En este apartado, The Order: 1886 es un ejemplo perfecto de lo que PlayStation 4 puede ofrecer al público en cuanto a calidad técnica. Los escenarios han sido recreados al milímetro —desde las motas de polvo que flotan en el aire, al estampado de una alfombra, pasando por los diversos colores de la madera—, del mismo modo el tono y los filtros aplicados aun nos sumergen más en la época en que transcurre la historia, sin olvidarnos de una excelente iluminación que juega en favor de los diversos momentos del juego, tanto diurnos como nocturnos. En esta misma dirección corren los personajes, cuyos modelados son absolutamente perfectos, con unos movimientos tan reales y un comportamiento de telas y texturas tan conseguidas que muchas veces nos hará dudar de si no estamos viendo actores reales. En este sentido, el juego está tan cuidado que incluso los menús o los indicadores en pantalla durante la partida mantienen el estilo de la época y la historia que los realizadores nos quieren hacer vivir.
Pero no solo es calidad técnica lo que nos ofrece este juego, sino también argumental. Como ya habéis visto, la premisa de partida es más que llamativa, pero a medida que nos adentramos en los episodios y descubrimos a todos los personajes y sub-tramas que hay en la historia de The Order: 1886, descubrimos todo un mundo y una realidad perfectamente hilada y encajada, sin dudas ni titubeos. Por decirlo claramente, no es la típica historia de los juegos de acción y disparos, sino que nos aporta algo más, obligándonos a quedarnos anclados al asiento con las magníficas cinemáticas en las que se desarrolla la historia, siendo tan impresionantes que casi podríamos decir que se trata de una película de acción interactiva.
Son estas cinemáticas las que más nos permitirán ver cuán perfecto es el juego, ya que, entre otros motivos, estas están perfectamente integradas en la partida, que pasaremos, sin darnos cuenta, de uno a otro sin ningún tiempo de carga o pantallazo con un consejo o un icono dando vueltas.
Llegados a este punto, muchos os estaréis preguntando por qué aún no me he referido a lo que todo el mundo habla de este juego: ¿si es tan bueno, por qué ha recibido las horribles críticas que ha recibido? Como respuesta a esto, simplemente diré que la gente está cargada de puñetas, así de simple.
Cuando empiezas a jugar en The Order: 1886, te sumerges en un mundo tan excelentemente construido, que lo demás nos debería ser igual. La mayoría de las críticas de este juego han ido dirigidas a la jugabilidad, la falta de multijugador y la duración del juego. Hasta cierto punto se puede aceptar que la jugabilidad no es tan dinámica como muchos desearían, en algunos momentos parece algo incómoda, pero ¿qué queréis? Durante todo el juego se nos quiere que vivamos una historia, no que nos pongamos a valorar cada una de las diferentes armas. The Order: 1886 consiste en avanzar en la historia y descubrirla. En cuanto la falta de multijugador, si alguien critica este aspecto, es que no sabe de qué está hablando. La primera entrega de Uncharted no tenía multijugador, y nadie lo criticó, ¿por qué? Por qué ahora, no sé exactamente el motivo —seguramente algo relacionado con las grandes productoras, los DLC y las micro-transacciones—, todo y todos parecen enfocados a la faceta de multijugador online, ¡incluso hay juegos que solo tienen eso!
Dejando de lado este debate sobre el multijugador —que daría para otro artículo—, uno de los puntos más criticados es el de la duración del juego. Al principio se le criticó porque, unos días antes del lanzamiento, se filtró un playthrough completo del juego que duraba unas escasas cinco horas, por lo que, llegados a la fecha de estreno, la mayoría que no lo jugaron se cebaron basados en este elemento. En este sentido, los responsables, se hartaron de decir que se trataba de un ocho horas, incluso diez, algo que un servido suscribe, al haberlo jugado ya varias veces de cabo a rabo. Y es que la gracia de este juego es esa, poder disfrutar su historia una vez tras otra sin cansarte de él. Sí es corto, pero por el tipo de juego que es, debe ser así. Es como si alguien criticara la extensión de la campaña de los Call of Duty por ser demasiada corta.
En este sentido, Ru Weerasuriya, fundador de Ready at Dawn y uno de los responsables de The Order: 1886, dijo esto:
«Espero que la gente que le gusten este tipo de juegos [de corta duración], lo juegue. Pero también quiero que, como jugador, la industria me ofrezca esta posibilidad. He jugado a juegos de no más dos horas que eran mejores que los juegos de dieciséis horas. Esta es la realidad de ello. La duración del juego para es relativa a la calidad. Es como una película. Solo porque dure tres horas, no la hace mejor».
Y es que la clave de The Order: 1886 está en estas palabras. Cuando se valora un juego, una película o, incluso, un libro, no debemos basarlo solo en el tiempo del que hemos disfrutado de él. Si una peli es buena, lo es, y punto, pues lo mismo pasa con los videojuegos, aunque muchos lo olviden. La duración no es un factor a tener en cuenta respecto a su calidad. Por este motivo, me gustaría recomendar que le dierais una posibilidad a este juego, pero siendo conscientes de dónde os metéis. Luego no digáis que esperabais un Assassin’s Creed, y os habéis encontrado un Uncharted. Sería como poner un FIFA y esperar que fuera un Need for Speed.
En definitiva, The Order: 1886, a pesar de las críticas recibidas por parte de gran parte de los medios, es uno de los juegos más brillantes y perfectos que PS4 ha ofrecido en 2015 y ofrecerá en mucho tiempo, y aunque hasta ahora no se le haya valorado como merece, en un futuro, será uno de los clásicos de esta plataforma.