Después dos películas exitosas y El increíble Hulk —de la que no añadiremos nada más—, Marvel empezaba a moverse en terreno pantanoso, no tanto porque no tuviera el material necesario, sino porque el contenido de la siguiente historia que se presentaría no era tan próximo, y se alejaba de la historia humana que era Iron Man. Para demostrarnos que había algo más allá del horizonte de la Tierra, el señor Kevin Feige y su equipo se lanzaron a por todas para llevar al cine a Thor, una de las adaptaciones más complicadas del universo de los cómics. Hasta ahora, siempre se habían movido con Spider-Man, X-Men, Iron Man, etcétera, todos ellos humanos y con unos poderes que el público podía comprender, sin embargo, con Thor, se adentraban en el mundo de los dioses, en el que no todo tiene que tener una explicación lógica. Además, por si fuera poco, la acción no transcurría en una gran ciudad, sino que tendría lugar entre el reino de Asgard y el desierto de Nuevo México; y aunque en el segundo las cosas se pueden considerar normales, en Asgard no se comportan como en la Nueva York o el Londres, sino que lo hacen de una forma más… épica.
La responsabilidad de presentarnos al dios del trueno, después de una larga lista de candidatos, recayó en las manos de un hombre con renombre, Kenneth Branagh, uno de los grandes directores y actores de nuestra época. Este no tuvo miedo en aportar ese toque tan shakespeariano suyo al Universo Marvel, a la vez que lo enfrentaba a la realidad americana, dando lugar una a situación en la que no hacían falta los chascarrillos, ya que por si sola funcionaba para dar ese toque cómico tan característico de Marvel. A pesar de que todo pudiera ser una parodia de uno de los textos épicos del bardo inmortal, el director y su equipo lograron traernos unos personajes muy bien estructurados y una historia de orígenes un poco más diferente de lo habitual. A pesar de contener el esqueleto básico de Marvel, en realidad descubrimos a un héroe cuyos poderes le son naturales, por lo que no tiene problemas para lidiar con ellos, sino que el conflicto surge cuando es el único que puede salvar al universo y nadie lo considera digno de hacerlo.
Thor, hijo de Odín, es un guerrero honrado en Asgard, sin embargo, a pesar de tener control sobre el Mjolnir, es orgulloso y se cree el mejor del mundo, y lo último que quiere es sentarse en el trono como sucesor de Odín, ya que su pasión es seguir viviendo aventuras junto a sus mejores amigos. Pero todo se tuerce cuando provoca a los gigantes de hielo, a los que Odín había vencido, y es repudiado y mandando lejos de Asgard, a un lugar en el que debe mostrar que es digno de empuñar su arma y ser hijo de quién es, o perecer como un mortal cualquiera… Midgard, para nosotros, la Tierra. Aterrizará en mitad del desierto de Nuevo México, y literalmente chocará con el equipo de investigación de Erik Selvig y Jane Foster. No muy lejos de él, el martillo también se ha estrellado en el mismo planeta, captando la atención de los civiles, por lo que no será ninguna sorpresa que SHIELD llegue al lugar para descubrir que está sucediendo en la Tierra… o más allá.
A parte de Clark Gregg que interpretaba por tercera vez al agente Coulson —uno de los pocos personajes creados por el UCM que ha pasado a las viñetas de los cómics—, todo el reparto fue nuevo y llenó de caras conocidas, como Natalie Portman, Anthony Hopkins, Stellan Skarsgård, Colm Feore, Idris Elba, Ray Stevenson, Tadanobu Asano y Rene Russo. Sin embargo, los que se llevan la palma son Chris Hemsworth y Tom Hiddleston. El primero, después de ser rechazado para el papel, consiguió ser Thor tras una breve carrera con papeles secundarios en alguna película y en alguna serie —como el padre del capitán Kirk en la peli de 2009—, pero su físico le permitió meterse en la piel del dios del trueno al que ha ido moldeando a su gusto a medida que lo ha ido interpretando —sin ir más lejos, decidió seguir vinculado al UCM después de pasarlo en grande en Ragnarok—, y sin lugar a duda, ahora, nadie puede pensar en ningún otro actor que pueda cumplir con el papel. Por el otro lado, Hiddleston entró en la producción de la mano del director, con el que coincidió en la serie Wallander, y aunque también audicionó para ser Thor, finalmente se quedó con el papel de Loki, cuya interpretación lo convirtió en uno de los mejores villanos del UCM —ahora solo superado por Thanos—, y uno de los personajes más queridos del fandom… y con razón, que le ha valido para tener una serie propia.
Vista con frialdad, Thor es una peli justa, un tanto forzada por la necesidad de presentar al personaje para Los Vengadores, sin embargo, a pesar de todo ello, el resultado es más que aceptable; pero lo importante de esta cinta es que cumple con su función, presentando a Thor y los suyos, así como su universo, de forma firme y sin titubeos, y aunque después la saga del dios haya dado algún que otro paso en falso, todo lo demás ha sido lo suficientemente sólido para que no fuera el agujero negro que se tragara el UCM.